En 2001 se creó el concepto de Pueblos Mágicos en México como un programa de gestión de destinos turísticos con el objeto de diversificar la oferta de sol y playa e impulsar el turismo nacional y carretero, además de generar desarrollo en aquellos lugares que no contaban con la infraestructura turística típica pero que estaban llenos de cultura de diversidad, y sí también de magia.
De 2001 al 2018 se otorga el nombramiento a 121 Pueblos Mágicos que contaron con una inversión pública de seis mil 200 millones de pesos, es decir, alrededor de 366 millones del presupuesto público cada año. Pero no solo era la inversión, se trataba de poner en el mapa de los turistas nacionales e internacionales a pequeños y mágicos lugares que ofrecían impresionantes bellezas naturales, toda la diversidad de la cultura y la comida mexicana e infinidad de atracciones tradicionales e históricas.
El programa puso en el mapa a lugares increíbles que a mí me ha tocado conocer como Loreto, Tepoztlán o Valladolid por solo decir algunos; ponerlos en el mapa significaba que se volvieran una opción real para turistas nacionales y extranjeros, pero también para diferentes tipos de inversionistas. Esto generaba una nueva forma de desarrollo y de subsistencia para su población y poblaciones aledañas, pero también atraían nuevo turismo a México de aquellas personas que no quieren ir a los grandes hoteles de playa o lugares llenos de urbanismo y contaminación.
Llegó el Obrador y como tantos programas exitosos de gobiernos anteriores simplemente lo abandonó. Desde el primer presupuesto del Obrador el del 2019, el programa sería enlistado como una parte de la Secretaría de Turismo, pero sin asignación presupuestal, sin lana, es decir, rásquense con sus propias uñas.
En el presupuesto 2020 de plano lo eliminaron como programa de la Secretaría de Turismo. De 2020 a 2023 el gobierno otorgó nombramientos a 56 Pueblos Mágicos, pero no más de pura saliva porque no les asignó dinero, están abandonados a su suerte y muchos de ellos están a merced del crimen organizado.
Gracias a una nota del periódico Reforma nos enteramos de que Taxco, Pueblo Mágico de Guerrero, es hoy un pueblo fantasma luego de que transportistas dejaran de prestar el servicio por amenazas del crimen organizado. Las clases también fueron suspendidas, se registró el cierre parcial de negocios y las calles lucieron semivacías, un pueblo fantasma, dijo un habitante al reseñar la ausencia de la gente y la parálisis del sector económico de este Pueblo Mágico.
El domingo pasado los chóferes de las camionetas Urban y taxis suspendieron el servicio pues la noche anterior hombres armados asesinaron un conductor de una unidad en la ruta Cadena-Zócalo en las cercanías del centro.
De pueblos mágicos a pueblos fantasmas, sí desgraciadamente esa es una frase que resume el fracaso del Obrador magia a fantasmas.
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