Las democracias altamente desarrolladas y bien establecidas se perciben como menos corruptas. México es una democracia, y AMLO debe mantener ese estatus.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido a poner fin a las prácticas corruptas en México, pero si decide confrontar a las instituciones autónomas y regresar a un gobierno más centralizado que tenga mayor control de la economía, podría fomentar la corrupción, advierte el investigador José Iván Rodríguez Sánchez, del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice.
En un análisis titulado Corrupción y democracia en México, Rodríguez Sánchez subraya que el retorno a un gobierno centralizado también afecta la democracia de México, al igual que la política de AMLO de confrontar a las instituciones autónomas y tratar de debilitarlas.
El investigador destaca que “López Obrador necesita mantener ese estatus y no volver a un gobierno centralizado con instituciones autónomas débiles o inexistentes”, al mismo tiempo advierte que “de fracturarse potencialmente la democracia mexicana, se incentivarían más actos de corrupción toda vez que no habría instituciones para procesar y prohibir estos actos”.
Uno de los hallazgos del estudio indica que al conjugarse un mayor crecimiento económico y más democracia el resultado en cualquier sociedad es una menor percepción de corrupción, pero no solamente es el sentir de la población, sino que en los hechos se presenta una reducción de la corrupción.
A ese respecto, el estudio destaca que, si para 2019 la economía en el país crece menos del 1 por ciento y en 2020 el incremento no alcanza el 2 por ciento, entonces “la corrupción no se reduciría mucho en los próximos años”.
Regresar al pasado
Por otra parte, asegura que durante décadas, el gobierno de partido único en México y la concentración de poder en una figura presidencial impidieron que el país desarrollara instituciones sólidas que apoyaran el estado de derecho, situación que ha ido transformándose durante los últimos años con la creación de instituciones, con un congreso más fuerte, una Corte Suprema independiente, un Banco Central fuerte, un Instituto Nacional Electoral autónomo, una prensa más libre y numerosas comisiones reguladoras, ha habido poco progreso en la lucha contra la corrupción y la situación de México.
A pesar de ello, Rodríguez Sánchez asegura que “la democracia sigue siendo frágil. De hecho, los niveles de corrupción han aumentado con el tiempo”. Menciona que en los años más recientes “la mayoría de las medidas internacionales y nacionales de corrupción muestran un aumento tanto en la percepción de corrupción como en la corrupción real en México”.
Refiere que existe una correlación entre democracia y corrupción y tomando en consideración el Índice de Desarrollo Democrático (IDD), calculado por el Konrad Addenauer Stiftung, en donde la calificación de “alto desarrollo” en el que se enlistan a los estados donde hay inclusión política, libertad y bienestar social, y a las entidades consideradas con “desarrollo mínimo”, donde hay poca participación cívica y una gobernanza ineficaz, México obtuvo una calificación reprobatoria de 5.0 puntos sobre 10 en 2018.
El investigador señala que la democracia puede afectar la corrupción y su percepción, y como ejemplo menciona que las elecciones democráticas permiten a los ciudadanos responsabilizar a los funcionarios del gobierno, lo que genera menos actos corruptos. Además, la democracia afecta y aumenta la competitividad del sistema político, y puede reducir la corrupción.
Los niveles más altos de la democracia en los estados, está relacionada con niveles más bajos de corrupción percibida. Cuanto mayor es la democracia en los estados mexicanos, menor es la percepción de corrupción en los mismos, resalta.
Rodríguez Sánchez argumenta que la percepción de la corrupción está determinada por la democracia, el crecimiento económico, los años de educación y la transparencia en los estados de México. Asimismo, reitera que si el gobierno quisiera reducir aún más la corrupción, tendría que mejorar la democracia en las entidades del país promoviendo instituciones más fuertes e independientes.
La conclusión final del análisis indica que “si se reduce la democracia y aumenta la corrupción, México estaría en una situación de no ganar, y López Obrador no lograría su objetivo de reducir la corrupción en absoluto. Por el contrario, desviaría a México de ser una democracia, lo que generaría más corrupción”.
El análisis Corrupción y democracia en México de José Iván Rodríguez Sánchez fue publicado por Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice, una de las principales instituciones de expertos en políticas públicas no partidistas de Estados Unidos. El instituto ocupa el puesto número tres entre los principales grupos de expertos afiliados a la universidad en el mundo.
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