Tenemos que ser responsables para no generar más contaminación, y la manera de hacerlo es poniendo atención a las cosas que compramos y qué pasa cuando ya no los sirven.
Todos los artículos que utilizamos día con día tienen un tiempo de vida variable, que depende de los componentes utilizados durante su fabricación; sin embargo, no sólo el tiempo que nos dure un objeto importa, también es importante conocer cuánto tiempo tardará en descomponerse después de que lo desechemos y cuál es el proceso que seguirá.
Por ejemplo, no va a durar lo mismo un termo hecho de plástico que uno fabricado con acero inoxidable, pues el acero es mucho más resistente que el plástico y su tiempo de uso y degradación es mayor.
Los términos biodegradable y degradable tal vez te parezcan muy familiares, pues en los últimos años la industria comercial ha popularizado su uso como una respuesta a la crisis ambiental que enfrenta el planeta. Pero, ¿sabes cuál es su significado y qué los hace diferentes?
Degradables, fuente de microplásticos
Seguramente más de una vez has utilizado de manera errónea el término para referirte a una cuestión ecológica, pues contra lo que piensas, degradable significa que un artículo puede romperse en pedazos más pequeños. Casi todas las cosas que utilizamos día con día son degradables y basta un poco de maquinaria industrial para convertir cientos de objetos en partículas diminutas.
Los desechos degradables requieren de la intervención de sustancias químicas para acelerar su desintegración; de lo contrario, puede tardar miles de años, porque es imposible que organismos naturales intervengan en su descomposición.
Los degradables han originado el aumento de microplásticos, que son objetos que miden menos de 5 milímetros y tardan mies de años en desaparecer. De acuerdo con datos de la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Minnesota, por cada kilómetro cuadrado de playa, corales y mares, hay 4 mil fragmentos de microplásticos.
Además, esas universidades afirmaron que 83% del agua de grifo en todo el mundo contiene microplásticos, mientras que la institución Orb Media aseguró que cada día consumimos aproximadamente 14 partículas de ese residuo.
Biodegradables, la opción ideal
Los objetos biodegradables son capaces de desintegrarse de forma totalmente natural y en el proceso se vuelven parte de la naturaleza. Vasos, platos, termos, tela y un sinfin de artículos biodegradables que ya están disponibles son hechos a base de plantas, frutas o verduras.
Por ejemplo, muchos negocios ya han empezado a fabricar artículos de cocina y de aseo personal con bambú, semillas de aguacate o de yuca. A esos objetos sólo les tomará unos cuantos meses descomponerse y, en algunos casos, pueden servir como abono para plantas.
A diferencia de los materiales degradables, los biodegradables deben ser tratados en compostas orgánicas, para que su descomposición tenga el proceso adecuado. Lo ideal, tanto para nosotros como para el bien del planeta es utilizar objetos biodegradables, pues cuando ya no nos sean útiles podrán seguir una cadena de descomposición y reintegrarse de alguna manera a los ecosistemas.
Saber la diferencia entre degradable y biodegradable debería ser una cuestión de conocimiento básico. Es importante que todos distingamos el proceso de degradación o reciclaje que se da a los objetos que adquirimos.
Tenemos que ser responsables para no generar más contaminación, y la manera de hacerlo es poniendo atención a las cosas que compramos, cómo las utilizamos y qué pasa cuando ya no los sirven.
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