La historia ha demostrado que la humanidad ha podido salir adelante de grandes problemas gracias a la familia, debido a que por naturaleza los miembros de la misma son solidarios, subsidiarios y corresponsables.
En el mundo vivimos alrededor de 7 mil 500 millones de personas, de los cuales el 50.5 por ciento son hombres y 49.5 por ciento son mujeres, según los datos más actuales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, la famosa CIA.
Para algunos esta cifra significa que en pocos años la población superará la capacidad de alimentación, salud, trabajo y desarrollo en general, una situación que expresada así pone a la humanidad en los albores del fin del mundo.
Esta teoría data del siglo XVIII y fue impulsada por Thomas Malthus, quien se encargó de elaborar la teoría de que la población se multiplicaría exponencialmente, mientras que la producción agrícola de alimentos sería insuficiente para abastecer a todas las personas, por lo que preveía que se desencadenaría una irremediable pauperización que marcaría el fin de la humanidad hacia el año1880.
Si usted y yo vivimos en 2019 es evidente que Malthus falló en sus previsiones. A pesar de ello a lo largo del tiempo hay quienes siguen sosteniendo que el incremento de habitantes en el mundo es demasiado y que deben hacerse esfuerzos porque nazcan menos seres humanos para evitar una sobrepoblación.
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos publicó en 2014 un estudio realizado por Corey Bradshaw y Barry Brook, en el que proyectaron que la población en 2050 sería alrededor de nueve mil millones de personas, dos mil millones más que la población actual, mientras que para 2100 consideraron que la cifra crecerá hasta los 25 mil millones de personas en el orbe.
En el libro Ecoscience escrito en 1977 por John Paul Holdren, quien años después se convirtiera en director de la Oficina de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca y en principal asesor en esos temas del entonces presidente Barack Obama, sostenía que la mayor amenaza de la humanidad era la sobrepoblación, es por ello que en su libro propuso una serie de Medidas de Control Demográficas Totalitarias, estas son algunas de sus propuestas:
• Esterilizar a toda la población a la fuerza a través de suministrar fármacos para la infertilidad en el agua y alimentos.
• Al más puro estilo chino, realizar abortos obligatorios en contra de la voluntad de las mujeres embarazadas, tal y como se realiza en la nación asiática si las mujeres ya han sido madres y esperan a un segundo bebé al que desean dar vida, por lo que son secuestradas por las autoridades para realizarles un aborto forzado.
• Aplicación de un sistema de “control de la natalidad involuntario”, en la que tanto a hombres como a mujeres se les implantaría un dispositivo de infertilidad en su cuerpo durante la pubertad, el cual sólo podría ser retirado temporalmente en caso de que el gobierno les diera permiso de tener un bebé.
• Esterilización obligatoria y permanente de personas que las autoridades consideren que ya han tenido muchos hijos.
• La existencia de una ley que tipifique como delito tener más de dos hijos, algo muy parecido a lo que sucede en China.
Con algunos matices, poco a poco algunas de estas ideas han permeado en la mentalidad de la población en todo el mundo, principalmente en los jóvenes, lo que significa un riesgo para el futuro y la convivencia de la humanidad.
Anteriormente se enseñaba que las etapas de la vida de los seres humanos eran: nacer, crecer, multiplicarse y morir, ahora esta fórmula se ha reducido en el mejor de los casos a: nacer, crecer y… morir.
Iberoamérica, esperanza del mundo
La población en Iberoamérica es de poco más de nueve por ciento de habitantes del mundo, mientras que para quienes conformamos parte de los países que integran este conglomerado es interesante saber la realidad en la que demográficamente nos desenvolvemos y lo que podemos esperar en un futuro cercano de acuerdo al comportamiento poblacional.
El Instituto de Política Familiar con la colaboración de diversas instituciones académicas y civiles iberoamericanas se dieron a la tarea de elaborar el Informe Evolución de la Familia en Iberoamérica 2019, el cual cuenta con Estatus Consultivo Especial con el Consejo Económico y Social de la ONU y del que se desprenden datos de la realidad demográfica de los países de la región.
Iberoamérica está conformada por 20 naciones donde conviven realidades muy heterogéneas en términos económicos, sociales y culturales.
Iberoamérica está inmersa en una transformación demográfica sin precedentes, pasando de una estructura poblacional joven a una población en proceso de envejecimiento debido a un descenso vertiginoso de la fecundidad, el aumento de la esperanza de vida que incide en el aumento de personas mayores y de hogares unipersonales.
Se prevé que en el 2050 se experimente la inversión de la pirámide poblacional en la que habrá más personas mayores que jóvenes, además el índice de población se reducirá a pesar de que aún es mayor que en otras partes del mundo.
Las cifras demuestran que la teoría de la sobrepoblación una vez más es engañosa. Aquí los datos:
En Iberoamérica, actualmente se superan los 10.1 millones de nacimientos anuales, es decir se produce un nacimiento cada tres segundos, que son mil 155 nacimientos cada hora, lo que es lo mismo que más de 27 mil 700 nacimientos diarios.
Y aunque parezcan muchos nacimientos, en realidad no lo son. De 1975 a la fecha se ha producido una caída vertiginosa en el índice de fecundidad que en la actualidad es de 2.04 hijos por mujer, lo que está ya por debajo del nivel de reemplazo generacional que es de 2.1 hijos por mujer.
Este índice de fecundidad está alejado de la media mundial que es de 2.42 hijos por mujer, pero para 2050 se prevé que el índice de fecundidad será de apenas 1.9 hijos por mujer.
Otras de las transformaciones que se han dado en los hogares iberoamericanos, es que se han vuelto más pequeños al tener un promedio de 3.6 miembros por hogar.
Esta cifra es el resultado de un descenso continuado de integrantes de una familia en tan sólo 20 años en los hogares latinoamericanos que han pasado a estar formados por 4.4 miembros en el año de 1997 a 3.6 miembros en 2017.
Los hogares de parejas con hijos son 4 de cada 10 hogares; sin embargo, se está presentando un descenso de esta tendencia.
Estos datos son una muestra de que la sobrepoblación en el planeta es parte de un mito que ha servido de pretexto para aminorar la existencia de personas en el mundo atentando el desarrollo natural de las familias, violentando el cambio generacional y poniendo en riesgo el bienestar integral de los habitantes del orbe.
Familias fuertes para un mundo mejor
Así las cosas, es importante resaltar que la importancia de la familia no sólo es a nivel privado, sino también público, pero como lo sostiene Ignasi de Bofarull, del Instituto de Estudios Superiores de la Familia, de la Universidad Internacional de Cataluña, las familias son fundamentales para el desarrollo integral de la sociedad. Familias fuertes, saludables y sostenibles derivan en sociedades fuertes, saludables y sostenibles.
El debilitamiento de las estructuras y dinámicas familiares impacta desfavorablemente en la sociedad, al provocar problemáticas que afectan los indicadores de bienestar en los miembros de los hogares, es por ello que el Instituto de Política Familiar, que elaboró el Informe de Evolución de la Familia en Iberoamérica 2019, sugiere una serie de estrategias para fortalecer a las familias en Iberoamérica, como son:
• Generar una cultura, legislación y un entorno favorable a las familias a fin de que puedan cumplir sus funciones sociales.
• Invertir la tendencia demográfica, es decir, el déficit de natalidad y el incremento del envejecimiento poblacional al crear mejores condiciones para las familias.
• Promover la convergencia en las políticas familiares, nacionales, universalizando protección social y el impuso de la perspectiva de familia.
• Luchar contra la desintegración familiar, tanto por la ruptura familiar como por la migración.
• Impulsar la igualdad de oportunidades entre las familias iberoamericanas, evitando discriminaciones por embarazo, maternidad, número de hijos, entre otros.
• Impulsar la universalidad de la educación y erradicación de la juventud que no estudia ni trabaja, en especial, en el ámbito rural.
En conclusión, la historia ha demostrado que la humanidad ha podido salir adelante de grandes problemas gracias a la familia, debido a que por naturaleza los miembros de la misma son solidarios, subsidiarios y corresponsables.
La solución a la falta de oportunidades, el hambre, las enfermedades no es la de reducir la población, mucho menos con planes totalitarios que trasgreden la dignidad de la persona humana y atenta contra los miembros más vulnerables de la sociedad como lo son los niños.
Fortalecer las estructuras y dinámicas familiares repercutirán positivamente en tener sociedades más comprensivas, ordenadas y desarrolladas.
Los gobiernos de Iberoamérica están a tiempo de replantear la dirección de muchas políticas públicas que afectan a las familias, y por otra parte, cada uno de los miembros de la sociedad tenemos la responsabilidad de fortalecer valores en el interior de nuestras familias.
La familia es sostén de la humanidad y la esperanza del mundo.
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