La economía mexicana enfrenta una combinación de oportunidades y desafíos este 2025, pues a pesar de que el año pasado mostró una leve mejora, debe sortear diversos factores para seguir avanzando favorablemente y aprovechar oportunidades como el nearshoring y tratados comerciales como el T-MEC, al mismo tiempo, debe generar las condiciones para que la población mejore sus condiciones de vida incluyendo, evidentemente, su poder adquisitivo.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Producto Interno Bruto (PIB) creció 3.2 por ciento en 2024, impulsado por sectores clave como las exportaciones manufactureras, el turismo y el comercio minorista. Sin embargo, la inflación persistente y las tensiones económicas globales plantean riesgos para el crecimiento sostenido.
Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el crecimiento de 2024 estuvo alineado con las proyecciones iniciales. Las exportaciones, particularmente del sector automotriz, representaron 40 por ciento del total, gracias al fortalecimiento del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Además, el turismo generó ingresos superiores a los 28 mil millones de dólares, 18 por ciento más que en 2023, según el Consejo de Promoción Turística de México.
Por otro lado, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó los 35 mil millones de dólares en 2024, impulsada por el nearshoring o relocalización. Empresas globales están interesadas en trasladar sus cadenas de suministro a México, buscando proximidad con el mercado estadounidense y reducción de costos logísticos.
En lo que corresponde a la inflación, esta se mantuvo en 4.5 por ciento al cierre de 2024, según el Banco de México (Banxico). Aunque esta cifra es inferior al 7.8 por ciento registrado en 2022, sigue siendo un reto para el poder adquisitivo de los hogares.
Banxico ha mantenido su tasa de referencia en 10.5 por ciento para contener la presión inflacionaria, lo que ha impactado negativamente el crédito al consumo y la inversión empresarial.
El entorno internacional también representa un riesgo significativo para nuestro país. La desaceleración de la economía estadounidense, principal socio comercial de México, podría reducir la demanda de exportaciones mexicanas.
Además, la volatilidad en los mercados energéticos y las tensiones geopolíticas afectan los costos de producción y la estabilidad cambiaria.
A nivel interno, la informalidad laboral, que afecta al 55 por ciento de la población económicamente activa (PEA), limita el crecimiento sostenido y la recaudación fiscal.
Un año de desafíos
Para 2025, diversos analistas financieros, entre ellos los de BBVA Research, estiman un crecimiento del PIB de 2.8 por ciento, moderado por la incertidumbre global y la necesidad de reformas estructurales. La SHCP ha proyectado un crecimiento optimista del tres por ciento, condicionado a un manejo fiscal prudente y al fortalecimiento de la confianza empresarial.
Además, analistas confirmaron que las expectativas de crecimiento económico para 2025 muestran una marcada desaceleración, ubicándose, en promedio, en 1.2 por ciento, el potencial del país en el marco del nearshoring y la reconfiguración de las cadenas de suministro mundial se presenta como una oportunidad única.
El sector energético, particularmente el desarrollo de energías renovables, podría convertirse en un motor de crecimiento si se establecen políticas claras y acuerdos con el sector privado. Asimismo, el nearshoring continuará siendo una oportunidad para captar IED, aunque dependerá de la mejora en infraestructura y competitividad.
De acuerdo con el presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Juan José Sierra Álvarez, la revisión del T-MEC que iniciará en 2025 ofrece oportunidades y también riesgos, especialmente en materia de energía, de reforma judicial y de la implementación del resto de las reformas constitucionales.
Asimismo, consideró que el presidente Electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha definido los temas que serán cruciales para la relación entre ambos países: Migración, tráfico de drogas y la relación comercial con China.
La economía mexicana enfrenta retos y oportunidades ya que si bien la recuperación económica de los últimos años ha sido positiva, la consolidación de un crecimiento sostenido dependerá de la estabilidad macroeconómica, las reformas estructurales y la adaptación a las tendencias globales.
Es importante destacar que la colaboración entre el sector público y privado será crucial para asegurar un futuro próspero y sostenible.
¿Confías en que este año la economía del país mejore?
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