De acuerdo con cifras documentadas por ManpowerGroup a mayor escolaridad crece la dificultad para emplearse.
En México, siete de cada 10 jóvenes tienen dificultades para ser contratados por la falta de experiencia, aunque esto obedece en parte a su limitada experiencia laboral, también hay otra barrera que les impide incorporarse al mercado de trabajo, advierte experto de ManpowerGroup.
Incluso antes de la crisis de salud, esta población era la “más vulnerable” por tres aspectos: ingresos más bajos en el primer empleo, informalidad (falta de prestaciones sociales) e inestabilidad laboral como resultados de salarios precarios.
De acuerdo con cifras documentadas por ManpowerGroup, a través de análisis enfocados en esta población, a mayor escolaridad crece la dificultad para emplearse, con licenciatura representa un 83 por ciento de complejidad y 79 por ciento cuando se tiene posgrado. A menor escolaridad, las oportunidades laborales se mueven, pero hacia la informalidad.
Otro aspecto, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) apuntan a que en México sólo entre 12 y 16 por ciento de los jóvenes con un trabajo de este tipo están cubiertos con servicios de salud, por ejemplo.
En tanto, el sector informal es el que más contribuye o “pega” a la precariedad en los jóvenes. El 57 por ciento de los asalariados informales en México persiste en este esquema de trabajo a un año de haber sido contratados.
El país encabeza en la imposibilidad de transitar hacia la formalidad para una minoría de jóvenes, teniendo esta posibilidad solo 10 por ciento de los asalariados, informa la OIT.
“No hay que perder de vista el efecto estigma que produce iniciar una vida laboral en la informalidad”, dijo Alberto Alesi, director general de ManpowerGroup, refiriéndose a que comenzar la trayectoria con un salario menor, sin prestaciones, sin oportunidades de desarrollo, “marca” los primeros años de vida profesional del joven.
Advirtió que un desafío es ayudar a los jóvenes a “superar las berreras de acceso al empleo formal”. Entre las acciones inmediatas está que empleadores, instituciones académicas y firmas de capital humano ayuden a esta población a fortalecer las competencias técnicas y blandas para acreditar frente a un empleador la experiencia ganada a nivel académico y la que pueden desarrollar en el propio lugar de trabajo.
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