La imposición de un arancel de exportación al maíz blanco harinero decretada por el gobierno federal, no contribuirá a estabilizar el precio del producto como pretenden las autoridades, pero sí representa un riesgo para la competitividad del país al envíar un mensaje negativo al exterior, genera incertidumbre y abre la posibilidad de restricciones futuras a la comercialización de otros productos, aseguró el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El decreto publicado el lunes 16 de enero en el Diario Oficial de la Federación (DOF) modifica temporalmente el arancel aplicado a las exportaciones de maíz blanco harinero en 50 por ciento, la medida estará vigente hasta el 30 de junio de este año.
Las autoridades defienden la disposición bajo el argumento de que al tratarse de un producto básico en la alimentación de México, es necesario garantizar un abasto suficiente, mantener la producción nacional en el país y asegurar condiciones que estabilicen su precio.
Al respecto, el IMCO calificó esta medida como “ineficaz” toda vez que la producción nacional es suficiente para satisfacer y superar la demanda doméstica, pues es el principal grano producido en el país. Abundó que durante la última década, la suma de los inventarios y la producción nacional de maíz blanco ha superado la demanda total, misma que incluye el consumo humano, el pecuario, el autoconsumo, la semilla para siembra y las exportaciones.
Por otra parte, el IMCO afirmó que la implementación arbitraria de un arancel a la exportación de un producto genera conflicto con los compromisos multilaterales de México con sus socios comerciales.
Asimismo, indicó que el gobierno mexicano implementó una restricción a la exportación de maíz blanco consistente en un arancel, sin dar justificación apropiada ni suficiente para hacerlo.
Señaló que los datos de producción y consumo del producto no muestran evidencia de escasez, toda vez que por sí sola la producción nacional cubre más del 95 por ciento de la demanda total de maíz blanco, “de manera que México es prácticamente autosuficiente en este mercado”, subrayó.
Más allá de las complicaciones generadas en materia comercial, destacó el IMCO, la medida transmite un mensaje de incertidumbre sobre el funcionamiento del sector agropecuario nacional, al abrir la puerta a potenciales restricciones en la exportación de otros productos agrícolas; las exportaciones agrícolas representan cuatro por ciento del total de las ventas que México hace al exterior.
El bajo efecto potencial sobre los precios del maíz blanco, las señales enviadas al sector agrícola y a nuestros socios comerciales, y la incompatibilidad con las disposiciones de nuestros acuerdos, indican que la implementación de un arancel a la exportación de maíz blanco es una medida que tendrá baja efectividad en la reducción de la inflación en alimentos, y puede traer más problemas que beneficios para la economía nacional.
El IMCO indicó que cualquier esfuerzo para asegurar la disponibilidad de productos a mejores precios debe incluir, más allá de medidas concentradas en el corto plazo, políticas para el fortalecimiento de la competencia económica, que aseguren igualdad de condiciones y un terreno de juego justo para las empresas del país.
Además, señaló que para lograr una mayor producción y oferta de bienes, tanto alimenticios como no alimenticios, se debe garantizar un entorno de negocios que provea certeza jurídica y permita generar y atraer la inversión fundamental para potenciar la producción nacional mediante la adopción de nuevas tecnologías y el aumento de las capacidades productivas de todos los sectores, incluido el agrícola.
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