El objetivo del régimen penitenciario es lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, sin embargo, en términos prácticos eso no se logra.
La reinserción social para las personas que cometieron un delito o que injustamente entraron a prisión, parece ser utópica. Factores ajenos a las personas que fueron privadas de la libertad impiden que se logre el objetivo del régimen penitenciario establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Para la especialista en Derecho, Ana Cristina Rodríguez Camacho, la sobrepoblación en los centros penitenciarios no ayuda a la rehabilitación del preso, sino que genera cierta hostilidad y aumenta la violencia entre ellos, situación que se da en centros penitenciarios estatales de México, Nayarit y Durango, que se ven superados en el número de los presos, que es el doble de los que pueden atender.
En la mayoría de las instalaciones no existen los suficientes espacios para el descanso o el mínimo de privacidad lo que genera actos de rapiña, lo cual los somete a condiciones extremas pues su vida está en riesgo.
El hecho de que se les prive a los prisioneros de garantías básicas “genera que el instinto animal de cada ser humano brote más, y en vez de lograr una rehabilitación, aumenta el tipo de violencia para sobrevivir a como dé lugar”, indica Rodríguez Camacho.
Asimismo, explica que, en ocasiones el recluso tiene antecedentes de violencia y el exponerlo en un ambiente en el que se tiene que defender, activa el instinto de supervivencia y aumenta la violencia, lo que se ve reflejado en las riñas dentro de los penales, inclusive por situaciones insignificantes.
Soluciones fallidas
El nuevo Sistema de Justicia Penal que entró en funciones en 2016, considera otras medidas de solución de conflictos, como la justicia alternativa o los procesos abreviados. En la nueva justicia penal no todo es cárcel.
De acuerdo con una solicitud de información del portal de noticias Animal Político la población en las cárceles disminuyó casi 25% de 2014 a 2019.
En el sentido de la sobrepoblación en las cárceles, la licenciada Rodríguez Camacho encuentra una falla en cómo se lleva a cabo el nuevo sistema justicia penal acusatorio, pues si bien se evita que los presos superen la capacidad de los centros penitenciarios o se dé aceleración en los procesos, cuando los imputados quedan libres en la mayoría de los casos siguen delinquiendo y se genera un repunte en el número de delitos en las comunidades.
Además, reconoció que se cometen omisiones en las que los procesos no se concluyen o no se aplica la investigación.
Otra opción que pudiese considerarse pero no se supone viable, es la creación de nuevas cárceles, que podría ayudar a la población actual, pero ello significaría un doble gasto que, a consideración de Rodríguez Camacho, ningún estado puede sostener.
Asimismo, indicó que si bien los presos necesitan ayuda dentro del reclusorio, es más necesario fuera del centro de reclusión pues es donde enfrentarán las dificultades de su situación como exprisioneros.
Necesitan una oportunidad
La licenciada Ana Cristina considera que los programas que se implementan dentro de los centros penitenciarios sí ayudan a los presos. En el interior de las cárceles los reos pueden optar por iniciar o concluir sus estudios, además se dan talleres de oficios y hay instalaciones deportivas. Dichas actividades sirven para revalorizar a la persona y se dé cuenta que son capaces de ser productivos.
Sin embargo, el panorama cambia cuando salen ya que al momento de buscar un empleo pesa mucho el hecho de que hayan pisado prisión, independientemente si fueron o no culpables.
En ese sentido, la especialista en Derecho apunta que es la sociedad la que bloquea e impide que se dé una verdadera reinserción social. Cuando no se les da la oportunidad y ellos ya no tiene la posibilidad de generar recursos, no encuentran otra solución que volver a delinquir.
Rodríguez Camacho explica que en ocasiones las personas salen de los reclusorios con la mejor disposición de continuar su vida, pero al ver que no se dan las oportunidades optan por volver a delinquir, lo que ocasiona un círculo vicioso ya que regresan a la cárcel y en poco tiempo vuelven a salir, y así sucesivamente.
Se vuelve una rutina. “Se genera como una conformidad dentro de la personas, ya no existe el anhelo de querer ser diferente”, concluye.
Ante la oscuridad, hay una esperanza
A pesar de que el panorama se muestra oscuro para las personas que salen de la cárcel y pueda parecer que no hay alternativas, existen programas que ayudan a la población recién egresada de los centros penitenciarios para que inicien su proceso se reinserción a la sociedad, por medio de apoyos sociales, médicos y jurídicos.
Según la página de la Secretaría de Gobierno de la ciudad de México, brinda áreas de atención en lo laboral, educativo, médico-psicológico, así como apoyos sociales y gestión y asesoría jurídica.
En la atención laboral, las personas que salen del reclusorio pueden recibir un seguro de desempleo en el que podrán obtener apoyo económico con el objetivo de mantenerse mientras se emplean y así iniciar un verdadero proceso de reinserción social.
Además, también hay capacitación para el autoempleo, para que puedan crear un proyecto de micro o pequeña empresa familiar; canalización para obtener un microcrédito; vinculación laboral; así como capacitaciones para fomentar la cultura del ahorro.
En los servicios educativos, se les asesora para que puedan concluir su educación básica, por medio del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos; y media superior para realizar sus estudios en línea y presentar los exámenes correspondientes. También pueden optar por talleres educativos para desarrollar habilidades intelectuales o artísticas.
En los servicios médicos-psicológicos, el egresado de la prisión puede recibir atención médica y asesoría para que obtenga su Seguro Social; asimismo se les ofrece atención psicológica de manera individual y grupal; además se ofrece taller para controlar emociones.
Con respecto a los apoyos sociales, se brinda garantía de servicios básicos para apoyar a las personas liberadas ya sus familias, con la canalización a albergues o comedores, donación de ropa y despensas básicos; así como con apoyo para transporte público.
En la gestión y asesoría jurídica, las personas liberadas pueden realizar los trámites necesarios para poner en orden sus documentos.
Numeralia
México cuenta con 255 centros penitenciarios. Al concluir el año pasado, había 176 895 personas que se encontraban privadas de la libertad, la mayoría se concentró en el Estado de México, 27 837 presos, lo que representa 15.7% de la población total, distribuida en 22 centros penitenciarios.
En el país hay 11 estados con sobrepoblación en las cárceles estatales, entre las que destacan México con 113.4%; Nayarit con 84.8%, y Durango 78.8%.
Asimismo, la relación entre la población adulta privada de la libertad y la capacidad instalada en los centros penitenciarios estatales también ha superado su capacidad en Puebla con 31.9%; Guerrero con 17.7%; Morelos con 15.8%; Chihuahua con 12.7%; Hidalgo con 9.9%; Jalisco con 4.3%; Tabasco con 4.0%, y Quintana Roo con 1.8%
Recientemente, el gobierno del Estado de México en coordinación con la administración federal, acordaron la construcción de dos cárceles en la entidad mexiquense con el objetivo de desahogar la sobrepoblación que alcanza los 28 mil presos.
En la conferencia en la que dieron a conocer este anuncio, señalaron que el Estado de México tiene 22 penales con capacidad de 13 mil reos, pero alberga a casi 28 mil internos. Las dos cárceles se ubicaran en los municipios de Ixtlahuaca y Otumba.
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