Tenemos que entender todos cómo impacta a la economía el abuso de poder para comprender que exigir Estado de derecho, demandar límites al poder, obligarlos a través de instancias jurídicas a sólo hacer aquello para lo que expresamente están facultados no es defender a los ricos, no es defender intereses privados, es defender el interés común, el de todos, es defender a la democracia, es defender a México.
Las personas del mundo moderno decidimos darle a un aparato llamado el Estado el poder de imponer leyes para regular nuestras conductas y permitir el ejercicio de nuestros derechos, el de cada uno.
Es decir, la manera que encontramos las personas del mundo para no pisotearnos entre nosotros y así hacer posible la convivencia en comunidad es que un Estado ponga las reglas para todos, las haga valer para todos, incluso con la fuerza y nos dé certeza a todos y a cada uno de nosotros de cuáles son mis derechos y cuáles son mis obligaciones.
En un Estado democrático elegimos a varias autoridades y supervisamos entre todos el ejercicio de todas las autoridades para que sólo actúen con base en las facultades y las funciones expresas que les concedimos nosotros a través de una constitución.
Le decimos abuso de poder a la acción de una autoridad que va más allá de lo que la Constitución y las leyes les permiten. En un Estado democrático el propio diseño institucional establece mecanismos para detectar, denunciar y contener el abuso de poder para que éste no suceda o cuando suceda tenga consecuencias jurídicas concretas.
Le decimos corrupción a la utilización del poder público para beneficio personal en lugar de para el beneficio público, otra vez, en un Estado democrático se establecen herramientas e instituciones concretas para prevenir, detectar, denunciar, investigar y sancionar la corrupción.
Impunidad es cuando el abuso de poder o la corrupción detectada o denunciada queda sin consecuencia jurídica.
Impunidad sistémica se le dice a la falta de consecuencias generalizadas en un Estado. Impunidad pactada se le dice al acuerdo que implica no asignar consecuencias al abuso de poder o a la corrupción con algún pretexto político, social o ideológico.
Cuando un Estado tiene instituciones eficaces para prevenir, detectar, investigar y sancionar los abusos de poder y la corrupción se genera seguridad.
Es muy fácil de entender.
Cuando nadie puede ir más allá de sus facultades utilizar el poder para beneficio propio sin consecuencia se genera la confianza de que las reglas están firmes, son iguales para todos, son predecibles y no están expuestas al capricho de una persona ni al poder fáctico de una persona o de un grupo político.
En cambio, cuando el abuso de poder o la corrupción quedan sistemáticamente impunes se genera la idea de que las reglas no son iguales para todos, no son predecibles, no están firmes y dependen de elementos subjetivos como voluntades personales, caprichos o ciclos políticos.
En un país como México hoy en el que la impunidad está asegurada para todo aquel que le rinda culto al líder lo que reina es la incertidumbre.
Me explico. Si el camino para tener negocios exitosos y seguros no es cumplir con las reglas preestablecidas del juego sino la capacidad de un empresario para establecer relaciones con un político caprichoso los negocios y la economía están atados a la voluntad y a los caprichos de esa persona y eso genera incertidumbre que a su vez genera desconfianza, y la confianza es el elemento más importante para hacer negocios, para hacer proyectos y obras de mediano y largo plazo que requieren montos altos de inversión y capacidad además de tecnología.
Imagínense lo que se pregunta hoy un inversionista extranjero en México ¿para hacer negocios en México tengo que ser amigo del presidente y sino no hay negocio? Sí, es uno lo que se pregunta.
Es perfectamente demostrable que la inversión de largo plazo, el desarrollo y el dinamismo de la economía es mayor en los países con altos niveles de seguridad jurídica que atacan eficazmente la corrupción y el abuso de poder, que en aquellos que las permiten.
Así, cuando una persona justifica el abuso de poder y la corrupción de un gobierno, por lo que ustedes me digan, está avalando que haya menos inversión, menos empleo, menos proyectos económicos de largo plazo porque hay menos confianza en un país que no da certeza a nadie de los derechos y obligaciones que le corresponden a cada quien, es así de sencillo.
Los inversionistas que están acostumbrados a conocer las reglas y cumplir con las reglas y poder predecir que es lo que va a suceder en el futuro si las cumplen, no quieren venir a un país con tanta inversión, con tanto ánimo, con sus mejores tecnologías en lo que lo importante es de la mano, es estar bien, es echarle porras a un señor que sólo decide con base en el estómago, en sus caprichos, en sus necesidades, en el poder que quiere conservar.
Es así de claro, sí la economía está directamente ligada a la confianza y la confianza está directamente ligada al Estado de Derecho.
Más nos vale que empecemos a entenderlo si queremos tener un país que se desarrolle, que crece, que genera empleos y oportunidades para todos.
Más nos vale entender que el Estado de Derecho no es un asunto de abogados, es un asunto de todos, que nos toca a todos, que nos corresponde a vigilar a todos.
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