El Capítulo 3000, relativo a la contratación de empleados eventuales, es el más común para la mayoría de las personas contratadas en el INAH. El Instituto cuenta con uno o dos trabajadores de base, especialistas en diversas áreas, pero la mayoría son asistentes de investigación sin ningún tipo de seguridad laboral.
Los recortes a trabajadores y personal eventual y de honorarios en diversas áreas del gobierno continúan. Ahora tocó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes fruto de la política de recorte presupuestal y de personal, atraviesa por un proceso que de acuerdo con la información de los propios trabajadores del instituto podría afectar a empleados con alto nivel de preparación y especialización a escala nacional.
Al respecto señalaron haber sido notificados que no se renovaría el contrato a un grupo de empleados; además de la amenaza latente de un posible recorte masivo, el 28 de febrero, para trabajadores eventuales que han laborado en la institución desde hace años, algunos por décadas.
En declaración al diario La Jornada señalan que “entre los empleados a quienes no se les renovó el contrato se encuentran abogados, arqueólogos, químicos, biólogos, analistas de sistemas, comunicólogos y artistas, personal altamente calificado y que se ha especializado en las labores de restauración y conservación del patrimonio cultural mexicano”.
Cabe señalar que bajo el Capítulo 3000, relativo a la contratación de empleados eventuales, está contratada una mayoría del personal del INAH.
La Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) es la única área tanto normativa como operativa para la conservación y restauración del patrimonio cultural en México. Todos los proyectos en el tema están supervisados por esta dependencia. “Ahí hay un montón de técnicos y profesionales que trabajamos en pro de la conservación”, mencionan.
La coordinación es un área operativa, ahí se encuentran los talleres de pintura de caballete, textiles, documentos gráficos, arqueología orgánica e inorgánica, escultura, papel y conservación histórica in situ. Así se cuenta con uno o dos trabajadores de base, especialistas en diversas áreas, pero los demás son asistentes de investigación sin ningún tipo de seguridad laboral.
“Hay arquitectos que tienen especialidad en conservación de monumentos históricos, ingenieros estructuralistas que saben cómo apuntalar edificios, químicos que analizan los pigmentos para acercarnos a la antigüedad de la pieza o biólogos que identifican maderas y qué tipo de ataque pueden sufrir, por ejemplo. También hay muchos profesionales que se han ido especializando en el instituto; mano de obra calificada con la que ya cuenta la institución y son quienes están en riesgo de separarse”.
Echan a Daniel Goldin
Al igual que en Antropología e Historia, la Biblioteca Vasconcelos está en medio de la incertidumbre por la gran cantidad de empleados eventuales que han sido despedidos.
Incluso, de acuerdo con la columna cultural de El Universal, Crimen y Castigo, el escritor y editor Daniel Goldin fue literalmente echado de sus oficinas que ocupaba en la dirección de la Biblioteca José Vasconcelos. “Desocupa la dirección y bájate uno de los escritorios al sótano”, fue la instrucción dada, de acuerdo con el rotativo, a quien por cerca de cinco años estuviera al frente de la biblioteca y fuera también ampliamente reconocido por su desempeño como promotor de la lectura.
La salida de Goldin sucede luego de un despido masivo de trabajadores temporales, eventuales y contratados por honorarios, que ha disminuido las actividades del inmueble, así lo dio a conocer la excoordinadora de Servicios Educativos del recinto, Alejandra Quiroz. La renuncia del editor sucede dos semanas después de que se hiciera pública la incertidumbre laboral de más de cien trabajadores de la biblioteca, contratados por honorarios en los esquemas Capítulo 1000 y Capítulo 3000.
Usuarios de la biblioteca y miembros del sector cultural mexicano protestaron en redes sociales, principalmente en Twitter, ante la noticia del despido, el escritor Enrique Krauze consideró el hecho como un “acto de barbarie”, mientras que el poeta Mauricio Montiel dijo: “¡Qué vergüenza! Daniel Goldin, el brillante director de la Vasconcelos es echado de su oficina”.
Con información de La Jornada, El Universal y La Razón