La OMS ha dicho que el brote de COVID-19 ha estado acompañado de una infodemia masiva. Es decir, de una cantidad excesiva de información.
Alrededor del mundo y por distintos motivos, hay personas que cuestionan la efectividad de las vacunas, a pesar de que se ha dicho que podrían ayudar a poner fin a la pandemia de COVID-19. Entre las razones que las personas deciden no vacunarse es a causa de la desinformación, a las teorías de conspiración y la infodemia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mayoría de las recientes hospitalizaciones y muertes por el nuevo coronavirus en el mundo son precisamente de personas no vacunadas.
Alrededor de tres mil millones de personas en el mundo no han recibido ni siquiera una primera dosis, debido a una pobre distribución y al acaparamiento de los países desarrollados. La OMS ha dicho que las vacunas son el mayor avance contra las enfermedades en la historia de la humanidad.
Docentes de la Universidad Iberoamericana (Ibero) reflexionaron sobre esta situación. Entre otras razones, destacaron que las personas deciden no vacunarse a pesar de la peligrosidad del virus y sus variantes.
Raquel Saed, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Ibero, dijo que muchas de las personas que son escépticas a las vacunas se basan en teorías de conspiración, difundir información falsa y mezclar argumentos con posturas ideológicas y políticas.
La especialista afirmó que se saca de contexto, pues desde un principio se ha informado que la vacuna serviría para evitar que se agudice la enfermedad, la llegada al hospital y que las personas no fallezcan. Además, que la política de identidad también influye en la decisión de las personas para no vacunarse, pues hay quienes no necesariamente son escépticas, sino simplemente siguen a otras personas que deciden no inocularse.
Para Fernanda Cobo, académica del Departamento de Derecho de la Ibero, lo más preocupante del movimiento antivacunas es la desinformación que hay alrededor del tema, lo cual puede ocasionar daños a otras personas debido a que puede incidir en la decisión de padres, madres o tutores de vacunar o no a niñas y niños.
La especialistas en derecho a la salud señala que el problema está cuando el tema de las personas antivacunas se traslada al ámbito de lo privado. Es decir, al hecho de que las personas necesitan estar vacunadas para no enfermar, para disminuir la prevalencia o la incidencia de enfermedades en una población determinada.
Recordó que, de acuerdo con la Ley General de Salud, la vacunación es una medida de seguridad sanitaria, así como el aislamiento y la cuarentena. Por lo cual, hizo una reflexión sobre hasta qué punto las personas son corresponsables no sólo con su salud, sino con la de terceros.
La infodemia
La OMS ha dicho que el brote de COVID-19 ha estado acompañado de una infodemia masiva. Es decir, de una cantidad excesiva de información -en algunos casos correcta, en otros no- que dificulta que las personas encuentren fuentes y orientación fidedigna cuando las necesitan.
Para Ana Lilia Villafuerte, académica del Departamento de Psicología, parte de lo que se está viviendo y que ha tenido que ver particularmente con las personas que son antivacunas es la infodemia, misma que dificulta el acceso a fuentes confiables para tomar decisiones.
Asimismo, la psicóloga menciona que la decisión de vacunarse o no de las personas también tiene que ver con la diversidad del pensamiento, las creencias y la espiritualidad, pues dan identidad.
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