El salario mínimo que perciben 22.9 millones de mexicanos corresponde a 123.22 pesos diarios, mientras que el costo de la canasta básica es de mil 640 pesos, lo que significa que millones de personas viven con pobreza salarial.
El impacto de la pandemia en los diferentes sectores productivos del país ha repercutido en el aumento de la pobreza salarial afectando el poder adquisitivo de gran parte de la población, advirtió Marcos Gutiérrez Barrón, investigador de la Facultad de Economía de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Destacó que en la actualidad hay 22.9 millones de mexicanos que sobreviven con un salario mínimo que equivale a 123 pesos diarios, y otras 33.7 millones de personas ganan dos salarios mínimos, es decir 246 pesos diarios, dinero que es insuficiente para adquirir una canasta básica y cubrir otros gastos como transporte o de vivienda.
“Podemos observar, que el salario mínimo de un trabajador es de 123.22 pesos diarios y el costo de la canasta básica es de mil 640 pesos, encontramos que el salario mínimo no alcanza para cubrir las necesidades básicas de una sola persona. Por lo que este número de trabajadores se encontrarán en una extrema pobreza laboral y no se diga de los trabajadores informales que al carecer de prestaciones y seguridad social, se estarán ubicando en este sector de pobreza salarial”, subrayó.
Gutiérrez Barrón dijo que a pesar de que los datos oficiales muestran una recuperación del mercado laboral, es preocupante que existan más plazas informales, ya que de acuerdo a datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (MSS) en junio había 49.8 millones de trabajadores, mientras que los puestos informales sumaron 27.3 millones.
En el caso de los pequeños negocios como restaurantes, hoteles, entre otros, el catedrático de la UPAEP indicó que no han tenido resultados positivos, toda vez que se prevé una caída de entre el 60 y 90 por ciento para el presente año.
Consideró que se requieren programas de créditos destinados para las medianas, pequeñas y micro empresas, pero sobre todo, que las tasas de interés de estos créditos sean flexibles, competitivos y que no sean las mismas tasas impositivas que se aplican a las grandes empresas; por lo que es importante que se haga una revisión a la legislación fiscal para apoyar a este sector y darles oxígeno para que sigan adelante.
Por otra parte, señaló que la economía del país afectada por el COVID-19 ha caído de manera significativa, registrando un retroceso de aproximadamente 38 trimestres y aun con el crecimiento económico que se comienza a dar previó que la recuperación será muy lenta.
Consideró que las expectativas que se tienen para el crecimiento económico del país en los próximos tres años son bastante modestas. Abundó que los pronósticos promedio del Banco de México para el 2020 presentan un crecimiento cercano al 3 por ciento; para el 2021 alrededor del 2.9 por ciento, y para el 2022 del 2 por ciento, es decir, los crecimientos van a ser modestos y no habrá los crecimientos económicos que el país necesita en estos momentos que es por arriba del 6 por ciento para generar el número de empleos que México requiere.
Ante este panorama el catedrático de economía de la UPAEP señaló que es urgente el fomento a la inversión pública y privada al interior del país, crear las condiciones de confianza y ofrecer garantías que permitan atraer a nuevos inversionistas.
Asimismo, indicó que “si los recursos son escasos y la recaudación fiscal es escasa, se debe hacer un uso eficiente del gasto fiscal y lograr una reactivación financiera, es decir, se deben destinar recursos a los sectores que en estos momentos los necesitan, como son la micro, pequeñas y medianas empresas que son aquellas que más empleo generan y que tienen un importante componente en el valor agregado del país”.
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