Las Fuerzas Armadas no deben estar involucradas en diferentes tareas ni realizar aquellas que corresponden a los civiles, consideraron catedráticos de la UPAEP.
En México, las Fuerzas Armadas tienen muchas tareas que no siempre corresponden a su naturaleza, de tal manera que se les involucra en actividades que deberían ser atendidas por civiles, lo que es peligroso porque al dejar de lado sus labores primordiales descuidan sus actividades normales como son la defensa del país o su preparación militar, consideró Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo, Decano de Ciencias Sociales de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Hizo notar que el actual gobierno federal ha hecho participar a las Fuerzas Armadas en diversas tareas como la administración de las aduanas y puertos, construyendo un aeropuerto, tramos de vías del ferrocarril y bancos, o bien transportando dinero, así como siendo responsables del proyecto transístmico en Tehuantepec, actividades que sobrepasan su naturaleza.
El catedrático manifestó que encargar este tipo de tareas a las Fuerzas Armadas es peligroso porque descuidan sus actividades normales que por naturaleza realizan como son la defensa del país, su preparación militar y en otro tipo de actividades más acordes a sus funciones militares.
Además, indicó que el hecho de que las Fuerzas Armadas se encarguen de tareas que pueden realizar civiles, se genera un círculo vicioso, ya que las autoridades civiles no adquieran la capacidad de hacerse cargo de lo que les corresponde.
Asimismo, Sánchez de la Barquera advirtió que las Fuerzas Armadas de México no deben estar involucradas en diferentes tareas y deben mantenerse al margen de responsabilidades que son del aparato civil, comenzando por la policía y demás instituciones que están para realizar este tipo de funciones.
Por su parte, Ana María Guadalupe Peregrina Ruiz, catedrática de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP, expresó que las Fuerzas Armadas son el símbolo de la soberanía nacional, no hay una institución y ningún gobierno que pueda prescindir de este soporte que las Fuerzas Armadas brindan a las instituciones civiles de una nación, sobre todo, de un país democrático.
Aseguró que en nuestro país, el papel del Ejército ha sido el de coadyuvar a la estabilidad, así como de la buena marcha del estado. Sin embargo, hizo notar que en los último años ha habido algunos episodios ríspidos entre la población y elementos militares, lo que ha opacado el “brillo del Ejército mexicano”, y ello puede provocar que se dañe la imagen de las Fuerzas Armadas ante la población.
Por su parte, Valente Tallabs González, director de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP, comentó que con el actual presidente de México la militarización se ha profundizado aún más en aspectos de la seguridad interior y pública, lo cual ya se había visto en nuestro país desde sexenios anteriores.
Señaló que muchos especialistas se preguntan qué implicaciones tienen las decisiones del gobierno para la seguridad y la democracia en México, es decir, ampliar las tareas convencionales y las que no lo son; y aquí “no podemos hablar de una democracia sana en el sentido de que las Fuerzas Armadas no están hechas para las tareas que vienen realizando”, expresó.
Tallabs González subrayó que las Fuerzas Armadas no son una institución a la cual le haya llegado la democracia, sigue gozando de cierta autonomía y mayores prebendas que ninguna otra secretaría del gobierno federal en turno.
Por último, señaló que el gobierno de los Estados Unidos ha manifestado su preocupación a través de la oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por sus siglas en inglés), por el poder adquirido por parte de la milicia, en la actual administración, lo cual señalan no es sano para la democracia en México.
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