A pesar de que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador los asesinatos de sacerdotes disminuyeron con relación a la de sus antecesores, en los últimos seis años se registraron inéditos casos de asalto, violencia y detenciones arbitrarias contra obispos, además se ha disparado el ataque a lugares sagrados y “cada semana 26 templos son atacados profanados o asaltados“, indicó Sergio Omar Sotelo Aguilar, director del Centro Católico Multimedial (CCM).
“Presidentes van y presidentes vienen y México se sigue sangrando, en México se sigue gritando justicia y no puede haber justicia si sigue habiendo impunidad, el gobierno debe asumir su responsabilidad”, resaltó.
Asimismo, consideró que no es malo decir que se equivocaron pues reconocerlo permite mejorar lo que se está haciendo.
Al presentar el Reporte Anual 2024: Violencia contra sacerdotes, religiosos e instituciones de la Iglesia Católica en México, Sotelo Aguilar detalló que de 2018 a 2024 se contabilizaron 10 sacerdotes asesinados; 10 sacerdotes y religiosos violentados; 26 templos a la semana atacados, profanados o asaltados; dos sacerdotes desaparecidos por más de 10 años, y cerca de 900 extorsiones y amenazas de muerte contra miembros de la Iglesia Católica en México.
Destacó que como nunca en otro tiempo de la historia del país, la violencia ha alcanzado niveles preocupantes que azotan a todos los sectores sociales, sin embargo, el hecho de que los sacerdotes sean violentados o asesinados es un ataque dirigido para desestabilizar a la sociedad.
“El sacerdote es un estabilizador social, por eso cuando se asesina a un sacerdote no se asesina sólo a una persona, se asesina a todo un organismo que da estabilización a la comunidad, y cuando se elimina este estabilizador se instala en esa comunidad la cultura del temor y del silencio. Nos quieren tener callados, nos quieren callar a como dé lugar y no lo van a lograr“, sostuvo Omar Sotelo.
Con respecto al crimen del padre Marcelo Pérez Pérez, de la diócesis de san Cristóbal de Las Casas, afirmó que su asesinato no fue circunstancial, ni ‘daño colateral’, de manera artera, reflejó que su acción pastoral y actividad en pro de los derechos humanos fue incomoda a quienes le segaron la existencia.
“Este asesinato, como el de una larga y triste lista de sacerdotes asesinados en este país, ponen el dedo en la llaga sobre un doloroso tema. En México, agentes de pastoral, laicos, sacerdotes y ministros de otras iglesias, han asumido el papel que las autoridades han declinado. El vacío de poder y el desmantelamiento del estado de derecho provocan una necesidad: Alguien debe asumir lo que el Estado ha dejado de hacer, por incapacidad o, peor aún, por vivir en colusión con los hacedores del mal y del crimen en un binomio destructivo: corrupción e impunidad“.
Profanan lugares sagrados
Por otra parte, el director del CCM, reveló que los ataques a sitios religiosos en 21 por ciento han sido agresiones efectuados por delincuentes dedicados al robo exprés de objetos religiosos a menor escala y de escaso valor, en tanto 42 por ciento concierne a profesionales del crimen organizado especializados en el robo de arte sacro, y el 37 por ciento es de grupos que atacan por diversos motivos de intolerancia y discriminación religiosa.
Consideró que llama la atención que se dé “una escalada” de agresiones que demuestran la progresiva desacralización y ausencia de cualquier respeto hacia lo santo y sagrado.
En otro aspecto, lamentó que existe sin contabilizar una nueva “cifra negra”, la de las agresiones físicas sin consecuencias fatales o verbales, escritas o en medios y redes sociales, que vituperan, difaman, denigran, descalifican o discriminan a sacerdotes, religiosas, religiosos y otros ministros de culto.
En este sentido, dijo que al Centro Católico Multimedial han llegado noticias preocupantes de agresiones contra sacerdotes, como fue el caso del arzobispo de Durango quien pudo haber sido lastimado con arma blanca; sin embargo, ese caso se repite ya de manera alarmante a través de agresiones que deben ser un foco rojo encendido.
Apuntó que los sacerdotes católicos en México siguen siendo tratados como ciudadanos de segunda categoría, mientras que otros ministros de culto, sean de grupos religiosos o movimientos ideológicos, gozan de libertad, sin sanción alguna, por manifestar opiniones ciudadanas. Esto es un agravio a la libertad de conciencia y de derechos de participación democrática que son permitidos por nuestra Constitución.
Enfatizó que una situación que no ha sido debidamente explorada es el caso de las religiosas, las consagradas que también tienen un activismo social y trabajo pastoral en zonas difíciles del país. No constan registros de agresiones o de ataques; sin embargo, no se duda que los hayan sufrido.
¿Crees que las autoridades han sido omisas con la violencia en contra de los sacerdotes?
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