El sol azteca ya comenzó a desaparecer de la escena política. Cada vez hay menos políticos que portan con orgullo el color amarillo que los caracterizaba; cambian de tonalidad.
Tal parece que el color amarillo desaparecerá del terreno político. Independientemente de la desbandada de militantes, el bajo número de sufragios obtenidos en las elecciones de 2018 o la mínima presencia en las cámaras, los que se hacen llamar perredistas ya están listos para correr a otro círculo político, en cuanto se presente la oportunidad.
A sus 30 años de vida, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), de ser una alternativa política en 2000, con su fundador y también candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, y la segunda fuerza polìtica en 2006 y 2012, pasó a ser un partido sin dirigente y con presencia mínima en el Senado de la República y la Cámara de Diputados.
Actualmente, su presencia en la escena política es apenas perceptible. Hubo fugas. En la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión, de los 20 diputados federales que iniciaron el periodo militando en el partido del sol azteca, sólo quedan 11; y de los ocho senadores, restan cuatro y se prevé que haya más bajas.
En el país, sólo dos entidades son gobernadas por el PRD: Michoacán, por Silvano Aureoles, y Quintana Roo, por Carlos Joaquín González, cuyos periodos gubernamentales concluyen en 2021 y 2022, respectivamente.
Además, destacados militantes que alguna vez figuraron como funcionarios públicos por el Partido de la Revolución Democrática, ya presentaron su renuncia.
La más reciente salida fue la de Beatriz Mojica, quien fuese líder de ese instituto y militó en él desde que surgió, hace 30 años.
“La razón me indica que debo seguir luchando al lado del pueblo guerrerense y, en este momento ya no es posible hacerlo desde el PRD. Deseo de corazón que quienes se quedan, recuerden el origen y logren una transformación que le sirva a México”, indicó en el comunicado por el cual daba a conocer su decisión.
Actualmente, el PRD se encuentra en proceso de renovación de militancia. Tienen hasta el 25 de agosto para que los 5 millones 254 mil 778 afiliados que estaban registrados hasta 2017, decidan quedarse o, a imitación de los políticos perredistas, saltar a otro partido.
Perredistas buscan refugio
Cuando estaba en juego un puesto de elección popular y había alianzas políticas, por lo general el PRD encabezaba alguna de ellas, no figuraba como partido de apoyo para otro.En los últimos meses ha tenido que asumir ese papel.
En ese sentido, las ofertas para los aún perredistas suenan tentadoras: militar en el partido en el poder o partidos cercanos a él es asegurar por otro rato su estancia en la política, y cada quien justifica su salida a su conveniencia.
A inicios de este año, ya con un partido diferente en el poder, en la Cámara de Diputados, casi la mitad de los legisladores perredistas anunciaron que continuarían su trabajo de manera independiente. La desbandada incluyó a su líder parlamentario.
Apenas pasaron algunos días para que uno de ellos, Javier Salinas, se integrara con los morenistas. Lo mismo ocurrió con la diputada Luz Estefanía Rosas, quien esperó algunos meses.
Por su parte, el experredista Carlos Torres Piña ya figura como potencial candidato por Morena en 2021 para la gubernatura de Michoacán, hoy perredista. De acuerdo con una encuesta de Massive Caller elaborada el 15 de agosto, la preferencia del electorado michoacano se inclina hacia Morena, seguido del PRI, el PAN y en cuarto lugar el PRD.
En un evento político en que anunciaba su incorporación a Morena, Torres Piña señaló que “nos tardamos en salir del PRD, invertimos esperanza de más”, en referencia a sus compañeros, también experredistas.
Uno de los asistentes al mitin fue el senador perredista Juan Zepeda, de quien se dice que pronto presentará su renuncia al partido. Ya ha tenido acercamientos con Movimiento Ciudadano e inclusive con Morena.
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@yoinfluyo