En México, la mayoría de los trabajadores trabajan en precariedad laboral toda vez que carecen de un contrato estable y no pertenecen a alguna organización sindical.
Desde hace 17 años en México siete de cada 10 personas, el 71.4 por ciento de los trabajadores, laboran sin lograr obtener un ingreso suficiente para superar el umbral de la pobreza, y seis de cada 10 que corresponde al 61.2 por ciento carecen de afiliación al seguro social, lo que muestra que en el país la precariedad laboral está estancada dado que los datos estadísticos no se mueven desde 2005, según el reporte 13 del Observatorio de Trabajo Digno.
Al presentar el informe, Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, destacó que al pasar de los años los datos empeoran o mejoran un poco, pero al final quedan en el mismo nivel.
La explicación es que las estructuras laborales en México conceden licencia a la precariedad laboral. La mayoría trabaja sin defensa: sin contrato estable y sin organización sindical. Y quienes trabajan por su cuenta se ubican en la informalidad, como alternativa de sobrevivencia frente al desempleo, consideró Gómez Hermosillo.
Al completarse 18 años continuos de haberse iniciado la serie estadística de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), es posible observar que se ha “normalizado” la pobreza, los bajos salarios, la precariedad laboral, la informalidad y las condiciones críticas de ocupación.
Desde los primeros informes del Observatorio de Trabajo Digno se enfatizaban dos condiciones de indefensión para quienes tienen trabajo asalariado: carencia de contrato estable y carencia de organización sindical, aseguró el coordinador del colectivo.
Abundó que la falta de contrato estable afecta a la mitad de las personas con trabajo asalariado. De acuerdo a los datos considerados para el estudio, el indicador de carencia de contrato estable se ubicó en el primer trimestre del año en curso en 51.5 por ciento, y en el mismo periodo del 2021 se ubicó en 51.7 por ciento, mientras que en 2020, justo antes de la pandemia era 53 por ciento, y tres años atrás, en 2019 cuando se inició el Observatorio de Trabajo Digno, se hallaba en el 52.8 por ciento, lo que demuestra que más de la mitad de las personas con trabajo asalariado se han ubicado en esos niveles.
Por otra parte, Gómez Hermosillo señaló que la indefensión de trabajadores asalariados se completa con la carencia de organización sindical, en este sentido destacó que al primer trimestre del presente año el 86.6 por ciento de los trabajadores se ven afectados por esta situación. Sin embargo, al considerar en retrospectiva las cifras al respecto se percibe que la situación prácticamente ha permanecido estática, pues tan sólo en 2021 se ubicó en 86.2 por ciento, hace dos años en 86.8 por ciento, hace tres años era de 86.9 por ciento y hace cuatro años 87.1, y yendo 10 años atrás tampoco se ven cambios significativos pues en aquel entonces era de 85 por ciento mientras que desde 2006 era de 81.7 por ciento.
El coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza aseguró que la indefensión por falta de organización sindical que represente genuinamente los intereses de los trabajadores para generar las condiciones de una mejor distribución del poder y del ingreso entre los diversos actores económicos, es la condición que afecta a quienes tienen un trabajo subordinado y asalariado, es decir, personas que están empleadas por alguien más.
Por otro lado, dijo que en México quienes trabajan por cuenta propia lo hacen como una medida de sobrevivencia, para evitar el desempleo, con ocupaciones que se convierten para la gran mayoría en una trampa de pobreza. El 99.9 por ciento de quienes trabajan por su cuenta carecen de seguridad social y ocho de cada 10 carecen de ingreso suficiente para superar el umbral de pobreza (79.1 por ciento).
Resaltó que quienes trabajan por su cuenta, representan poco más de la mitad de la informalidad, en tanto que la otra parte son personas que trabajan en el sector formal, pero carecen de afiliación al seguro social, “son informales en la formalidad”, indicó.
Subrayó que la inamovilidad laboral es un “statu quo” estructural y sistemático que produce pobreza y viola normas básicas del derecho humano al trabajo, lo que afirmó que debe cambiar. En este sentido, consideró que la reforma laboral debe transformar esta realidad, pero reconoció que su implementación tomará aún varios años y sus frutos pueden tomar décadas.
Rogelio Gómez Hermosillo dijo que esta situación debe cambiar, para ello exhortó al sector privado, en particular a las medianas y grandes empresas a transformar las condiciones laborales en sus unidades económicas, pues aseguró que es la única manera de activar el mercado interno y lograr una recuperación económica sostenible.
Finalmente. subrayó que adoptar el trabajo digno con remuneración suficiente y derechos laborales como único modelo de contratación puede reducir la pobreza, pero también puede fortalecer y dinamizar la productividad y el crecimiento económico.
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