Pasan los días y poco a poco millones de mexicanos comienzan a asimilar la aplanadora llamado Estado que nos pasó por encima. Quizá el coraje más grande de millones de mexicanos es no haberle creído a López cuando amenazó de mil maneras que estaba dispuesto a todo para retener el poder, millones aún no creían que nos dirigíamos a una elección que no era normal, que era antidemocrática y pensaban que podía compararse con elecciones anteriores y encontraban puntos de referencia en elecciones democráticas de otros países.
Yo reconozco que a pesar de saber que estábamos en medio de una grotesca elección de Estado, que varias veces platicamos en este programa en los meses previos a la elección, yo tampoco concebía el tamaño de este monstruo multimillonario y poderosísimo que acabó arrollándonos a todos.
Ya no repetiré lo que hemos platicado en los dos episodios pasados sobre la pérdida de la democracia, sólo lo dejo asentado aquí porque es la realidad de la que tenemos que partir para crear cualquier esfuerzo que se parezca a una resistencia eficaz, cualquier esfuerzo de organización y movilización social debe partir del doloroso reconocimiento de que nacerá y enfrentará a un aparato de Estado con muy pocos límites en el ejercicio de poder, muy pocos equilibrios institucionales, muy pocas herramientas institucionales para defendernos y muy poco margen de libertad para actuar.
Es ridículo y absurdo seguir esperando autocontención o automoderación de quienes amenazaron una y otra vez que querían todo el poder para destruir todo aquello que les estorba. No estoy siendo pesimista, sólo pido que finalmente les crean las amenazas a través de las cuales hicieron campaña y con las que dicen obtuvieron el voto.
En efecto, somos muchos millones quienes no votamos por Morena y por sus aliados de los 98 millones 468 mil 994 personas que teníamos derecho a votar 35 millones lo hicieron por la coalición que pretende concentrar todo el poder y destruyó la democracia; es decir, el 36 por ciento del electorado decidió llevarnos a todos, a todo el país a un nuevo régimen no democrático a través del voto.
Esa es la gran paradoja, la mayoría, otra vez, la forma los 38 millones 353 mil 810 personas que tenían credencial de elector pero que no quisieron ir a votar para rescatar a su democracia.
Con el mandato de del 36 por ciento del electorado Morena trabaja ya en el desmantelamiento de la democracia que los llevó al poder, el 64 por ciento restante que no votamos por Morena deja espacio para tener algo de esperanza.
Escucho por todos lados a personas hablando de construir la resistencia, la disidencia, la oposición, la movilización social que haga viable la vida en esta nueva realidad. Yo quiero impulsar y ser parte de esa resistencia pero sólo de una que no sea tonta y vieja, sino sea nueva e inteligente.
Les quiero compartir mis primeras ideas acerca de cómo veo la conformación de una resistencia inteligente que sea algo realmente nuevo, completamente nuevo, sólo a eso me voy a sumar con orgullo. sólo eso pienso impulsar. Acompáñame a ver en mi video las tres cosas que te quiero compartir.
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