Sostenida por una delgada cuerda tendía la espada de Damocles sobre la reforma al Poder Judicial. Por un lado, la mayoría de ministros de la Corte defendieron la invalidez parcial de la misma, a pesar de ello, los votos no les alcanzaron y de ocho sufragios necesarios sólo lograron juntar seis.
El ministro Alberto Pérez Dayán fue quien se encargó de romper el último hilo de la cuerda dejando caer la espada para dar fin así al sistema judicial como había funcionado hasta ahora, pues con su voto se desestimó un proyecto que invalidaba parcialmente la reforma judicial y dejaba funcional y bajo el espíritu del Constituyente que dotó a cada poder de autonomía al Poder Judicial.
De esta manera, ya no habrá un Poder Judicial que sea contrapeso de los otros dos poderes –el Ejecutivo y el Legislativo–; sus determinaciones ya no se harán sin criterios políticos ni de expertos en leyes, ya que el servicio de carrera judicial no servirá para trabajar en el sistema judicial. Todo eso ya no existirá y se dará paso a un modelo “sui géneris” no sólo en México sino en el mundo en la que por voto popular se elegirá a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal.
Historia y destino
Previo a iniciar la sesión en la que el Pleno de la Corte discutió y decidió sobre la constitucionalidad de la Reforma al Poder Judicial, la ministra presidenta Norma Piña Hernández ofreció un mensaje en la que subrayó la importancia de la decisión que tomarían.
“El caso que hoy nos ocupa tiene un componente adicional por el que será seguido y escrupulosamente revisado por la sociedad en general, por la mayoría de la comunidad jurídica nacional e intencional y por las generaciones futuras. Como presidenta de este Tribunal Constitucional, me dirijo a la sociedad para hacerle saber que somos conscientes del peso histórico que conllevará esta discusión, sabemos el eco e importancia que tendrá cada una de las palabras que aquí pronunciamos”, apuntó Piña Hernández.
Abundó que “precisamente por ello, con una mirada sincera, con la mano en el corazón me permito afirmarle a la nación que cada una de las posiciones que mis compañeras ministras y mis compañeros ministros adopten estará presente el juramento que cada uno pronunció cuando inició su mandato: guardar y hacer guardar la Constitución de la República”.
¿Acaso seré yo…?
El punto de quiebre gracias al cual se derrumbaron las esperanzas de muchos que esperaban se diera marcha atrás a la reforma judicial de López Obrador, por lo menos de manera parcial, se dio con la postura del ministro Alberto Pérez Dayán, quien aseguró que las acciones de inconstitucionalidad presentadas por los partidos eran improcedentes y por lo tanto debía declararse sin efecto.
“Resolver en el sentido que propone la propuesta sería, lo digo con todo respeto y en el fuero de mi propia persona, responder una insensatez llevada irresponsablemente al texto supremo con otra insensatez equivalente”, justificó.
Añadió que “No estoy de ninguna manera ajeno a las consecuencias que habrá de producir la reforma constitucional cuestionada, principalmente en el ámbito público de la seguridad jurídica, en el tema de la división de poderes y en los principios de la independencia judicial, tampoco las que producirá en el ámbito personal de los juzgadores la afectación concreta a miles de personas que con su ejecución verán lastimosamente truncados sus esfuerzos de superación y compromiso por una nación más justa. Desde luego que lo sé, incluso lo recito personalmente. A mí también me toca”.
De esta manera, definió su voto en contra de la invalidación parcial de la reforma y se sumó al bloque conformado por las morenistas Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres.
Incredulidad y desasosiego
Trabajadores del Poder Judicial que permanecían a las afueras de la Corte mientras se llevaba a cabo la sesión que pudieron seguir a través de la transmisión que se hizo en unas pantallas, no daban crédito a lo que estaba sucediendo ni a la postura del ministro Pérez Dayán a quien comenzaron a gritarle “traidor”.
Patricia Aguayo, vocera de los trabajadores judiciales que se han manifestado en contra de la reforma, calificó como “un día de tristeza y de luto para nuestros estudiantes y sus futuros, y para los hijos de todos nosotros, nuestros nietos”.
Lágrimas y lamentos expresaban el desasosiego, el enojo la incredulidad de los trabajadores que querían reclamar a Pérez Dayán en su cara su decisión.
El que sí salió a su encuentro sin que nadie lo pidiera, fue el ministro Luis María Aguilar Morales, quien indicó “la verdad estamos tristes, porque podíamos haber conseguido más y yo trate de hacer mi mejor esfuerzo, pero no fue suficiente. No hubo la gente que se solidarizó con nosotros lo suficiente, muchas gracias compañeros, los quiero muchísimo”.
Notoriamente triste agradeció a sus compañeros, “porque todos somos compañeros”, aseguró a los trabajadores del Poder Judicial en un tono de amistad y cercanía, y reconoció la defensa que todo este tiempo han hecho del Poder Judicial, “son ustedes verdaderamente el alma del Poder Judicial, por lo tanto, del México democrático e independiente”, expresó.
Para algunos lo de menos es que se elijan a los magistrados, jueces y ministros por voto popular, lo que verdaderamente importa es lo frágil que será para los ciudadanos estar desprotegidos y que se respeten sus derechos con un Poder Judicial trastocado por intereses de toda índole.
¿Consideras que es un avance democrático o un retroceso para la democracia el acabar con el Sistema Judicial como venía funcionando?
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