La guerra comercial entre Estados Unidos y China, iniciada en 2018 con incrementos arancelarios mutuos, ha reconfigurado flujos comerciales globales. Pese a las tensiones, México y Panamá –ajenos al conflicto directo– han experimentado impactos económicos notables. En México se observa un aumento histórico de exportaciones, inversiones manufactureras y relocalización de cadenas de suministro (nearshoring); Panamá, por su parte, ha visto reforzado su papel logístico regional, especialmente mediante la Zona Libre de Colón (ZLC). A continuación, se presenta la evolución de la balanza comercial mexicana desde el año 2000, el desempeño del comercio de México con EE.UU. y Europa, las repercusiones del conflicto en la economía mexicana (incluyendo la IED y el PIB), así como los beneficios obtenidos por Panamá en el contexto de esta disputa, respaldados por datos estadísticos y opiniones de expertos.
Evolución de la balanza comercial de México (2000-2023)
Un buque portacontenedores operando en un puerto mexicano. La integración comercial de México ha aumentado sustancialmente en las últimas dos décadas, reflejada en un fuerte crecimiento de sus exportaciones e importaciones.
La balanza comercial de México ha mostrado un marcado crecimiento del comercio exterior desde el año 2000. En 2000, las exportaciones mexicanas de bienes sumaban cerca de 166 mil millones de dólares frente a importaciones por 174 mil millones, resultando en un ligero déficit comercial de unos 8 mil millones. A partir de entonces, las exportaciones se cuadruplicaron en valor en dos décadas, alcanzando récords históricos en años recientes. Por ejemplo, para 2023 las exportaciones de mercancías de México superaron los 593 mil millones de dólares, mientras que las importaciones rondaron los 598 mil millones, muy superiores a las cifras de inicios de siglo. Pese al enorme aumento de volumen comercial, el saldo negativo se ha mantenido relativamente moderado; en 2023 el déficit comercial fue de solo 5,464 millones de dólares, una mejora notable respecto al déficit de 26,879 millones registrado en 2022
Este ajuste reciente obedeció a un mayor superávit en la balanza no petrolera (debido al auge exportador) y a la reducción del déficit petrolero por menores importaciones de energéticos. En términos estructurales, México tradicionalmente presenta una balanza deficitaria, aunque con episodios de casi equilibrio. Por ejemplo, durante 2020-2021 el choque de la pandemia redujo temporalmente importaciones y el déficit llegó a ser menor al 1% del PIB. Hacia 2023, con la recuperación económica y el impulso exportador, el comercio exterior representó aproximadamente 73% del PIB mexicano, reflejando la alta apertura comercial del país.
Comercio de México con Estados Unidos y Europa: volumen, sectores y tendencias
El mercado de Estados Unidos ha sido históricamente el destino predominante de las exportaciones mexicanas. Tras la entrada en vigor del TLCAN (1994) y su sucesor T-MEC (2020), la integración comercial entre México y EE.UU. se profundizó. En 2023, EE.UU. absorbió cerca del 80% de las exportaciones mexicanas (79.6% exactamente), consolidando a México como uno de sus principales proveedores. De hecho, México desplazó a China como primer socio comercial de EE.UU. en 2023, posición que reafirmó en 2024: el intercambio bilateral México-EE.UU. alcanzó un valor récord de 839,900 millones de dólares en 2024, 5.2% más que el año anterior
Solo en 2024, las exportaciones mexicanas a EE.UU. sumaron 505,850 millones de dólares, un crecimiento anual de 6.45%, mientras que las importaciones desde EE.UU. fueron 322,742 millones. El resultado fue un amplio superávit comercial a favor de México (171,809 millones), indicador de la sólida demanda estadounidense de productos mexicanos. Casi ocho de cada diez exportaciones mexicanas se dirigen al mercado estadounidense, siendo los sectores líderes el automotriz, electrónico, agroindustrial y manufacturas varias. Los principales productos que México exporta incluyen automóviles y vehículos de motor (aprox. 9-10% del total), autopartes (7%), camiones de carga (6%), equipos electrónicos como computadoras (5%) y petróleo crudo (casi 5%)
A su vez, entre las mayores importaciones mexicanas destacan insumos para su propia industria: partes automotrices (5.4%), petroquímicos como gasolina y diesel (5.1%), circuitos integrados y componentes electrónicos (4.0%), aparatos telefónicos (3.5%) y vehículos terminados (3%). Esto refleja cadenas productivas norteamericanas altamente integradas, donde México importa insumos avanzados (muchos desde EE.UU., China y Europa) para ensamblar productos finales que luego exporta principalmente a EE.UU.
La Unión Europea ocupa un distante segundo plano como socio comercial de México, aunque con una relación significativa desde la firma del Acuerdo Global UE-México en 2000. En 2023, el comercio de bienes México-UE alcanzó 82,000 millones de euros (unos 84 mil millones de dólares), lo que equivale aproximadamente al 7% del comercio exterior total de México. La UE representó en 2020 alrededor de 4.3% de las exportaciones mexicanas y 10.5% de las importaciones, siendo el tercer socio comercial del país (después de EE.UU. y China). Los envíos de México a Europa son dominados por manufacturas de alto valor, en especial vehículos automotores, autopartes, maquinaria industrial, electrodomésticos y productos mineros. Por ejemplo, antes de la pandemia (2019) los vehículos representaron alrededor de 6,500 millones USD exportados a la UE, seguidos de maquinaria (3,000 millones) y aparatos eléctricos y médicos
Del lado opuesto, México compra de Europa principalmente bienes de capital y tecnología: maquinaria pesada, productos farmacéuticos, equipo médico, químicos, así como automóviles de lujo. Esta relación se ha fortalecido con inversión europea significativa (la UE aporta cerca del 28% de la IED acumulada en México) y la modernización reciente del acuerdo comercial bilateral, que eliminará prácticamente todos los aranceles industriales y agrícolas pendientes. No obstante, Europa aún representa menos del 5% del mercado exportador mexicano, reflejando la preferencia geográfica de México hacia América del Norte debido a la cercanía y las ventajas del T-MEC.
En resumen, el volumen comercial de México con EE.UU. (más de 800 mil millones USD anuales) es un orden de magnitud mayor que con Europa (~84 mil millones USD). Estados Unidos demanda masivamente productos manufactureros mexicanos –particularmente automóviles, autopartes, electrónica, maquinaria eléctrica, alimentos y bienes agrícolas– mientras que Europa participa en nichos industriales (autos, maquinaria, aeronáutica) y provee a México insumos avanzados. La evolución ha sido de crecimiento sostenido con ambos: el comercio México-UE se duplicó aproximadamente desde 2000 a la fecha, y el comercio México-EE.UU. se ha multiplicado varias veces desde la entrada del TLCAN en 1994, alcanzando máximos históricos en 2022-2024. Esto establece la plataforma sobre la cual la guerra arancelaria entre Washington y Beijing ha generado efectos indirectos.
Repercusiones de la guerra comercial en la economía mexicana: inversión y nearshoring
La disputa comercial EE.UU.-China –especialmente las fuertes tarifas que Estados Unidos impuso desde 2018 sobre miles de productos chinos– abrió oportunidades para México al redirigirse la demanda norteamericana hacia proveedores alternativos. Varias industrias donde China era dominante vieron a empresas mexicanas ganar cuota de mercado en EE.UU. en los últimos años. Estudios económicos señalan que países como México han emergido como “ganadores” de la guerra comercial al incrementar sus exportaciones a EE.UU. pese al entorno hostil
.En particular, México estaba bien posicionado para beneficiarse gracias a su tratado de libre comercio (T-MEC) y proximidad logística con EE.UU.. Este factor no solo impulsó las ventas externas mexicanas, sino que incentivó una relocalización de inversiones manufactureras. Ante los aranceles, numerosas empresas globales iniciaron una estrategia de nearshoring o acercamiento de sus cadenas productivas: en lugar de fabricar en Asia y arriesgarse a costos arancelarios o interrupciones, decidieron instalar plantas en México para abastecer más fácilmente al mercado estadounidense. Gigantes como Walmart, Samsung, Amazon, Dell y otras anunciaron desde 2019 planes para expandir producción en México como alternativa a China. Un caso ilustrativo es Dell, que en 2019 abrió una nueva fábrica de computadoras en México para esquivar el impacto de los aranceles en su cadena de suministro
De igual modo, firmas asiáticas han invertido en México: la IED de origen chino prácticamente se duplicó en 2022, cuando empresas de China incrementaron sus inversiones en México en casi 50% (alcanzando 2,500 millones USD ese año). Incluso fabricantes chinos de autos eléctricos como BYD han mostrado interés en establecer operaciones en territorio mexicano.
Los sectores industriales más beneficiados en México por esta reconfiguración son aquellos donde coincidía la oferta mexicana con bienes antes importados de China. El ramo automotriz destaca: México ya era el cuarto exportador mundial de autos y piezas, y las tarifas a componentes chinos hicieron aún más competitiva a la proveeduría mexicana. Efectivamente, análisis muestran que las exportaciones mexicanas de vehículos y electrónica al mercado estadounidense crecieron más de 20% durante 2018-2022, compensando la menor importación desde China
Otro ámbito favorecido es el de equipos eléctricos, cómputo y electrodomésticos: por ejemplo, tras aplicarse aranceles a electrónicos chinos, México incrementó en 9,200 millones de dólares sus ventas de computadoras a EE.UU., mientras que las importaciones estadounidenses de computadoras desde China cayeron en 3,400 millones. Esto sugiere que fabricantes en México llenaron el vacío dejado por proveedores chinos incluso en productos sin arancel (computadoras tenían tarifa 0%, pero aun así EE.UU. redujo compras a China y aumentó a México)
La integración industrial norteamericana facilitó este ajuste: muchas fábricas mexicanas ya participaban en cadenas de valor con EE.UU., de modo que frente a la incertidumbre comercial con China pudieron escalar producción rápidamente. Además, la pandemia de COVID-19 evidenció riesgos en las cadenas globales largas, reforzando la tendencia de nearshoring. Así, México se volvió aún más atractivo gracias a su mano de obra calificada, salarios relativamente bajos y seguridad jurídica del T-MEC
Consecuencia directa de esta relocalización ha sido un boom de inversión en ciertas regiones de México. De 2021 a 2023 se registraron flujos récord de Inversión Extranjera Directa (IED), particularmente en estados industriales del norte y centro. Tan solo entre enero y septiembre de 2023, la IED total de México alcanzó 32,900 millones de dólares, el nivel más alto para ese periodo, impulsada en buena medida por reinversiones y nuevos proyectos de empresas ya establecidas aprovechando el nearshoring
Estados fronterizos como Nuevo León (zona de Monterrey) captaron cerca del 39% de la IED asociada a nearshoring desde 2021, seguidos por Coahuila (12%), Ciudad de México (11%), Guanajuato (10%) y Jalisco (9%)
Un anuncio emblemático fue la inversión de Tesla (fabricante de autos eléctricos) para construir una gigafábrica en Nuevo León, estimada en hasta 10,000 millones de dólares. También proyectos energéticos como la planta de licuefacción de gas natural de Mexico Pacific Ltd. en Sonora (14,000 millones USD) fueron señalados como parte de esta ola de inversión en 2023
Si bien no toda la IED reciente se debe exclusivamente a la guerra comercial, los analistas coinciden en que “la relocalización de empresas hacia México por las disputas comerciales representa una de las mayores oportunidades para la expansión económica del país”
No obstante, advierten que México podría aprovechar aún más esta coyuntura si mejora ciertos factores internos (infraestructura, energía, clima de negocios), dado que “la oportunidad del nearshoring no se está aprovechando al 100%” por algunas incertidumbres políticas y regulatorias. En suma, el conflicto arancelario ha actuado como catalizador para que México fortalezca su posición manufacturera, reciba nuevas plantas y gane participación en mercados antes dominados por productos chinos.
Impacto en el PIB de México y perspectiva económica
Los efectos positivos del nearshoring y el mayor flujo comercial ya se reflejan –aunque modestamente por ahora– en el desempeño macroeconómico de México. Tras años de crecimiento moderado, la economía mexicana aceleró su ritmo en 2022-2023 apoyada en la demanda externa. En 2023, el PIB de México creció alrededor de 3.4% (muy por encima del 1.1% promedio anual de la década anterior), en buena medida gracias a las exportaciones récord y la recuperación postpandemia
Expertos de Barclays estiman que la relocalización industrial aportó entre 0.3 y 0.4 puntos porcentuales de ese crecimiento del PIB en 2023. Si bien ese aporte parece pequeño, es significativo considerando que es un impulso nuevo añadido a los factores tradicionales. Para 2024 se anticipa que el efecto será mayor: se proyecta que el nearshoring contribuya entre 0.5 y 0.6 puntos del PIB, ayudando a que México mantenga un crecimiento arriba del 2%. De hecho, firmas como Fitch Ratings y JP Morgan han revisado al alza sus pronósticos de crecimiento para México debido a este fenómeno. Fitch elevó su proyección de PIB 2024 de 1.8% a 2.4%, explicitando que uno de los factores es el impulso del nearshoring
JP Morgan fue más optimista, ajustando su estimación de 1.0% a 2.7% para 2024, atribuyéndolo a mayor consumo interno y mayor IED ligada a la relocalización. Asimismo, el Banco de México incrementó recientemente su expectativa de crecimiento para 2024 de 2.1% a alrededor de 3%, citando los efectos positivos de la inversión manufacturera orientada a exportaciones. Estas revisiones sugieren que el conflicto comercial ha terminado por favorecer el dinamismo económico de México en el corto y mediano plazo, al menos mientras Estados Unidos mantiene una demanda vigorosa.
No todo ha sido inmediato ni automático: cabe mencionar que en 2019, el primer año pleno de la guerra arancelaria, México apenas evitó la recesión (crecimiento del PIB cerca de 0%). La ganancia comercial por desvío de pedidos desde China fue compensada por factores internos (políticas de austeridad e incertidumbre local) que frenaron la inversión privada. Sin embargo, con el paso de los años, los “frutos” del nearshoring han comenzado a madurar y podrían consolidarse en el mediano plazo
Analistas enfatizan que la trayectoria futura depende de mantener la estabilidad y la integración con EE.UU.: “cuando a EE.UU. le va bien, a México le va bien”, pero una desaceleración estadounidense o tensiones en T-MEC podrían limitar los beneficios. Asimismo, existe el riesgo de que eventualmente EE.UU. endurezca reglas de origen o imponga restricciones si percibe excesivo contenido chino en exportaciones mexicanas
Por ahora, México goza de una posición privilegiada derivada del choque comercial entre las dos potencias: es el principal proveedor de bienes a la mayor economía del mundo, con sectores fortalecidos y un renovado atractivo para la inversión global, lo que ha dado un impulso extra a su PIB y empleo manufacturero.
Panamá: beneficios en la Zona Libre de Colón y rol logístico reforzado
En Panamá, país enfocado en servicios logísticos y comercio internacional, la guerra comercial EE.UU.-China también ha tenido repercusiones, especialmente en su papel de hub distribuidor en las Américas. La Zona Libre de Colón (ZLC) –la zona franca más grande de Latinoamérica, situada junto al Canal de Panamá– experimentó inicialmente un enfriamiento por la incertidumbre global en 2019. En el primer trimestre de 2019, cuando arreciaba la disputa arancelaria, la actividad de la ZLC se contrajo: las importaciones hacia la zona cayeron 15.3% y las reexportaciones 11.0% interanual
Autoridades atribuyeron esta baja a la desaceleración económica regional y al impacto indirecto de la guerra arancelaria, dado que Estados Unidos y China son dos de los principales socios comerciales de la zona franca panameña. No obstante, tras ese ajuste, la ZLC pronto convirtió la crisis en oportunidad. Para fines de 2019, los empresarios de Colón ya reportaban señales positivas: “la imposición de aranceles a productos chinos ha beneficiado la actividad comercial en la Zona Libre en los últimos meses”, señaló Daniel Rojas, presidente de la Asociación de Usuarios de la ZLC
Muchas mercancías chinas que enfrentaban trabas o sobrecostos para entrar a EE.UU. comenzaron a ser redirigidas a Panamá. Distribuidores regionales que antes operaban desde Miami u otros puertos de EE.UU. optaron por la ZLC para evitar las tarifas: “ya no es conveniente que productos chinos lleguen a EE.UU., sino a Panamá, y eso es lo que sucede actualmente”, explicó Rojas en 2019
Empresas latinoamericanas que solían abastecerse via EE.UU. encontraron en Colón un punto de acceso más económico a bienes chinos para sus mercados. Este fenómeno atrajo nuevas empresas (principalmente del sector electrónico) de regreso a Colón, algunas que anteriormente habían migrado sus centros de distribución a Miami
Como resultado, la carga movilizada por la ZLC aumentó tras el inicio de la guerra comercial. Aunque 2019 cerró todavía con una baja acumulada de 15% en el movimiento comercial de la zona, las perspectivas eran optimistas. El entonces gerente general de la ZLC, Giovanny Ferrari, destacó que el diferendo entre EE.UU. y China representaba “una oportunidad grande que Panamá puede tener”, pues compradores de la región estaban “redescubriendo” la Zona Libre como alternativa
En años posteriores, esta predicción se confirmó. Datos recientes muestran que la ZLC recuperó e incluso superó su actividad previa: en 2023, las importaciones hacia la Zona Libre de Colón crecieron +41.1% anual (alcanzando alrededor de 19.7 mil millones de dólares), mientras que sus reexportaciones aumentaron 15%, sumando unos 13.3 mil millones
Este fuerte repunte post-pandemia se debe en parte a la normalización del comercio global, pero también a que la ZLC reafirmó su rol de intermediario entre los grandes fabricantes asiáticos (China, entre otros) y los mercados latinoamericanos. De hecho, en 2023 China se mantuvo como el principal proveedor de mercancías de la ZLC, seguida de Estados Unidos, Brasil y México, mientras que los mayores compradores finales de los productos reexportados desde Colón fueron países de la región como Venezuela, Nicaragua, Costa Rica y Cuba
Estos datos confirman que Panamá logró capitalizar los desvíos comerciales ocasionados por la guerra arancelaria, consolidándose como hub logístico: empresas de múltiples países usan la ZLC para almacenar, ensamblar ligeros componentes, y reembarcar mercancías asiáticas destinadas al continente americano, evitando costos y obstáculos que tendrían al pasar por territorio estadounidense.
Adicionalmente, el Canal de Panamá ha sido un termómetro de la pugna comercial. Durante los momentos álgidos del conflicto y la crisis del COVID-19, el flujo de cargamentos entre Asia y la costa este de EE.UU. (que pasa por el Canal) sufrió altibajos. Sin embargo, conforme productores asiáticos buscaron nuevos mercados y rutas, Panamá mantuvo su importancia. La ampliación del Canal en 2016 y la presencia de puertos modernizados en ambos litorales facilitaron manejar mayores volúmenes de contenedores redirigidos. Panamá también estrechó lazos con China: en 2017 estableció relaciones diplomáticas con Beijing, atrayendo interés de inversión china en infraestructura logística (puertos, zonas logísticas)
Si bien Estados Unidos ha observado con recelo la creciente presencia china en Panamá, el país ha tratado de balancear ambas relaciones. Al final, la vocación neutral y abierta de Panamá le permitió obtener beneficios en medio de la guerra comercial: más tránsito de mercancías por su territorio y mayores ingresos logísticos. La resiliencia de la ZLC lo demuestra; tras años difíciles a inicios de 2010, hoy alberga unas 2,600 empresas y ofrece una plataforma de distribución con puertos de clase mundial, enlace ferroviario y zonas aeroportuarias integradas. Esto convierte a Panamá en un eslabón clave de las cadenas de suministro que unen Asia con Latinoamérica y el Caribe.
Opiniones de expertos sobre México y Panamá
Diversos expertos económicos han analizado estos fenómenos en México y Panamá. En México, analistas subrayan que el país “estuvo bien situado para beneficiarse de la guerra de aranceles gracias al T-MEC”, lo cual explicaría por qué México superó a China como principal exportador a EE.UU. en 2023. Sin embargo, advierten que este éxito conlleva nuevas tensiones: el déficit comercial de EE.UU. con México aumentó 17% en 2023 (a $152 mil millones) y podría provocar presiones de Washington para asegurar que las exportaciones mexicanas no contengan insumos chinos en exceso
El economista Holger Görg, de la Universidad de Kiel, destaca que la inflación importada en EE.UU. por los aranceles ha afectado más a países integrados como México y Canadá, pero también que son estos países los que “más tienen que ganar” al llenar el vacío dejado por China en el mercado estadounidense
. Desde la academia mexicana, investigadores del ITAM y de Banco de México concluyeron en un estudio que México puede mejorar significativamente su competitividad internacional al aprovechar economías de escala derivadas de mayor producción para EE.UU., una vez capturada la demanda desviada de China
En Panamá, las voces de los líderes logísticos confirman las tendencias observadas. Daniel Rojas, de la Asociación de Usuarios de la ZLC, indicó que los nuevos aranceles de EE.UU. a China han “levantado el interés de empresas… que manejan productos chinos” en utilizar a Colón como base. Según Rojas, la ZLC está recibiendo “carga desviada hacia Panamá” de forma creciente, aunque es difícil cuantificarla, y nuevos clientes internacionales están regresando a hacer negocios en la zona. Giovanny Ferrari, ex-gerente general de la ZLC, opinó que la rivalidad entre EE.UU. y China es “una oportunidad potencialmente grande” para Panamá, siempre y cuando la zona franca se adapte y ofrezca servicios eficientes. Expertos en logística resaltan que Panamá, con su posición privilegiada y esquemas fiscales flexibles, “ha recobrado su valor como intermediario” entre fabricantes asiáticos y mercados regionales
Organismos internacionales como la CEPAL han señalado que Centroamérica puede beneficiarse del reajuste comercial global, siendo Panamá un caso evidente donde el incremento del transbordo y redistribución de mercancías ha apoyado su crecimiento en 2021-2023.
En conclusión, México y Panamá han sabido sacar partido de la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo. México se ha consolidado como un pilar industrial para Norteamérica, con exportaciones e inversiones al alza que le han permitido ganar cuota de mercado en EE.UU. y mejorar sus perspectivas de crecimiento
Panamá, apalancando su plataforma logística única, se ha posicionado como ruta alternativa para el comercio Asia-América, atrayendo más carga y negocios a la Zona Libre de Colón. Si bien estos beneficios vienen acompañados de desafíos –desde asegurar la continuidad del T-MEC hasta manejar la competencia geopolítica en Centroamérica–, ambos países han demostrado que, en medio de una disputa comercial global, es posible encontrar oportunidades de crecimiento y desarrollo integrándose inteligentemente en las nuevas cadenas regionales de valor.
Fuentes: Datos oficiales de Banxico, INEGI; reportes de Secretaría de Economía; CEPAL; OMC; declaraciones recogidas de El Economista, El País, La Jornada, Panamá América, Revista Summa, Reuters y Bloomberg.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
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