El proyecto del Nuevo Aeropuerto, a pesar de haber sido redimensionado, sólo utilizaría el 10 por ciento de recursos públicos, es resto se cubrirían con recursos privados.
La construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México debe continuar, afirmó Juan Pardinas, director general de Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) junto a sus colaboradores Ana Thaís Martínez y Max Kaiser, al presentar el estudio “Nuevo Aeropuerto Internacional de México, un proyecto indispensable: Riesgos y Oportunidades”.
El estudio señala que el actual aeropuerto sufre de una alta saturación, ya que su capacidad de atención es de 32 millones de pasajeros y 365 mil operaciones, en tanto que en 2017 brindaba servicio a 44 millones de pasajeros en 449 mil vuelos, lo cual además representa un alto riesgo para la seguridad de todos, pasajeros, tripulaciones, trabajadores de la terminal y zonas aledañas.
Pardinas explicó que se ha postergado la implementación del nuevo aeropuerto, dejando en el camino oportunidades de desarrollo que han tomado Panamá o Perú.
Pareciera un “falso dilema” la consulta sobre si la edificación del nuevo aeropuerto debe ubicarse en Texcoco o en Santa Lucía, señaló Juan Pardinas.
Recordó que cuando se estudiaban las opciones en el sexenio de Vicente Fox, estas eran Texcoco y Tizayuca, en tanto que Santa Lucía no figuraba como una posibilidad, justamente por la validación de las agencias que garantizan la seguridad en las terminales aéreas. Para que fuera viable este último tendría que reducirse el número de operaciones, lo que limitaría su potencial.
“En el IMCO consideramos que el aeropuerto que se está haciendo en Texcoco es la mejor opción”, aseveró.
Ana Thaís Martínez, integrante de IMCO, subrayó que el crecimiento de la demanda del servicio superó las proyecciones del proyecto original, que en 2021 llegaría a 55 millones de pasajeros y a 634 mil toneladas de cargo, así que el costo del proyecto pasó de 168 mil millones de pesos a 285 mil millones, lo que implica que aumentó un 70 por ciento, no obstante solo se utilizarían 28 mil millones de pesos de recursos públicos y el resto de se cubriría con recursos privados.
Explicó que además del redimensionamiento del proyecto, el costo del nuevo aeropuerto se debió al alza del tipo de cambio del dólar, ya que las estimaciones se hicieron sobre un tipo de cambio de 12.7 pesos por dólar.
La cancelación de los trabajos del Nuevo Aeropuerto equivale aproximadamente a 120 mil millones de pesos, entre los 58 mil millones que se han pagado hasta el momento, más las penas y gastos no recuperables que habría que cubrir a los inversionistas y liquidaciones de trabajadores.
“El costo de cancelación es equivale al 42% de la inversión total del NAIM sin edificarlo”, afirmó.
El estudio reveló que el 40 por ciento de las propuestas hechas en las diferentes licitaciones o en invitaciones restringidas, se desecharon por temas legales o administrativos.
Por otro lado, 157 de 320 contratos se asignaron por adjudicación directa, en tanto que 68 fueron por licitación pública, 59 por invitación restringida y 46 fueron convenios entre dependencias del gobierno. Sin embargo, el 90 por ciento de los costos del proyecto sí se licitaron.
Aquellos contratos que no se otorgaron mediante licitación pública, necesitan contar con un sustento, un dictamen de excepción; sin embargo, conforme a la metodología de IMCO, solo el 19 por ciento de 216 procedimientos cuenta con una justificación correcta.
Para IMCO, la transparencia aplicada en el proyecto del nuevo aeropuerto es una buena práctica, a diferencia del proyecto del tren a Toluca, del cual se carece de mucha información pública.
Además, Pardinas señaló que el hecho de convocar a una consulta ciudadana para determinar el lugar de edificación del nuevo aeropuerto, envía una mala señal, según ha difundido la calificadora Moody´s.
