Entre la espada y la estrategia

“La guerra comercial ha vuelto, y esta vez México está al centro del tablero”, afirmó la economista Gabriela Siller al analizar las primeras decisiones de Donald Trump tras su retorno a la Casa Blanca en enero de 2025. En menos de tres meses, el presidente republicano ya había anunciado nuevos aranceles, desatado alarma global, y puesto a prueba la relación comercial con su principal socio fronterizo: México.

Contexto: la reactivación de la guerra comercial

En febrero de 2025, Trump impuso aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, y del 10% a productos chinos, bajo el argumento de “emergencia nacional” por temas de seguridad fronteriza y combate al fentanilo. Si bien la presión diplomática logró una suspensión parcial de 30 días, los aranceles se implementaron oficialmente el 4 de marzo, afectando sectores como el automotriz, el acero y la manufactura.

“Estados Unidos ya no tolerará prácticas comerciales desleales ni pasividad en el control de drogas”, declaró Trump el 3 de marzo desde la Casa Blanca.

A esta medida se sumó una escalada contra China, con una amenaza de aumentar los aranceles hasta un 245%, buscando presionar para reconfigurar cadenas de suministro globales, según reportó Cadena SER el 16 de abril de 2025【web】.

Impacto inmediato para México: sacudida económica y tensiones comerciales

Las repercusiones para México no tardaron:

  • Proyecciones de contracción económica: Moody’s advirtió que México podría ver su PIB reducirse entre 3 y 4% en 2025, de mantenerse el esquema arancelario.
  • Tensión en productos clave: como el jitomate, el aguacate y autopartes, con sobreprecios de hasta el 15% en EE.UU.
  • Incógnita para inversiones: empresas como General Motors y Tesla pausaron temporalmente decisiones de expansión, a la espera de claridad.

“Estos aranceles amenazan directamente la integración del T-MEC. La incertidumbre puede hacer más daño que los impuestos mismos”, advirtió Luis de la Calle, exnegociador del TLCAN, en entrevista con El País (marzo 2025).

¿Solo amenaza? También hay una oportunidad: el nearshoring

Paradójicamente, la presión sobre China ha reactivado el interés en reubicar operaciones hacia México. La necesidad de empresas estadounidenses de tener proveedores más cercanos —y fuera del radar de aranceles a Asia— posiciona a México como destino clave del nearshoring.

Según la Secretaría de Economía, México captó más de 50 mil millones de dólares en anuncios de inversión en el primer trimestre de 2025, con foco en electrónica, semiconductores, salud y transporte.

“México puede ser el gran ganador si logra combinar estabilidad legal, seguridad logística y talento capacitado”, afirmó Raquel Buenrostro, secretaria de Economía, en la feria Hannover Messe (abril 2025).

Obstáculos persistentes: el país no está listo… aún

Pero el optimismo tiene letra pequeña. México aún enfrenta:

  • Infraestructura saturada en aduanas del norte y puertos del Pacífico.
  • Inseguridad creciente en corredores industriales como Guanajuato y Nuevo León.
  • Falta de mano de obra técnica calificada en regiones emergentes como el Istmo.
  • Burocracia e incertidumbre jurídica que afectan la confianza de inversionistas.

“Si México no invierte masivamente en infraestructura y seguridad, esta oportunidad se nos va a ir a Vietnam”, advirtió Enrique Perret, director de la U.S.-Mexico Foundation.

¿Y ahora qué? Escenarios posibles

Escenario 1: Trump escala los aranceles

Con un Congreso dividido, Trump podría usar la política comercial para consolidar su base electoral en estados industriales. Si endurece aún más su postura, México tendría que buscar represalias en el marco del T-MEC, pero con consecuencias inciertas.

Escenario 2: EE.UU. y México renegocian reglas

Existe la posibilidad de renegociar cuotas sectoriales, agilizar certificados de origen o crear zonas libres temporales. México debería fortalecer su diplomacia económica y alinear al sector privado para actuar en bloque.

Escenario 3: México lidera una nueva etapa del T-MEC

Si logra atraer inversiones clave, estabilizar su entorno y mostrar visión, México podría transformarse en el nuevo centro de gravedad del comercio norteamericano, desplazando parte de la producción asiática y posicionándose como socio confiable.

Entre la espada y la estrategia

México no pidió esta guerra comercial. Pero está en ella. Y aunque los aranceles de Trump han reavivado viejos fantasmas, también han abierto una puerta para que el país redefina su lugar en el mundo económico.

Como dijo Gabriela Siller, “Si México sabe jugar sus cartas, puede convertir esta crisis en un punto de inflexión. Pero si no actúa rápido, quedará atrapado entre dos gigantes”.

El reloj ya empezó a correr.

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