Tres meses es poco y mucho tiempo a la vez para quienes a consecuencia del terremoto del 19 de septiembre sufrieron la pérdida irreparable de algún ser querido, o quizá vieron afectada su fuente laboral, su escuela, su parroquia o padecieron el derrumbe de su hogar.
Inmediatamente después de la catástrofe todos podemos recordar la manera espontánea en que surgió la solidaridad para ayudar a los más necesitados; mientras unos removían escombros otros preparaban y repartían alimentos o agua, en tanto había quienes llevaban cobijas, ropa y medicamentos para atender a quienes lo habían perdido todo.
Sin duda alguna esta ayuda fue básica para la supervivencia de muchas personas, pero después de tres meses las cosas ya no son igual. Hoy, a la distancia, para quienes se convirtieron de la noche a la mañana en damnificados, es más difícil llevarse a la boca algún alimento, contar con la atención médica que requieren e inclusive sobrevivir a las inclemencias del clima, y todo ello porque ha dejado de fluir el apoyo que recibían y no cuentan con alternativas viables e inmediatas para salir de la situación en la que se encuentran.
Afortunadamente hay quienes más allá de la ayuda urgente y desinteresada que al igual que millones de personas se volcaron en ofrecer después de la desgracia, surgieron iniciativas como el de la Asociación “Corazones por México” que con una visión de largo plazo se han enfocado a la reconstrucción en comunidades que fueron gravemente afectadas.
En plática con Yo Influyo Marcos Hidalgo y Leonardo Arzamendi quienes encabezan a un grupo de ciudadanos que de manera voluntaria formaron el colectivo “Corazones por México” se han dado a la tarea de apoyar de manera concreta a los habitantes de Hueyapan, municipio de Tetela del Volcán, Morelos, una de las comunidades que sufrió severas afectaciones por el terremoto del 19 de septiembre.
Más allá de la emergencia
Hueyapan es una población de difícil acceso, tiene una población de 6 mil 478 habitantes, de acuerdo al dato más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) correspondiente a 2010, catalogado con un grado alto de marginación y un grado medio de rezago social. El 82.70% de la población es indígena, y el 43.13% de los habitantes habla una lengua indígena. El 0.08% de la población habla una lengua indígena y no habla español.
Esta población tiene como una de sus principales fuentes de ingresos el turismo, ya que pertenece a la llamada Ruta de Conventos, famosa por sus antiguas e históricas construcciones muchas de las cuales resultaron afectadas por los sismos de septiembre y por lo tanto se vinieron abajo las visitas a dichos lugares así como los ingresos generados por las mismas, además la población se sostiene de la siembra y las artesanías, por lo que carecen de una actividad que sea un verdadero motor para echar a andar la economía del lugar para reponerse en un breve lapso.
En este sitio resultaron afectadas alrededor de 2 mil 500 casas, algunas de manera parcial y otras de forma total, por lo que muchas personas quedaron sin vivienda ni las posibilidades de poder reconstruirlas. De acuerdo al censo levantado para conocer quiénes y de qué manera fueron afectados, se supo que del 100% del total de las personas con necesidad de casa nueva, 54% son de la tercera edad y el 46% restante son menores de edad, es decir, que por sí mismos no pueden obtener recursos sino que dependen de alguien más y son así sumamente vulnerables.
Ante esta situación, Marcos Hidalgo asegura que el objetivo principal del proyecto del colectivo es recaudar fondos para la reconstrucción de al menos 100 viviendas en esa comunidad, en donde las personas que perdieron la totalidad de sus casas cuenten con un nuevo hogar.
Las casas no son iguales sino que obedecen a las necesidades particulares de cada familia, pero sobre todo están ideadas bajo el concepto que Hidalgo bautizó como 3D el cual consiste en que sean casas: Dignas, Duraderas y Disfrutables. Además, los beneficiarios no pagarán ningún peso para adquirirlas.
En el proceso de reconstrucción, comenta Marcos Hidalgo, están involucrados voluntarios, empresas que han aportado recursos económicos o materiales, así como los habitantes de la misma población quienes colaboran en la mano de obra, al tiempo que reciben capacitación profesional en diferentes oficios como plomería, albañilería y electricidad, y se les remunera por el servicio que prestan, de esta manera buscan incentivar a que los jóvenes en poco tiempo adquieran habilidades para trabajar en estas actividades, no emigren y sean una parte importante para la reactivación económica del lugar.
Además, en este lugar se creó una fábrica de blocks los cuales se están utilizando en la construcción de las viviendas y se hizo un convenio con empresarios y comerciantes de la zona quienes provén del material con precios preferenciales, lo cual se convierte en un círculo virtuoso para mejorar el costo de las construcciones sin que se desincentive la economía local.
Curar heridas del cuerpo y el alma
El calendario se estacionaba en el 19 de septiembre de 2017 y el reloj marcaba las 13:14 horas cuando la tierra parecía jugarnos una broma de mal gusto al empezar a removerse violentamente como lo hiciera exactamente 32 años atrás. La magnitud del movimiento telúrico ocasionó derrumbes en varias entidades, en las que no respetó el patrimonio cultural, el valor histórico, sentimental ni económico de familias y poblaciones enteras.
Debido a que el daño no solo ha sido material sino también psicológico y espiritual, por lo que una de las tareas en las que “Corazones por México” se ha enfocado para ayudar, es el mejoramiento de la calidad de vida de las familias afectadas, para lo cual, indica Marcos Hidalgo, una de las labores a las que también nos hemos abocado es a ofrecer apoyo emocional y psicológico a niños, jóvenes y adultos, la finalidad es que todos los integrantes de las familias tengan a salvo su integridad emocional y que superen a través del tiempo el suceso de la mejor manera posible.
Consciente de que la reconstrucción no es cosa de días, ni de meses, sino de años, Hidalgo y quienes conforman la asociación civil siguen tocando puertas para que más personas y empresas se unan a esta cruzada a través de apoyos económicos de ciudadanos, de la iniciativa privada, fundaciones y asociaciones para reconstruir 100 casas en Hueyapan. De esta forma se busca mejorar las condiciones de vida de las familias afectadas, así como la creación de oportunidades para el desarrollo personal y comunitario.
Además, para que sea un proyecto de reconstrucción integral para la comunidad, más adelante se tienen planes para que la gente pueda desarrollar actividades productivas, deportivas y culturales que les permita vivir en un mejor ambiente.
Asimismo, tanto Leonardo Arzamendi como Marco Hidalgo consideran que este modelo que emprendieron en Hueyapan, Tetela del Volcán y en la que como meta tienen la construcción total de 100 casas, pueda ser replicado en otras entidades de la República para apoyar a las familias más desprotegidas y vulnerables que hoy en día siguen padeciendo debido a que su hogar se derrumbó.
Transparencia una regla básica
El modelo puesto en marcha tiene como una de sus premisas principales ser transparente, para lo cual se dieron a la tarea de identificar a los beneficiarios por medio del censo, realizado por “Corazones por México” que contempla distintas variables sociodemográficas, entre otras, identificamos a los posibles beneficiarios y priorizamos con criterios tales como: pobreza extrema, viudas, madres solteras con más de 2 hijos, entre otros aspectos.
Al invitar a colaborar económicamente con esta causa, destacaron, se entregan a los donantes recibos deducibles de impuestos a través de la Fundación Rayuela. “Cada peso que se recibe se incorpora de manera íntegra a la obra de reconstrucción y en caso de que algún donante requiera un reporte se entrega a solicitud. Los gastos de administración los absorbemos de manera directa los miembros del equipo central de ‘Corazones por México’”, aclararon.
Hidalgo destacó que los recursos para estos trabajos puestos en marcha son completamente auditables, “estamos incorporando la participación de un despacho contable de prestigio para que revise los ingresos y egresos de “Corazones por México” y emita su reporte correspondiente”, indicó.
Frente a la magnitud de los daños todo apoyo era y sigue siendo incomparablemente valioso para que la gente que carecía de lo indispensable y perdió todo por el temblor, pueda salir delante ante la necesidad de reconstrucción de sus casas y su localidad misma, una manera efectiva para lograrlo es apoyando a organismos como Corazones por México, quienes ya han entregado casas totalmente nuevas a personas que vieron en ruinas su casa debido al terremoto.
La emergencia en la que se encuentran todavía cientos de personas debido a los daños que ocasionaron los temblores de septiembre a sus viviendas, escuelas o centros de trabajo no ha concluido, se necesita aun mucha solidaridad y acciones concretas para que puedan salir adelante. No te quedes fuera.
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