Un “gobierno dividido” ocurre cuando distintas ramas del gobierno son controladas por diferentes partidos políticos o distintas corrientes de un mismo partido político, lo que puede derivar en tensiones que dificultan la toma de decisiones cruciales. Esta situación hoy afecta profundamente a México, generando incertidumbre en la ciudadanía y frenando el desarrollo de políticas públicas urgentes.
Las elecciones generales del 2 de junio de 2024 consolidaron aún más el poder de Morena y sus aliados (PT y PVEM), quienes obtuvieron una mayoría calificada en la Cámara de Diputados y casi alcanzaron ese mismo nivel de control en el Senado. Sin embargo, esta hegemonía ha evidenciado fracturas internas, generando divisiones públicas entre distintas facciones del partido gobernante y aumentando tensiones con partidos opositores, sectores empresariales y organizaciones sociales.
La concentración del poder en Morena y sus aliados, aunque ha permitido avanzar rápidamente en reformas legislativas, también ha generado inquietud sobre la falta de contrapesos efectivos en la democracia mexicana. Mariana Campos, investigadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), señala que “aunque no existe un gobierno dividido formalmente, sí observamos divisiones internas significativas en Morena que afectan la gobernabilidad y la claridad en la toma de decisiones”
Historias detrás de la división
Ana Martínez, residente en Veracruz, lleva meses esperando medicamentos vitales que dependen de recursos federales bloqueados por conflictos políticos. “Mi tratamiento lleva retrasado más de tres meses por las peleas en el Congreso. Nuestra salud está en manos de políticos que parecen olvidarse de nosotros”, señala con frustración.
En Guadalajara, Jorge Rodríguez, profesor de secundaria, ve con desesperación cómo las reformas educativas están detenidas. “Los estudiantes y docentes somos víctimas directas de esta situación. Las escuelas no pueden mejorar porque cada propuesta educativa termina empantanada en discusiones partidistas”, explica Jorge.
En la Ciudad de México, Carlos Rivas, estudiante universitario y activista, recalca la decepción de su generación: “Estamos cansados de escuchar promesas que nunca llegan a concretarse debido a que los políticos ponen sus intereses personales por encima del bienestar colectivo”.
Reacciones de los actores políticos
Mario Delgado, presidente nacional de Morena, ha insistido públicamente en la necesidad de “mantener la unidad dentro del movimiento para garantizar la continuidad del proyecto de transformación”. Mientras, Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, ha señalado que “la falta de contrapesos reales amenaza la democracia y la estabilidad política del país”.
Expertos como Lorenzo Córdova, exconsejero presidente del INE, consideran que las divisiones internas dentro del partido gobernante pueden representar tanto desafíos como oportunidades: “Esta situación podría obligar a Morena a generar consensos internos más democráticos y transparentes, fortaleciendo así la democracia interna del partido y mejorando la calidad de la gobernanza nacional”.
Perspectivas futuras
La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestra que cerca del 70% de los ciudadanos están preocupados por la polarización y demandan mayor cooperación política. El analista político Gibrán Ramírez destaca: “Es fundamental que Morena gestione con responsabilidad su poder legislativo y ejecutivo, dialogando abiertamente con la sociedad para resolver divisiones internas y atender las necesidades reales del país”.
La polarización política actual en México, especialmente dentro del partido en el poder, representa un desafío significativo para la gobernabilidad y la cohesión social. Es urgente priorizar la unidad nacional, fomentando el diálogo interno y externo para construir soluciones colectivas que beneficien verdaderamente a la población.
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