Siguiendo con el recorrido por las diferentes inteligencias que nuestros hijos pueden tener como predominantes, ahora toca el turno de la intrapersonal, que es aquella que permite tener un conocimiento muy real y objetivo de la propia persona.
Los niños que tienen como predominante esta inteligencia son muy reflexivos, por lo que pueden entender, explicar y procesar sus sentimientos para dirigir sus acciones y lograr sus metas en la vida. También, son capaces de ubicar cómo son percibidos por los demás.
Son muy independientes, por lo que prefieren trabajar solos que en equipo. Tienen su autodisciplina, autoconfianza y autoestima muy altas, ya que saben trabajar sobre sus fortalezas y trabajar para superar sus debilidades, por lo que son capaces de organizar y dirigir su propia vida.
Por supuesto que esto es un gran reto para nosotros como papás. Por eso, aquí te dejo mis 5 tips para educar a estos niños con inteligencia interpersonal.
PRIMERO. Ayúdales a conocerse objetivamente.
Nuestros hijos no nacen sabiendo cómo son. Se van conociendo por medio de lo que nosotros les damos a conocer de ellos mismos. Es por esto que es tan importante que les hablemos de ellos con objetividad, quitando las cargas de enojo y coraje que a veces podemos tener.
Es bueno hablarles de sus capacidades, pero es mucho mejor hablarles de sus debilidades, para que las ubiquen bien y sepan en qué deben trabajar.
SEGUNDO. Enséñales a ponerse metas y a cumplirlas.
Conforme van madurando, es bueno que vayan superando las metas que les vamos poniendo, siempre de acuerdo a su edad, pero cada vez un poco más complejas.
Esto les ayuda a ubicar que, poco a poco, pueden ser mejores y aprender más. Esto les dará una seguridad y autocontrol suficiente para animarlos a ser ellos quienes busquen la superación personal.
Es importante buscar mecanismos sencillos, como pueden ser los calendarios de valores, los reglamentos, los ofrecimientos y cualquier cantidad de materiales didácticos para que ellos vean cómo van avanzando o retrocediendo para alcanzar la meta que se pusieron.
Mientras más pequeños sean, más necesario es este apoyo didáctico.
TERCERO. Propicia espacios y tiempos para la reflexión.
Cuando son pequeños, es necesario hacerles rutinas y, dentro de ellas, establecer tiempos para que escuchen música clásica y para que mamá platique con el pequeño. De esta forma, aprenderá a tener tiempos y espacios para él o ella y su autoconocimiento.
Conforme van creciendo, es necesario mantener estos espacios de tiempo y lugares adecuados para la introspección. Así, cuando sean adolescentes y llegue el tiempo en que ni ellos se entienden, tendrán el hábito de darse tiempo para escucharse a sí mismos y podrán comprender mejor lo que les sucede y, de ser necesario, pedir ayuda para salir de algún círculo nocivo o de algún proceso de depresión causado por los cambios hormonales.
Recuerda que es importante que nuestros hijos sepan cómo los vemos nosotros, pues será la primera información que tendrán de ellos mismos, por lo que las palabras hirientes o despectivas deben ser eliminadas de nuestro vocabulario al hablar con ellos.
Debemos recordar que estos niños tienden a ser muy independientes y que les gusta más jugar solos que en grupo; por eso, es necesario que les dejemos tiempo para hacer sus propios juegos. Veremos que hacen grandes historias y pueden pasar horas y horas de sana diversión.
Esto no quiere decir que no deban convivir con sus hermanos o con otros niños. Por el contrario, debemos fomentar la convivencia y lo podemos lograr estableciendo tiempos para todas las actividades en nuestro horario familiar.
CUARTO. Fomenta la autodisciplina, pero siempre con vigilancia.
Cuando nuestros hijos llegan a una madurez adecuada, es bueno que dejemos que ellos se vayan auto regulando y que sean los responsables de su salud y bienestar, pero siempre con nuestra vigilancia.
Lavarse los dientes, bañarse, abrigarse si tienen frío y este tipo de detalles es bueno que poco a poco los vayan asumiendo ellos y que nosotros pasemos al lugar de ser vigilantes y estar atentos de que sí lo estén haciendo. Al principio, podemos darnos a la tarea de recordarles que deben hacerlo, pero, después, es necesario que los vayamos soltando para que se hagan responsables y después puedan ser responsables de cosas mucho más trascendentes.
QUINTO. Cuidado con la soberbia.
Cuando tenemos hijos con la inteligencia interpersonal más desarrollada, debemos trabajar mucho la virtud de la humildad, ya que la autodisciplina y el autoconocimiento generan una autoestima muy alta y eso se puede transformar en soberbia y deja de ser algo virtuoso.
Es necesario que nuestros hijos comprendan que se puede ser muy bueno en muchas cosas, que podemos tener muchas capacidades o mucha inteligencia, pero que todo eso son dones y que, como tal, debemos ser conscientes de que solo debemos agradecerlos y ponerlos al servicio de los que nos rodean, ya que no nos fueron dados para nosotros mismos sino para nuestra comunidad.
Si logramos trabajar en este punto, tendremos excelentes personas, capaces de dar consejos, de ayudar a los otros desde su experiencia y capaces de dar testimonio de sus valores y virtudes, ya que se conocen perfectamente y, por lo mismo, saben sus capacidades y debilidades, pero también saben trabajar sobre ellas para superarse en todo momento.
Vaya que son todo un hermoso reto para nosotros como papás y solo nos queda ayudarles y estar detrás de ellos para orientarlos, aunque a veces nos cause conflicto su independencia, autocontrol y autoformación.
Te puede interesar: Educando hijos con inteligencia corporal
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo