La Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores se está llevando un porcentaje que afecta cualquier apoyo que beneficie a otros grupos de la población.
La Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores del gobierno federal enfrenta tres riesgos: no es sustentable, incentiva el empleo informal y presenta fallas de implementación, alertó Ricardo Velázquez Leyer, académico del departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana.
En un conversatorio en el que la reflexión surgió a raíz del artículo “Food Well‑Being in Older Adults: Effects of a Universal. Non‑contributory Pension in Mexico”, publicado en la revista científica Social Indicators Research, Velázquez Leyer indicó que a pesar de que este programa tiene aciertos, existen muchos puntos que deben ajustarse para que realmente cumpla con su función de amparar a adultos mayores excluidos del sistema de pensiones laborales.
Agregó que los programas sociales de transferencia no contributivos, como lo es este, carecen de sustentabilidad y fuente de financiamiento.
Resaltó que la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores se está llevando un porcentaje que afecta cualquier apoyo que beneficie a otros grupos de la población. “Hay que planear, definir y decidir de dónde va a salir el dinero para dar continuidad a este programa sin menoscabo de otros”, subrayó al tiempo que indicó que las necesidades presupuestales seguirán creciendo porque la población sigue envejeciendo a tasas aceleradas a nivel mundial.
Por otra parte, advirtió que este programa insignia del gobierno federal desincentiva la formalización del mercado laboral toda vez que tanto los empleadores como los empleados pueden cuestionar la necesidad de inscribirse y contribuir al IMSS o al ISSSTE bajo la lógica de que si a fin de cuentas el gobierno les entregará una asistencia social.
Asimismo, mencionó que existen deficiencias en la implementación, pues a pesar de que el programa operaba muy bien al inicio, al paso del tiempo existen evidencias que no todas las personas están recibiendo la pensión. “Aunque su diseño es universal, en la práctica se está descuidando a las personas que requieren el apoyo”, apuntó.
Velázquez Leyer consideró que es necesaria una reforma fiscal para aumentar la recaudación de impuestos y una reforma a las pensiones contributivas para reforzarlas e incentivar su acceso.
“Las pensiones contributivas requieren de reformas porque son las únicas que realmente ofrecen una protección a las personas. El monto está vinculado a los ingresos que las personas tuvieron a lo largo de su vida laboral; logran mantener mejores niveles de vida de la población y se adaptan de acuerdo al salario. En cambio, las pensiones no contributivas son montos iguales para todas y todos sin importar el salario o los ingresos que las personas hayan tenido en su vida laboral”, resaltó.
El académico dijo que la pensión no contributiva en la que quien recibe el beneficio no aporta ningún tipo de cuota, es una de las pensiones más importantes, no solo del gobierno federal actual, sino de los gobiernos federales en México desde principios del siglo XX. Es un triunfo de la democracia y la competencia electoral, sin duda, destacó el académico.
“Es algo muy sano, la democracia funciona para ampliar los proyectos sociales a grupos excluidos”, expresó el académico. Sin embargo, advirtió que es necesario analizar y atender los riesgos para sostener el programa en el futuro y trascender los sexenios.
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