Los descalificativos y las etiquetas que durante la “mañanera” López Obrador lanza contra la prensa que no comparte los ideales de la 4T, ha provocado agresiones contra periodistas.
Desde que AMLO asumió la presidencia de la República, en muchas de sus conferencias de prensa “mañaneras” se ha encargado de descalificar y desacreditar a los distintos medios de comunicación que no comparten su proyecto de gobierno.
Después del operativo fallido en Culiacán, el cual tenía la finalidad de detener al hijo del “Chapo”, Ovidio Guzmán, se desató una ola de violencia en la capital sinaloense. Como parte de la cobertura mediática de los medios de comunicación, antes de que hubiera un pronunciamiento oficial, se informó que Ovidio Guzmán había sido detenido y posteriormente liberado por órdenes del presidente.
Unos días después de este suceso, durante la conferencia de prensa, el presidente se mostró molesto con la cobertura; “fue impresionante el despliegue de los medios de información cuestionando este suceso (detención y liberación de Ovidio Guzmán)”, dijo, y acusó a los medios de “sacar el cobre”.
A juicio del analista y activista político Alfredo Lecona, el presidente debe de entender que no es un ciudadano de a pie y que sus dichos tienen un peso político, público y social muy importante. Las personas que comparten sus ideales y que consumen todos los días las “mañaneras”, pueden generar un efecto de animadversión social contra los medios de comunicación y desacreditar de manera indiscriminada la información que dan.
En lo que va de 2019, etiquetas como “prensa fifí” o “prensa chayotera” se han convertido varias veces en tendencia en Twitter, gracias a posteos que ubican a la prensa como un enemigo que ataca injustamente al presidente. En abril, uno de los Trending Topic fue #NarcoReforma, en alusión al periódico Reforma, que ha sido atacado en repetidas ocasiones por AMLO.
Tuiteros que utilizaban la etiqueta antes señalada, intentaban difundir el domicilio particular del director editorial del periódico, Juan Pardinas, para promover agredirlo. Además, se incitaba a incendiar las instalaciones del periódico con Pardinas dentro. Al respecto, Lecona asegura que ese actitud es consecuencia de la narrativa del presidente y su justificación, ya que él se deslinda al decir “no soy yo, es la gente”.
El analista explicó que con prácticas como esa, López Obrador provoca la polarización ideológica, aunque el tema no son las ideologías porque el periodismo y la información tienen como finalidad el acercamiento y entendimiento de las personas con la realidad del país. La complejidad de la realidad en la que vivimos no se resuelve al estigmatizarla, y mucho menos desde el púlpito presidencial, aseveró.
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