Persistente en su mesianismo, insistente en culpar a sus antecesores y atizando a la polarización AMLO se vanagloria de las acciones en su gobierno, mientras le estallan en las manos la inseguridad y la pobreza.
Nueve meses han transcurrido desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de la República, tiempo en el que se ha dedicado a desmantelar obras, instituciones y programas sin importar su eficacia y efectividad para generar desarrollo y llevar bien común a los mexicanos.
En el marco de la fecha que marca la Constitución para que presente el estado que guarda la nación, López Obrador ofreció un mensaje desde Palacio Nacional, en el que se dedicó, una vez más, a atacar lo hecho en el pasado por otras administraciones y a dar cifras alegres, sin sustento, de lo emprendido por su gobierno.
AMLO se ufanó de que en nueve meses se logró un “cambio de régimen” y no sólo de gobierno. Dijo contar con suerte porque se ha llevado a cabo “una transformación con poca confrontación y sin violencia política… Los conservadores no han podido constituir un grupo con la fuerza de los reaccionarios de otros tiempos. Están moralmente derrotados”, se congratuló.
Mucho ruido, pocos pesos
Admitió que la economía crece poco, pero indicó que lo importantes es que la gente sea feliz por lo que debe desecharse la obsesión de medirlo todo en función del crecimiento económico. Lo fundamental, señaló, es la distribución equitativa del ingreso, la cual ahora es menos injusta.
Consideró que existe la idea falaz de que el Estado no debe promover el desarrollo, sino limitarse para crear condiciones para los inversionistas, pero esta administración está poniendo en práctica el mandato constitucional en el que el Estado tiene la responsabilidad de promover y encauzar el desarrollo económico nacional, indicó.
Advirtió que la nueva política económica significa mantener finanzas públicas sanas. No gastar más de lo que ingresa al país. Prometió que al cierre de este año vamos a cubrir la meta de superávit de 1 por ciento del Producto Interno Bruto.
Por otra parte, mostró como un gran logro que durante esos nueve meses no se hayan aumentado impuestos ni la gasolina en términos reales. Y resaltó que en este tiempo se logró ahorrar 145 mil millones de pesos en las compras del gobierno.
Asimismo, agradeció a Carlos Slim, Carlos Salazar y Antonio del Valle por colaborar en el acuerdo con empresas que construyeron ductos para el transporte de gas, y reconoció a los empresarios están cooperando con mayor compromiso social, invierten, crean empleos, aceptan utilidades razonables y pagan sus contribuciones.
López Obrador hizo mención a la lucha que se vio obligado a enfrentar por el robo de combustible, la cual significó una pérdida de alrededor de 60 mil millones de pesos, sin que nadie hiciera nada. “La Secretaría de Hacienda lo veía como algo normal y lo daba por descontado de la contabilidad pública. Nos tocó decir basta. No fue fácil porque los grupos delictivos hicieron rupturas premeditadas para dejar sin abasto a buena parte del país. Con el apoyo de la gente, que resistió la escasez, y con la activa participación de las fuerzas armadas, hemos eliminado prácticamente esta actividad delictiva”, dijo.
Al hacer referencia a la cancelación de la construcción del aeropuerto en Texcoco, aseguró que ya se pagaron los adeudos que se tenían por los compromisos adquiridos en la pasada administración, al mismo tiempo a pesar del elevado costo que ha significado la suspensión de las obras en Texcoco, justificó que dejar de construir la terminal aérea fue la mejor decisión por los constantes hundimientos, rescate del lago Nabor Carrillo, resolver la situación del aeropuerto en tres años, solución de largo plazo con un ahorro de más de 100 mil millones de pesos.
¿Abrazos o balazos?
En el tema de la seguridad, reconoció que no son buenos los resultados en cuanto a la incidencia delictiva, por lo que este rubro es el principal desafío de su gobierno. “Vamos a lograr serenar el país. Lo vamos a lograr no permitiendo el contubernio de la delincuencia con la autoridad. Cero impunidad”, subrayó.
Reconoció que la seguridad constituye el principal pendiente. “Soy un hombre de desafíos, de retos y soy perseverante y por eso puedo decir que estoy seguro de que vamos a lograr serenar al país, se va a pacificar a México, eso es un compromiso”, recalcó.
Asimismo, aludió al cambio de paradigma que este gobierno ha hecho en materia de seguridad destacando el término de la guerra de exterminio contra la delincuencia organizada y resaltando que el Estado ha dejado de ser el principal violador de los derechos humanos. Además, destacó el despliegue de 58 mil elementos de la Guardia Nacional, y recordó que se han puesto en libertad a 45 presos políticos.
En otro apartado, AMLO aseguró que para corregir ineficiencias y malas prácticas y actitudes en el ejercicio gubernamental, consideró necesario establecer el mecanismos de revocación del mandato como una forma efectiva de control de los gobernados sobre los mandatarios.
“Exhorto al Poder Legislativo a que elimine las trabas legales para la aplicación de la consulta popular y el fuero, empezando por el del presidente. El gobierno pone encima las libertades sobre las prohibiciones. Respeta escrupulosamente la libertad de elección”, destacó.
Con respecto a la relación de México con el resto de las naciones del orbe, ofreció cooperación, amistad y respeto para todos los países del mundo, de manera particular con los integrantes de América Latina y el Caribe.
En cuanto a la relación con Estados Unidos, afirmó que se ha procurado que la relación con la nación vecina se conduzca con respeto mutuo, cooperación para el desarrollo y la solución negociada a problemas comunes.
Destacó que en junio se logró superar la amenaza de aranceles y una posible crisis económica y política, mediante un acuerdo migratorio que nos obliga a ser más estrictos sin violar derechos humanos, sin usar la fuerza sino creando oportunidades de trabajo para la gente en su lugar de origen.
Los retos para López Obrador están en el ámbito político, económico y social. El tiempo sigue corriendo y los mexicanos esperan que la conducción del país sea la adecuada a fin de contar con un entorno que le permita a la gente mejorar en su desarrollo y calidad de vida, lo que va más allá de intereses ideológicos.
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