“El mundo nos mira y nosotros miramos a Cristo”

Con profunda solemnidad, la sexta Congregación General de Cardenales se abrió este martes en Roma a las 9:00 de la mañana, uniendo en oración y discernimiento a los pastores llamados a definir el futuro de la Iglesia. Presidida por una meditación de Dom Donato Ogliari, O.S.B., Abad de San Pablo Extramuros, la sesión puso en el centro el sentido último de la misión eclesial: ser luz y sal en un mundo en profunda transformación.

Reflexión global: los rostros múltiples de la fe

Participaron 183 cardenales, incluidos 124 electores, quienes ofrecieron cerca de veinte intervenciones en las que abordaron la crucial pregunta de estos días: ¿qué rostro debe presentar la Iglesia al mundo actual?

Desde Asia hasta África, pasando por América Latina y Europa, las voces resonaron distintas pero complementarias. “La Iglesia debe seguir siendo sacramento de unidad en un mundo fracturado por el miedo, la desigualdad y la violencia”, expresó uno de los padres cardenales, según testigos de la sesión.

El debate estuvo matizado por las realidades de cada continente: crisis humanitarias, migraciones forzadas, secularización, pero también el anhelo de nuevos caminos de evangelización. “Hemos compartido nuestras heridas y nuestras esperanzas”, relató a la prensa uno de los purpurados sudamericanos. “Sabemos que no buscamos un gerente, sino un pastor capaz de cargar sobre sus hombros al mundo entero”, añadió.

Un mensaje al mundo

Siguiendo la tradición, el Colegio de Cardenales decidió enviar un mensaje público al mundo, en agradecimiento por el acompañamiento y el apoyo espiritual tras la muerte del papa Francisco. Publicado esta mañana, el comunicado evoca “el consuelo de sentirnos unidos como humanidad, en la certeza de que la muerte no tiene la última palabra”.

Este gesto, sencillo pero cargado de significado, reafirma la continuidad espiritual que la Iglesia busca custodiar incluso en los momentos de mayor transición.

Los preparativos del Cónclave

En paralelo, Roma acelera el paso hacia el momento culminante: el Cónclave, que comenzará el miércoles 7 de mayo de 2025 a las 16:30 horas. Ese día, los cardenales electores se reunirán en la Capilla Paulina para iniciar la procesión solemne hacia la Capilla Sixtina, entonando las Letanías de los Santos y el Veni Creator Spiritus, invocando la asistencia divina.

Los electores de rito latino vestirán el hábito coral tradicional: túnica roja, faja, roquete, muceta, cruz pectoral con cordón rojo y dorado, anillo, calabacín y gorra. Por su parte, los electores de las Iglesias orientales llevarán su propio hábito coral.

En la procesión también estarán presentes:

  • El cardenal encargado de dictar la meditación inicial
  • El Secretario del Cónclave y el Vicecamarlengo
  • El Maestro de Celebraciones Litúrgicas Pontificias
  • Miembros del Colegio de Protonotarios Apostólicos y del Colegio de Prelados Auditores de la Rota Romana
  • Ceremonieros pontificios y la Capilla Musical Pontificia.

Los participantes prestarán el solemne juramento de secreto y fidelidad ante Dios, conscientes de la responsabilidad histórica que les corresponde.

Dificultades y ausencias

Se informó también que dos cardenales electores no participarán en el Cónclave por razones de salud. Aunque se aguarda la llegada de algunos prelados rezagados en los próximos días, la composición del cuerpo elector está ya prácticamente consolidada.

Como recordaba Benedicto XVI en La Luz del Mundo, “el cónclave no es un proceso político, sino una experiencia de fe”. De ahí la gravedad y el recogimiento que marcan estos días.

El clima en Roma

Testigos cercanos describen un clima de “serena gravedad”. No se perciben fracturas notables entre los cardenales, aunque sí diversidad de énfasis en las prioridades que enfrenta la Iglesia: la urgencia ecológica, la migración, la defensa de la vida, la crisis de sentido en las nuevas generaciones.

Dom Donato Ogliari subrayó esta tensión fecunda en su meditación: “La Iglesia no debe temer la complejidad del mundo: está llamada a caminar como madre y testigo de esperanza, no como juez que condena o espectador que huye”.

Una elección que no es solo interna

Expertos vaticanistas como Massimo Franco y Austen Ivereigh coinciden en señalar que el nuevo Papa será elegido no solo para gobernar la Iglesia, sino para ser un referente moral y espiritual en un mundo desconcertado. Como lo resumió un cardenal africano al salir de la congregación de hoy:

“El mundo nos mira. Y nosotros, antes de mirar al mundo, miramos a Cristo”.

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