Obediente a lo estipulado por el Código de Derecho Canónico el cardenal Norberto Rivera Carrera al cumplir 75 años de edad, este martes 6 de junio, presentará su renuncia como Arzobispo Primado de México, misma que surtirá efecto cuando el Papa Francisco lo decida, lo que no tiene un tiempo determinado sino que podrá darse en días, meses o años.
Tras 22 años de su nombramiento, esta dimisión no significa que “tire la toalla”, ni su retiro de la vida sacerdotal, ni su destitución, ni mucho menos una acción para sobajarlo de su cargo como arzobispo, simplemente cumplirá con lo que marca el Código de Derecho Canónico (compilación oficial de las leyes de la Iglesia Católica) que prevé el retiro de los sacerdotes y obispos a esa edad.
La labor pastoral que durante todo este tiempo ha realizado Rivera Carrera en la Ciudad de México, ha trascendido en todos los ámbitos humanos pero de manera particular en el social y el político. Sus posturas han sido firmes y directas lo que en muchos casos le han valido críticas, agravios e injurias, principalmente cuando ha levantado la voz a favor de la vida, en contra del aborto y la eutanasia; en defensa de la familia y del matrimonio entre hombre y mujer; en la promoción de la dignidad de los niños y los ancianos; al defender el papel preponderante y único de la mujer; al fomentar la protección de los migrantes y los trabajadores; al condenar sin cortapisas la ideología de género y la trata de personas, el narcotráfico y la corrupción.
A penas un año atrás, el 3 de julio de 2016 Norberto Rivera celebró 50 años de su ordenación sacerdotal, ocasión en la que se dirigió a los feligreses para agradecerles su acompañamiento y reconocerse frente a ellos como cualquier ser humano que a lo largo de su existencia y apostolado no ha sido perfecto, “ayúdenme a dar gracias a Dios por haberme elegido sin mérito alguno y sin tener la capacidad para tan gran misión. Desde lo más profundo de mi ser pido perdón al Señor y a su Pueblo Santo por mis debilidades y pecados, por mis omisiones y frialdades. Y juntos imploremos al Señor para que siga haciendo maravillas con los dos panes y cinco peces que desde nuestra pequeñez le podemos ofrecer”, les pidió.
De lo que no se habla
En las poco más de dos décadas que ha estado al frente de la Arquidiócesis de México su trabajo ha sido abundante y fructífero, a pesar de ello muchos lo desconocen, y otros más lo distorsionan. De lo que casi nadie ha hablado es que el cardenal Rivera implementó una reestructuración pastoral y organizativa y un gobierno colegiado con los obispos auxiliares a través del Consejo Episcopal.
Se ha preocupado por la atención de los sacerdotes al fortalecer la seguridad social de los mismos, al tiempo de dar un mayor impulso a la promoción vocacional.
Le dio un nuevo gobierno eclesiástico a la Basílica de Guadalupe, con mayor transparencia en su economía y su administración. Después de los sismos de 1985, logró la restauración de la Catedral de México, el monumento artístico más importante de América Latina.
Recibió la Plaza Mariana obra que abarca 67 mil 737 metros cuadrados de construcción en dos niveles, frente a la Basílica de Guadalupe, cuenta con un centro de evangelización, museo interactivo, centro de salud, área comercial, estacionamiento para más de 600 autos y columbario con 120 mil nichos.
Recibió en México al Papa Juan Pablo II durante sus dos últimas visitas pastorales, la última de ellas en la que Juan Diego, vidente de la Virgen de Guadalupe, fue asunto a los altares.
Tras diversas manifestaciones de agosto de 2006 a noviembre de 2007, protagonizadas en su mayoría por militantes del Partido de la Revolución Democrática, en las que además de realizar diversas expresiones ofensivas al culto, ministros y feligreses, se desbordó la violencia física en contra de estos últimos además de que utilizando a un niño le cerraron el paso al automóvil en el que viajaba el cardenal junto con su madre, por lo que la Catedral Metropolitana fue cerrada por no estar garantizada la seguridad y libertad de culto en la misma, lo que solo sucedió en la época de la guerra cristera. El culto fue reanudado el 24 de noviembre tras cinco días de suspenderse.
Buscan desacreditarlo
A poco más de una semana en que el cardenal cumpla 75 años, ex sacerdotes encabezados por Alberto Athíe presentó el viernes 2 de junio una denuncia de hechos en la Procuraduría General de la República (PGR) contra el cardenal Norberto Rivera, por presuntamente ocultar información de 15 sacerdotes relacionados con casos de pederastia en nuestro país.
En diciembre de 2016 el propio arzobispo rechazó haber encubierto a sacerdotes acusados de pederastia y subrayó que en la Arquidiócesis existe tolerancia cero contra los abusos sexuales por parte de miembros del clero, “unos 15 sacerdotes han sido juzgados y recibido sentencia” por parte de la Iglesia, dijo.
En un comunicado de la Arquidiócesis de México, se informó que con respecto a la denuncia presentada el 2 de junio “una vez que sea notificado el Sr Cardenal, dará puntual respuesta, como siempre lo ha hecho ante la justicia civil. El Arzobispo de México es respetuoso de las leyes civiles, siempre ha respondido a ellas, no es la primera vez que es demandado. Sin embargo, en ningún caso le han podido fincar responsabilidades penales, por el simple hecho de que no ha cometido las faltas que le imputan”.
Cabe recordar que una Corte Federal de Los Ángeles, California, decidió cerrar definitivamente la demanda civil interpuesta en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera, por el presunto encubrimiento de abusos sexuales contra menores atribuidos al sacerdote mexicano Nicolás Aguilar. La negativa de notificar la demanda al Cardenal Rivera Carrera, a Nicolás Aguilar y a la Diócesis de Tehuacán, en Puebla, se debió a que los documentos enviados por el despacho que representaba al demandante Joaquín Aguilar presentaban defectos de forma.
Toda una vida
Norberto Rivera Carrera nació el 6 de junio de 1942 en La Purísima, municipio de Tepehuanes, Durango. Fue el primogénito de una familia de origen campesino y de profunda piedad, integrada por sus padres Ramón Rivera Cháidez y Soledad Carrera, y sus hermanos Javier, Margarita y Hermila, quien es religiosa.
Debido a su situación económica, su padre tuvo que ir a trabajar a Estados Unidos como inmigrante durante algunos años.
En el año 1955, cuando contaba con apenas 12 años de edad, ingresó al Seminario Conciliar de Durango.
El 2 de julio de 1965 recibió la Ordenación Diaconal y un año después, el 3 de julio de 1966, la ordenación presbiteral, de manos del Papa Paulo VI, en la Basílica de San Pedro.
El 5 de noviembre de 1985 fue designado por el Papa Juan Pablo II, como Obispo de la Diócesis de Tehuacán, recibiendo la consagración episcopal el 21 de diciembre de ese año, de manos de Antonio López Aviña, Arzobispo de Durango.
El 13 de junio de 1995 fue nombrado Arzobispo Primado de México, siendo el trigésimo cuarto sucesor del Obispo Fray Juan de Zumárraga. Recibió la imposición del Palio Arzobispal, el 29 de junio de 1995, por el Papa Juan Pablo II, en la Basílica de San Pedro, en Roma. Tomó posesión como Arzobispo Primado de México el 26 de julio de 1995, encomendando su nuevo ministerio a Santa María de Guadalupe en la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe.
El 18 de Enero de 1998 fue designación como Cardenal. El 21 de Febrero de 1998, Juan Pablo II le impuso el Capelo Cardenalicio, y el 1 de marzo de 1998 fue recibido en la Arquidiócesis como Cardenal.
El 6 de junio de 2017 el cardenal Norberto Rivera Carrera llega a la edad de 75 años por lo que de manera obligatoria debe presentar su renuncia a la Arquidiócesis Primada de México y deberá esperar a que el Papa Francisco nombre a su sucesor y lo envíe a trabajar en otra misión la cual, según sus propias palabras aclaró que “yo me voy a ir como Arzobispo, el día que el Papa me lo diga. El Papa es el que me nombró Arzobispo de México y el día que él me diga: Ya llega otro en lugar tuyo, ese día me voy muy contento y muy alegre”.
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