La falta de dinamismo productivo ya se ha reflejado en problemas en el mercado laboral, pues las mejores oportunidades laborales dependen del crecimiento y desarrollo económico.
El proceso de recuperación económica en México está ocurriendo a velocidades distintas, de tal manera que de los 20 sectores económicos solo cuatro se han recobrado por completo, seis están en proceso de hacerlo y 10 han quedado rezagados, destaca un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y advierte que ante esta situación hace necesaria la construcción de un entorno que atraiga mayores inversiones.
El grupo de sectores rezagados representa 30.3 por ciento del PIB nacional, precisa el estudio y señala que en los 10 sectores incluidos, entre los que se incluyen la construcción; minería; servicios financieros y de seguros; actividades gubernamentales; servicios educativos; alojamiento, restaurantes y bares; energía eléctrica, agua y gas por ductos; apoyo a negocios y manejo de residuos; cultura, deporte y recreación, no se ha restituido el nivel de producción ni recuperado la tendencia de crecimiento previa.
En seis sectores -servicios inmobiliarios; comercio al por menor; transportes, correos y almacenamiento; información en medios masivos; el sector agropecuario; y los servicios corporativos- se ha restituido el nivel de producción respecto al primer trimestre de 2020, pero no se ha conseguido recuperar la tendencia de crecimiento previa a la pandemia. Estas actividades representan 35.5 por ciento del PIB nacional.
Por otro lado, los cuatro sectores que ya recuperaron el nivel de producción registrado en el primer trimestre de 2020 y además ya se encuentran en la misma tendencia de crecimiento observada durante los ocho años previos al inicio de la pandemia son: manufacturas; el comercio al por mayor; los servicios a la salud y asistencia social; y los servicios profesionales, científicos y técnicos, los cuales representan 30 por ciento del PIB nacional.
Daños colaterales
La falta de dinamismo productivo ya se ha reflejado en problemas en el mercado laboral, pues las mejores oportunidades laborales dependen del crecimiento y desarrollo económico, indica el documento y observa que la generación de empleos durante el proceso de recuperación se ha caracterizado por la prevalencia del empleo informal y los bajos ingresos laborales.
Durante el segundo trimestre de 2020, se perdieron más de 10 millones de puestos de trabajo. A partir de entonces, el nivel de empleo se incrementó de forma paulatina y al cabo de un año, en el segundo trimestre de 2021, se restituyó la población con un trabajo registrado antes de la pandemia. Actualmente, el nivel de ocupación supera el registrado a principios del 2020; en los primeros tres meses de 2022 hubo un millón 20 mil 673 trabajadores más que antes de la crisis.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, el nivel de ocupación ha observado una recuperación diferenciada. A principios de 2022, hubo algunos que seguían rezagados en cuanto a la restitución del nivel de empleos, como son las actividades gubernamentales y de organismos internacionales; servicios diversos que incluyen actividades recreativas, culturales y de esparcimiento; así como el sector de restaurantes y servicios de alojamiento.
El caso más grave es el de las actividades gubernamentales y de organismos internacionales, que mantiene una brecha de 11 por ciento en la población ocupada respecto a principios del 2020, asegura el informe.
El estudio del IMCO resalta que la lenta recuperación económica en México se enmarca en un contexto complejo de nuevas olas de contagios y lapsos de paro de actividades, disrupción en las cadenas globales de suministros y fuertes presiones inflacionarias. Esto hace aún más evidente la necesidad de incentivar los mecanismos que dan impulso a la economía, como el consumo y, principalmente, la inversión, que ha sido débil desde hace más de cinco años.
Frente a este panorama y para superar los retos que hoy en día existen en el país, el IMCO considera importante que se implementen medidas de política pública, tanto a nivel federal como a nivel local, enfocadas a construir un entorno de negocios propicio para generar y atraer mayor inversión y a dotar de la infraestructura necesaria para el desarrollo de las actividades productivas.
A este respecto, el IMCO propone aumentar y redireccionar la inversión pública, y advierte que es necesario transitar de un modelo de inversión centrado en los hidrocarburos hacia uno que potencie las ventajas logísticas del país al reducir los costos y aumentar la eficiencia de la conectividad de los parques industriales, puertos y ciudades, lo que facilitaría el desarrollo de sectores económicos clave.
También considera que debe mejorar la infraestructura urbana, en este aspecto indica que para crear un ambiente propicio para el desarrollo de inmuebles se requieren acciones desde el ámbito local, enfocadas en agilizar permisos y trámites para edificar, y en el ámbito federal, sería útil restituir el Fondo Metropolitano, que ha sido clave para el desarrollo de proyectos de movilidad sustentable, y además aumentar los recursos públicos al Programa de Mejoramiento Urbano, un programa federal en coordinación con municipios para la dignificación de espacios públicos, sería de utilidad.
Finalmente, el análisis resalta que es imprescindible generar un entorno de negocios propicio para la inversión, para lo que debe procurarse el estado de derecho el cual permita garantizar el cumplimiento de contratos y el respeto a la propiedad, a fin de dar certeza jurídica y certidumbre a los inversionistas, es una condición fundamental para fomentar la recuperación intersectorial.
Para ello, es necesario que tanto estados como municipios se encarguen de romper la tendencia de centralización y militarización de la seguridad pública, mediante una mayor generación de ingresos propios, a fin de tener la posibilidad de destinar más recursos a la seguridad pública y a las capacidades de investigación de las fiscalías estatales.
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