¿Te suenan familiares las siguientes frases?: “¡No es justo!”, “¡No se vale, mamá!”. ¿Cuántas veces las hemos escuchado en boca de nuestros hijos?
Pero: ¿Realmente sabemos qué es la justicia?
La justicia es la virtud de dar a cada quien lo suyo. Permite y facilita la convivencia y es un principio ordenador de la vida social. Produce orden y bienestar familiar.
Aquí están 5Tips para fomentar la justicia en nuestros hijos:
PRIMERO: Explícale a tus hijos, qué es lo justo y por qué.
Con los más pequeños, debemos ayudarlos a que aprendan a establecer acuerdos con los hermanos y amigos, explicarles a qué se están comprometiendo y luego ayudarlos a cumplir. Con esto los vamos acostumbrando a ser justos.
A los más grandes podemos explicarles el significado de la justicia y el bien común; ponerles ejemplos concretos de personajes de la historia que ejercieron esta virtud. De ser posible leamos su vida.
Pero: ¿Qué es el bien común? El bien común son todas las condiciones necesarias para que la persona humana se desarrolle tanto en el ámbito temporal como en el espiritual.
SEGUNDO: Practica con ellos la justicia en familia
Los juegos de mesa nos pueden ayudar a practicarla, ya que todos tienen reglas establecidas que hay que leer y es bueno tenerlas a la mano en caso de que surja alguna duda. Nuestros hijos deben saber respetarlas sin enojarse. Es lo justo.
Con los deportes, debemos tener mucho cuidado, a veces los metemos al futbol queriendo promover valores y resulta que el testimonio de nosotros los padres, expertos entrenadores, es contraproducente ya que fomenta injusticias en el afán de ganar siempre. Y esto aplica para todos los detalles.
TERCERO: Enséñales a respetar los bienes ajenos
Es súper importante que nuestros hijos se acostumbren a pedir permiso antes de tomar algo que no es suyo y por supuesto que no lleven a casa cosas que no les pertenecen.
Cuando alguno de mis hijos llega con algo que yo no le he comprado, primero que nada les pregunto qué fue lo que pasó y cómo llegó eso a la casa.
La respuesta más común es que un amiguito se lo regaló y me pide que le deje quedárselo. Yo de inmediato le digo que no porque no es justo que los papás de ese niño hayan trabajado mucho para dárselo y que él lo regale nada más porque sí.
Así que le pido que lo regrese prometiendo, en cuanto pueda, conseguirle uno igual o parecido.
CUARTO: Enséñalos a rectificar y a reparar
Cuando algo se rompe en casa, lo primero que hacen nuestros hijos es decir que nadie fue, después comienzan a echarse la culpa unos a otros en lugar de reconocer el error.
Es vital acostumbrar a nuestros hijos a que digan la verdad y además que afronten la responsabilidad de sus actos.
Es importante que también reparen el daño. Si son pequeños y tú los apoyas aprenderán que, en justicia, deben hacerlo.
Cuando se aferran en decir que nadie fue, lo justo es que todos reparen el daño, así sabrán que la justicia se debe aplicar siempre.
Y QUINTO: ¿Cómo actuar ante una injusticia?
Aquí hay dos puntos muy importantes a tomar en cuenta y no debemos fomentar uno sin el otro.
El primero consiste en siempre denunciar lo que es injusto.
Y el segundo y no menos importante, es que una vez hecha la denuncia que ayuda al bien común, nuestro hijo perdone de corazón ya que si no lo hace puede tomar venganza y guardar resentimientos.
El perdón sana cualquier herida de injusticia, mientras que la venganza sólo la agrava.
Nuestros hijos deben aprender a controlar y en caso necesario, canalizar todos los sentimientos que vienen con una injusticia y nosotros como papás debemos aprender a entenderlos, aún sin palabras. A veces, con sus actitudes, nos piden a gritos que los ayudemos.
Es importante distinguir una denuncia que se orienta al acto injusto, de una calumnia o crítica a la persona; si no lo hacemos estaríamos cayendo en otra injusticia. La frontera entre ambas es muy pequeña.
En este tema es fundamental el ejemplo de nosotros los padres. Es preciso tener presente que a veces un: “¡No es justo!” sólo lo usan de chantaje para hacer que uno ceda frente a algún berrinche de su parte.
En la adolescencia conviene enseñar a los hijos lo que es la ley, pero no sólo la ley civil, sino también la ley natural ya que no todo lo que es legal es moral.
Y si nosotros nos equivocamos, en justicia hay que ofrecer disculpas a nuestros hijos y reparar el daño hecho. Una acción nuestra, un ejemplo nuestro, vale más que mil palabras.
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