Macron, presidente francés, dirige “manifiesto” a ciudadanos, gobiernos e instituciones de UE.
Emanuel Macron, presidente de Francia, se ha dirigido el pasado 3 de marzo 2019 en un llamado, con carácter de un “manifiesto”, a todos los ciudadanos, gobiernos e instituciones de los 28 estados miembros de la UE (incluido GBR).
Macron quiso poner en alerta a los europeos en general para lo que él considera en este momento crucial, con el Brexit en puerta, iniciar reformas profundas, revisar los acuerdos de la UE con terceros y pasar así a un nuevo comienzo en la UE y en términos más extendidos al “Viejo Continente” como sinónimo de Europa.
Macron insinuaba con su llamado categóricamente la importancia en este momento actual, haciendo alusión a la gran historia y cultura de Europa y Francia, de occidente, y eligió un tono nacionalista, citando los valores de la Revolución Francesa de 1789 en los términos “liberté, egalité y fraternité”. Invitó a los Estados miembros de la UE y a sus gobiernos e instituciones a una “Conferencia Europea, sin Tabúes” como instrumento para discutir los términos de un nuevo comienzo y la toma de medidas para una reformación y adaptación de las estructuras a la situación actual.
Pareciera que Macron, como presidente de Francia y como ciudadano europea de primera línea, con el apoyo tácito de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, se presentó con su nueva iniciativa como salvador y defensor de los valores trascendentales y de la soberanía de Europa, su cultura e historia en el pasado y sobre todo en la actualidad, como en la política y la economía, sus adelantos sociales y la validez de derechos humanos y el reclamo de independencia como entidad supranacional, que es hoy en día la comunidad de la Unión Europea, con sus todavía 28 estados miembros.
Macron se atribuyó, con esta carta a la comunidad de la UE, el papel de protagonista y promotor de la idea fundamental europea, que él ya había tomado desde el principio de su toma de posesión como presidente de Francia en mayo 2017. El motivo por el cual Macron ha elegido este momento para llamar insistentemente la atención a la. Europa y a los europeos en general, después de la reciente firma del acuerdo bilateral de amistad franco-alemana, a principios de febrero pasado, que en su forma inicial existía desde 1958 (firmado entre Charles De Gaulle por Francia y Konrad Adenauer por Alemania), fue por los tiempos difíciles que atraviesa la UE en estos momentos por tener “ante portas” la fecha del 29 de marzo 2019 de la difícil decisión respecto a la consumación del Brexit en las tres versiones posibles, o sea salida con acuerdo, con no-deal o con prolongación temporal.
Sea como sea la decisión a que se llegue el 29 de marzo próximo, la salida de GBR de la UE se considera muy problemática, puesto que puede servir de ejemplo a seguir por otros miembros y poner en peligro el futuro de la Comunidad Europea.
Otra problemática de gran trascendencia, que menciona Macron en este contexto, son las relaciones trasatlánticas, que a instancias de la posición unilateral que ha emprendido, hace poco, Donald Trump como presidente todopoderoso de EEUU, que pone en duda incluso la eficiencia y el futuro de la OTAN, como baluarte de la defensa de Europa.
Esta problemática, mientras sigue en el aire, debilita la UE y la posición de Europa como entidad histórica y cultural y de la importancia del “Viejo Continente”, la soberanía política, económica y de seguridad. Además, se perfila el peligro por la contraposición que ha tomado el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, en cuanto a sus intenciones hegemónicas a nivel mundial.
En referencia a esta actualidad, Macron hace también mención de que las rivalidades surgidas últimamente entre las grandes potencias EEUU, Rusia y China, por el grave peligro de que podría desatarse una nueva forma de Guerra Fría, incluso más complicada y más peligrosa que la anterior, que terminó con la caída del muro de Berlín en 1989 y la unificación de las dos Alemanias.
Además, y con vistas a los problemas que se reflejan en la actualidad en la problemática situación de política interior existente en varios países de la UE, principalmente en países centro-europeos y europeos orientales, peligra la estabilidad de gobiernos regionales, confrontados a movimientos radicales de izquierda y derecha, de nacionalistas, racistas y de un creciente populismo, incluso de carácter regional. En la realidad, todos estos grupos originan confrontaciones, también armados, sin que se puedan excluir actos de carácter de terrorismo, con choques violentos con las fuerzas públicas y de seguridad nacionales. En lo que se refiere a países centro-europeos, se perfilan, entre otros, Francia, Alemania, Italia, España, Holanda, en aéreas del este-europeo, Hungría y Polonia, Eslovaquia. En estos últimos países citados, las protestas, manifestaciones, etc., favorecen en principio la oposición de estos gobiernos en sus intenciones opositoras a la Unión Europea.
Ante toda esta problemática, Macron insta en su llamado a todos los estados miembros de la Comunidad Europea y a sus gobiernos, así como a los ciudadanos, de defender con todas sus fuerzas la democracia, la soberanía, las libertades, el estado de derecho, el progreso, el libre comercio y las inversiones internacionales. En consecuencia, Macron hace votos para que los gobiernos de los países miembros de la UE den preferencia a que apoyen más Europa y la soberanía en particular.
Las primeras reacciones a este “manifiesto de Macron” y su iniciativa unilateral, fueron positivas en Berlín y en otras capitales de centro-europeas, pero sin despertar gran entusiasmo. En términos generales, la mayoría de los gobiernos miembros de la UE, no compartió ni la urgencia y el pesimismo crítico que caracterizó el llamado nacionalista-europeístas del presidente de Francia. Si bien se aplaudía en general el valor y la iniciativa de Macron de tomarla bandera en pro de la UE y de Europa, la problemática que existe en Francia por las protestas y manifestaciones de los “chalecos amarillos“, que han protagonizado durante demasiado tiempo manifestaciones y protestas y excesos con violencia, principalmente en París, poniendo la autoridad del presidente Macron en un fuerte entredicho. Se alega también, que Macron se sirvió de su iniciativa en pro de la UE y de Europa, para desviar la opinión pública de su bajón que sufrió en la escala de simpatizantes. Tampoco se puede excluir, que los “chalecos amarillos” se expandan en cualquier momento a otros países de la UE, pues hay más que suficiente descontento por doquier.
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