El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, una fecha emblemática que algunas celebran con marchas, otras dejando vacío su espacio laboral, unas más con mensajes en las redes sociales, todo ello para hacerse presentes, aunque también hay quienes no hacen ningún cambio en su cotidiano trabajar, pues todavía se encuentran atrapadas por el “techo de cristal”.
Pero ¿realmente sabemos por qué existe un día dedicado a la mujer? ¿Cuál fue su origen y qué tanto ha evolucionado en el transcurso de los años? Para responder a estos cuestionamientos, Yo Influyo platicó con la historiadora María Luisa Aspe Armella.
La doctora e investigadora en historia explicó que el feminismo surgió a inicio del siglo XIX en repercusión de la segunda revolución industrial gracias a la cual muchos hogares vivían en pobreza debido la precariedad de los bajos salarios que los hombres ganaban, las mujeres se vieron orilladas a salir de sus casas para emplearse y buscar mejorar la economía de sus familias.
Sin embargo, las condiciones laborales a las que se enfrentaban eran más complicadas que para los hombres y por ser mujeres estaban expuestas a más riesgos e injusticias, entre estas la de un pago insuficiente y menor al de los varones.
Esto ocasionó inconformidad y la búsqueda de equidad laboral, por lo que las mujeres se fueron agrupando y dando origen a “la primera ola” del feminismo que prácticamente se desarrolló en Europa y Estados Unidos. Hacia 1878 se celebró en París, Francia, el Congreso Internacional de Derecho de las Mujeres en el que exigieron esencialmente estar protegidas, salarios dignos y compartir espacios laborales entre mujeres a fin de evitar abusos de todo tipo por parte de los hombres.
Este evento motivó a que años más tarde se desarrollara el movimiento sufragista femenino, la llamada “segunda ola”. Las mujeres se dieron cuenta que a través del voto podrían plantear plataformas donde se establecieran sus derechos laborales, pero también en este momento se “colaron” otro tipo de exigencias como la autonomía de la mujer dentro del matrimonio, lo que ya para finales del siglo XIX fue transformándose hasta llegar a plantear la posibilidad del divorcio.
Distintas visiones
La doctora Aspe Armenta explicó que en este momento se conformaron tres visiones entre las mujeres: una de ellas era la radical, que planteaba la emancipación de la mujer; otra la moderada, que buscaba conciliar la casa con el trabajo; y una más, la conservadora que consideraba que las mujeres únicamente debían estar en casa haciéndose cargo de sus hijos.
Con el devenir de los años, relató la historiadora, el feminismo fue evolucionando y en la “tercera ola” tomó gran fuerza el tema de la sexualidad.
En esta etapa, Simone de Beauvoir destacó y tuvo una gran influencia al promover la idea de que “la mujer no nace, sino se hace”, lo que contribuyó grandemente a que creyera que la mujer es construcción social, no biológica sino de representación social.
Así, los derechos sexuales y el derecho a espaciar los embarazos ganaron terreno.
Fue justamente Marie Stopes quien en 1918 fundó la primera clínica anticonceptiva en Gran Bretaña, bajo el entendido que debía separarse la actividad sexual del acto de procrear, de esta manera el cuerpo femenino está en disputa.
Bajo estos entendidos, en la década del 60 el movimiento feminista se radicalizó y centró sus esfuerzos en torno al aborto dejando en segundo plano, cuando no es que hasta olvidado, las demandas que le dieron origen de mejores condiciones laborales y seguridad para las mujeres. En esta época y bajo un discurso contestatario surgió el concepto de “patriarcado”.
Para la década del 70, en Estados Unidos las mujeres se contrapusieron a la violencia doméstica y exigieron espacios seguros a fin de evitar maltratos que bautizaron como feminicidios. A la par, se exacerbó la idea de que las mujeres podían hacer con su cuerpo lo que quisieran, así como una cada vez más normalización de la práctica del aborto.
Antes de la pandemia, de acuerdo a la doctora Aspe, podría decirse que las mujeres están viviendo en una nueva etapa del feminismo, en la que muchas mujeres actúan con extrema violencia para expresar su rechazo a sus demandas porque consideran que el tiempo para que se cumplieran ya se agotó, y es por ello que muchas mujeres en las manifestaciones se comportan con extrema agresividad.
Una vez abierto el abanico, hoy en día se viven distintos feminismos con visiones, objetivos, estilos y matices diferentes, pues mientras algunas de manera radical promueven la liberación sexual y el aborto otras se contraponen a estas posturas.
Sin embargo, es de destacar que todas coinciden en hacer visible la importancia de las mujeres en la sociedad que implica el respeto a su persona, equidad de oportunidades de desarrollo, trabajo, salarios, educación, así como seguridad en todos los espacios públicos y privados.
Para María Luisa Aspe en un México tan convulso más que expresar las inconformidades de las mujeres de manera violenta. debemos esforzarnos por buscar lo que nos une, no lo que nos separa, y a partir de nuestras coincidencias conciliar y construir mejores condiciones de vida para el sector femenino.
Te puede interesar: El voto femenino será definitorio para decidir el rumbo de México
Facebook: Yo Influyocomentarios@yoinfluyo.com