El imán para atraer inversiones extranjeras disminuyó debido a los pronósticos de un bajo crecimiento del país, así como la retórica de AMLO quien ha desafiado la privatización de sectores clave de la economía mexicana.
A pesar que durante los últimos años México ha sido potencialmente atractivo para invertir, por ahora los capitales extranjeros se enfocan hacia otras latitudes, toda vez que en nuestro país no perciben que existan condiciones que ofrezcan seguridad y certidumbre a sus negocios.
De acuerdo al Índice de Confianza de la Inversión Extranjera Directa 2019 (ICIED), elaborado por la consultoría internacional A. T. Kearney, México ocupa la posición 25, el último de la lista de los países que alcanzan a entrar en la misma, después de una caída de ocho posiciones en tan sólo un año. A pesar de ello, es el único país de América Latina que se mantiene dentro de este índice.
El descenso en el ranking del lugar 17 al 25 no significa que México haya dejado por completo de ser atractivo para la inversión del exterior, como lo demuestra la puntuación que obtuvo al aumentar ligeramente este año al avanzar a 1.49 puntos, desde el 1.47 del año pasado.
La trascendencia de este índice radica en ser prospectivo y no retrospectivo como otros análisis. El ICIED se construye a partir de los resultados obtenidos de una encuesta realizada a 500 altos ejecutivos de negocios globales, quienes muestran las probabilidades de inversión a futuro de sus empresas en determinados países.
Vientos en contra
El documento de la consultaría A. T. Kearney señala que “la economía mexicana se encuentra en un punto de inflexión, con el FMI degradando el crecimiento económico de México a 1.6 por ciento para 2019, pero proyectando una aceleración a 1.9 por ciento en 2020 que aumentará a 2.7 por ciento en el mediano plazo. El mes pasado, el Ministerio de Finanzas de México también redujo sus previsiones de crecimiento para 2019 y 2020. Este crecimiento se relaciona con la retórica del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha desafiado la privatización de sectores clave de la economía mexicana, incluido el sector energético”.
A estos factores se suman que “a principios de 2019, el banco central mexicano advirtió que la desaceleración de la inversión y las huelgas laborales, entre otros desafíos, estaban afectando su pronóstico de crecimiento. Esta dinámica se puede ver en el cambio a la baja en el sentimiento del inversor respecto al año pasado. En 2019, el optimismo económico es el más débil para México entre los 25 países que conforman el ICIED. Y las agencias de calificación crediticia están degradando la perspectiva de calificación crediticia del país, particularmente porque el estado está preparado para volver a asumir un papel más importante en la petrolera estatal con problemas financieros Pemex”.
En contraparte, la consultoría asegura que entre los factores positivos está la sensación de mayor estabilidad política en la economía de América del Norte que proporciona la ratificación del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Además de que México ha realizado un esfuerzo para ampliar sus relaciones comerciales con otras latitudes, como se demuestra con la firma del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea que se completó el año pasado. “Tales esfuerzos indican a los inversionistas que México permanecerá abierto a la economía global y está buscando activamente diversificar sus relaciones comerciales y de inversión”, señala el documento.
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