A nadie sorprende la agresividad del presidente Donald Trump para imponer sus deseos, por lo que México debió estar preparado ante la amenaza que desde campaña y como presidente electo hizo de que su primera acción hacia nuestro país sería la imposición de aranceles a productos mexicanos, medida que debe entenderse como presión para detener la migración y el tráfico de drogas ilegales, por un lado, y el coqueteo comercial con China.
Una vez llegando a la Casa Blanca, Trump pasó de la amenaza a los hechos al firmar decretos para incrementar aranceles, no sólo a México, también a Canadá y a China.
En primera instancia, la medida surtió el efecto esperado por el presidente estadounidense de presionar a sus socios comerciales y vecinos, salvo el caso chino.
Cálculos económicos, sociales y políticos tuvieron que hacerse entonces, de entrada la imposición del arancel del 25 por ciento a las importaciones de México afectaría de manera importante a la economía nacional, como lo menciona un análisis de S&P Global Market Intelligence, proveedor de datos, investigaciones, noticias y análisis.
De acuerdo al reporte, la medida afectaría, principalmente, al sector manufacturero, lo que repercutiría en la caída de las exportaciones, así como el debilitamiento del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano en 2026 debido a más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas se dirigen al mercado de la Unión Americana.
Además, señala el informe, el tipo de cambio podría alcanzar los 22.28 pesos mexicanos por dólar a finales de 2025, en comparación con los 21.30 pesos del escenario base actual. Esto traerá como consecuencia una menor entrada de divisas por exportaciones.
Manita de puerco
Los golpes dados por Trump no sólo se dirigieron a la cuestión arancelaria, sino también a exigir que desde México deje de suministrarse droga de manera ilegal, específicamente del fentanilo, y dando un gancho al corazón, al asegurar que el gobierno mexicano tiene “una alianza intolerable” con los cárteles del narcotráfico que ponen en peligro la seguridad nacional y la salud pública de Estados Unidos.
Esta aseveración fue categóricamente rechazada y calificada como calumnia por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien al mismo tiempo acusó que las armerías de la Unión Americana venden armas de alto poder a grupos criminales que operan en México.
Ante este encono, ambos mandatarios llevaron a cabo una llamada para negociar. Entre los acuerdos alcanzados, Trump pospuso 30 días la entrada en vigor del aumento de los aranceles, a cambio Claudia Sheinbaum se comprometió a mandar a 10 mil elementos del Ejército y la Guardia Nacional a la frontera entre ambas naciones norteamericanas, con la finalidad de frenar el tráfico de fentanilo y el paso de inmigrantes ilegales a Estados Unidos, con lo que se satisfizo una de las exigencias de Trump quien aseguró que ese despliegue será permanente.
La presidenta mexicana ha reiterado que es necesario tener mesas de negociación para evitar que se tomen medidas unilaterales que dañen la vecindad pacífica, así como la alianza comercial.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum no ha dado su brazo a torcer en lo referente a reconocer que en el gobierno federal está enquistado el narcotráfico, por el contrario, ha hecho todo por sacudirse este estigma que heredó de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, para lo cual inclusive ha culpado a la administración de Felipe Calderón, refiriéndose de manera particular a Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública.
Pero llamó mucho la atención la ausencia del expresidente Andrés Manuel López Obrador que en la boda de su hijo Gonzalo Alfonso López Beltrán, quien el pasado fin de semana contrajo nupcias en el exclusivo Hotel Vidanta, en la Riviera Maya, lo que algunos analistas políticos cuestionaron de que si ello no se debería a que está escondiéndose, a pesar de que Claudia Sheinbaum lo ha protegido a capa y espada.
Mientras son peras o son manzanas
El gobierno mexicano tiene mucho que hacer por delante, y debe aprovechar el respaldo que tiene por parte de los mexicanos quienes abiertamente y desde distintos sectores lo han hecho público.
La presidenta debe trabajar de la mano con los empresarios, trabajadores y en general de la ciudadanía para posicionar a México no solamente en la cuestión económica, sino también en lo que se refiere al combate al cáncer que ha minado por años al país, el narcotráfico.
Por desgracia, la presión para que el gobierno comenzara a actuar tuvo que venir del exterior, a pesar de ello es una oportunidad para trabajar en unidad, combatir en serio la corrupción, el cobro de piso, la impunidad de los criminales que tienen en zozobra a poblaciones enteras en el país.
Ante el panorama que hoy se presenta es momento de actuar con verdadero patriotismo en favor de los mexicanos de bien, sin titubeos ni complicidades que tanto daño han hecho a México.
¿Crees que la presidenta Claudia Sheinbaum está siendo asertiva en sus decisiones con Estados Unidos?
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