El grito de un país en llamas

El rostro de la violencia en México ha alcanzado niveles alarmantes en estados como Sinaloa y Tabasco. La guerra entre grupos delictivos no solo llena de sangre las calles, sino que destruye el tejido social, deja cicatrices en la economía y ahoga la esperanza de las comunidades locales. En estos territorios, donde la incertidumbre se ha convertido en un estilo de vida, ciudadanos y empresarios claman por soluciones urgentes que devuelvan la seguridad a sus hogares.

Las raíces del conflicto en estas regiones son profundas y complejas. Factores como el narcotráfico, la lucha por territorios estratégicos y políticas de seguridad ineficientes han alimentado el clima de terror. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Sinaloa y Tabasco se encuentran entre los estados con mayores tasas de homicidios y desapariciones en el país. Las cifras no solo son números en un informe, sino vidas truncadas: mujeres, niños y jóvenes muertos, familias destrozadas.

“Nos sentimos abandonados”, expresó Martha Reyes, Presidenta de Coparmex Sinaloa. Desde el sector empresarial, la desesperación no es menor. Martha lo describe con crudeza: “Los empresarios estamos atrapados entre la extorsión de los criminales y la indiferencia de las autoridades. Nos sentimos abandonados, pero seguimos luchando porque cerrar nuestros negocios es rendirnos ante la violencia”.

Martha ha sido testigo de cómo la inseguridad ha provocado el cierre de empresas y el éxodo de inversionistas. “La violencia no solo se mide en muertos. Se mide en oportunidades perdidas, en familias separadas, en niños que crecen creyendo que la normalidad es escuchar balaceras mientras cenan”, dice con voz entrecortada.

Pero Martha no es la única que ve el drama que vive Sinaloa… “Vivimos con miedo todo el tiempo”: testimonio de un habitante de Sinaloa.

Nombre: Jorge Ramírez (nombre ficticio por razones de seguridad).
Descripción: Comerciante local que ha visto cómo la violencia se apodera de su comunidad.

Pregunta: “¿Cómo ha afectado la violencia en tu vida diaria y en tu comunidad?”.
Respuesta: “No puedes confiar en nadie. Un día ves a un vecino y al siguiente desapareció. Mis hijos ya no salen a jugar a la calle, vivimos con miedo todo el tiempo. La policía no hace nada, y cuando actúan, es demasiado tarde”.

“En Tabasco ya no dormimos tranquilos”: testimonio de un habitante de Tabasco.

Nombre: Mariana Torres (nombre ficticio por razones de seguridad).
Descripción: Maestra de escuela primaria en Tabasco, afectada por la creciente violencia en su comunidad.

Pregunta: “¿Qué cambios has visto en Tabasco debido a la violencia y cómo se siente la comunidad al respecto?”.
Respuesta: “Hace unos años, Tabasco era un estado tranquilo. Ahora, todos sabemos de alguien que ha sido secuestrado o extorsionado. Mis alumnos llegan asustados, algunos han perdido a sus padres. Nos estamos quedando sin esperanza”.

La violencia ha impactado cada rincón de la vida cotidiana. El comercio se paraliza, las inversiones se desploman y la calidad de vida se deteriora. La crisis no solo afecta la seguridad física, sino también la salud mental de la población. Los niveles de ansiedad y depresión han aumentado drásticamente, dejando secuelas en generaciones enteras que han crecido en un ambiente de constante peligro.

Las voces de la sociedad coinciden en que la solución debe venir desde múltiples frentes. Desde Coparmex, Martha Reyes insiste en que el gobierno debe asumir su responsabilidad: “No basta con discursos. Necesitamos una estrategia real que proteja a los ciudadanos y no deje impunes a los criminales”.

Entre las propuestas que líderes como Martha han puesto en la mesa se encuentran:

  • Un fortalecimiento real de las fuerzas de seguridad, con policías mejor preparados y sin vínculos con el crimen organizado.
  • Mayor inversión en educación y empleo para alejar a los jóvenes de las redes criminales.
  • Colaboración entre empresarios, sociedad civil y gobierno para recuperar el control de las comunidades.

La crisis de violencia en Sinaloa y Tabasco no es solo un problema local, sino un reflejo del deterioro de la seguridad en todo México. La urgencia de soluciones es innegable, pero más importante aún es la necesidad de que las autoridades escuchen a quienes sufren esta realidad cada día. Hoy soy Sinaloa y Tabasco, ¿qué estados siguen?

El país está en un punto de quiebre. La pregunta es: ¿Seguirá el gobierno dando la espalda a su gente, o finalmente tomará medidas para devolver la paz a sus ciudadanos?

Fuentes

  • Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública – Informe de incidencia delictiva 2024.
  • Entrevista exclusiva con Martha, Presidenta de Coparmex Sinaloa.
  • Testimonios ciudadanos recabados en Sinaloa y Tabasco.
  • Estudios sobre el impacto del narcotráfico en la economía mexicana.

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