EZLN y autodefensas: dos formas de resistencia comunitaria

Entre las dos y las tres de la madrugada del 1 de enero de 1994, desde distintos puntos de la selva chiapaneca llegaron a San Cristóbal de la Casas grupos de indígenas empuñando las armas para tomar la sede del ayuntamiento desde donde el subcomandante Marcos, cabeza del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), declaró la guerra al Estado mexicano demandando techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, libertad, independencia, justicia, democracia y paz.

A pesar de no tener una relación directa, el levantamiento del EZLN y las autodefensas que más recientemente aparecieron en diversas entidades del país, han representado dos formas de resistencia popular frente a la desigualdad, la violencia y la falta de respuesta del Estado. 

Es de subrayar que aunque surgen en contextos distintos, ambos movimientos comparten la lucha por la autonomía y la protección de sus comunidades.

Zapatistas atraen la atención nacional

El EZLN nació en 1983 en la selva Lacandona, Chiapas, como una organización política y militar formada principalmente por comunidades indígenas mayas. Sin embargo, su irrupción pública ocurrió el 1 de enero de 1994, coincidiendo con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El subcomandante Marcos en su primera declaración de guerra, denunció la exclusión social, económica y política que enfrentaban las comunidades indígenas, así como la privatización de recursos colectivos. Asimismo, el movimiento zapatista propuso un modelo de autonomía basado en los principios de justicia, democracia y dignidad. El enfoque de este movimiento es ideológico y político.

A través de las Juntas de Buen Gobierno y los municipios autónomos, el EZLN ha construido una forma alternativa de organización política, proporcionando educación, salud y justicia a las comunidades bajo su influencia.

Aunque el conflicto armado entre el EZLN y el gobierno federal disminuyó tras los acuerdos de San Andrés en 1996 que quedaron en gran parte incumplidos, el movimiento ha seguido vigente como una referencia internacional de resistencia anticapitalista y defensa de los derechos indígenas.

Incapacidad gubernamental

Las autodefensas surgen principalmente como una reacción inmediata a la violencia desatada por el crimen organizado en diversas regiones de México, a diferencia del EZLN sus fines no son ideológicos ni políticos. Desde 2006, con el inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, muchas comunidades rurales comenzaron a organizarse para protegerse ante la incapacidad o complicidad de las autoridades.

En estados como Michoacán, Guerrero y Jalisco, grupos de civiles armados tomaron las armas para defenderse de cárteles como Los Caballeros Templarios y Guerreros Unidos. Estas autodefensas se financiaron inicialmente con recursos comunitarios y operaron bajo un discurso de autogestión, similar al de los zapatistas en su rechazo al intervencionismo gubernamental.

Sin embargo, las autodefensas han enfrentado diversos problemas. En algunos casos, sus líderes han sido cooptados por el crimen organizado o se han convertido en actores paralelos de poder. Además, la falta de regulación y control ha generado conflictos con el gobierno, que ha intentado regularlas o desarmarlas, con resultados mixtos.

Similitudes y diferencias

Aunque el EZLN y las autodefensas tienen motivaciones y estructuras diferentes, ambos comparten el objetivo de proteger a sus comunidades frente a amenazas externas.

En el caso del EZLN, la lucha está centrada en la construcción de un modelo alternativo de sociedad que cuestiona las bases del neoliberalismo y el Estado-nación. Las autodefensas, por su parte, representan una respuesta pragmática a una crisis inmediata de inseguridad y violencia.

En su relación con el Estado mientras el EZLN busca una autonomía completa y mantiene una postura crítica hacia las instituciones gubernamentales, las autodefensas a menudo buscan reconocimiento y colaboración con el gobierno, aunque esta relación sea conflictiva.

El EZLN ha dejado una huella profunda en el panorama político y social de México, inspirando movimientos sociales de izquierda en todo el mundo. Su insistencia en la autonomía y los derechos colectivos sigue siendo un modelo a seguir para muchas comunidades marginadas.

En tanto que las autodefensas representan un fenómeno complejo y contradictorio. Si bien en algunos casos han logrado restablecer la seguridad local, también han generado nuevos desafíos relacionados con la legalidad, la corrupción y el abuso de poder.

En un país donde la desigualdad, la impunidad y la violencia persisten como problemas estructurales, tanto el EZLN como las autodefensas continúan siendo ejemplos de la capacidad de organización y resistencia de las comunidades. 

¿Crees que el gobierno puede conciliar los intereses de estos grupos para lograr la paz en el país?

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