“Hay que ir por la vida con la mochila ligera para entrar por la puerta angosta del Reino de los Cielos”, debemos aligerar nuestras mochilas y enseñarles a nuestros hijos a cómo hacerlo; por ello, aquí te dejo estos 5 tips para lograrlo.
Este domingo en la misa, el padre dijo que hay que ir por la vida con la mochila ligera para entrar por la puerta angosta del Reino de los Cielos y esa frase me impactó mucho porque es precisamente, lo contrario a lo que el mundo y la sociedad actual nos proponen.
Hoy en día nos toca ir contra corriente y educar a nuestros hijos para que sean valientes y se atrevan a vivir conforme a los valores que les hemos transmitido, por eso aquí te dejo mis 5 tips para aligerar nuestra mochila y la de nuestros hijos.
Primero. Abre tu mochila. Descubre de qué está llena.
Nunca es tarde para hacer un alto en el camino y darnos tiempo para reflexionar sobre que llevamos vamos cargando.
A veces, son apegos, aferramientos, rencores, adicciones, distracciones y sentimientos negativos que llenan por completo la mochila y nos impiden avanzar por que nos dificultan lo que verdaderamente necesitamos en nuestro caminar cotidiano.
Debemos hacernos tiempo para revisar, de forma personal y familiar, de que está llena nuestra mochila.
Segundo. Pesa tu mochila. Detecta que es lo importante.
Ahora se trata de ver qué tanto peso tiene cada una de las cosas que vas cargando.
Lo que ayuda a avanzar es ligero, lo que paraliza es lo más pesado. Y ni hablar de lo que te hace retroceder o te desvía.
Para esto podemos hacer una lista y dividirla en dos y poner de un lado lo positivo y del otro lo negativo.
Tercero. Depura tu mochila. Saca lo que está de más.
Ahora es tiempo de ser valientes y desechar lo que nos sobra, eso que no nos deja avanzar.
Quizá duela, quizá nos dé flojera, también puede ser que nos cueste trabajo porque estamos muy acostumbrados a lo que cargamos, pero es necesario dar el primer paso de una vez y para siempre.
Y después hay que ser constantes en mantener la mochila ligera, porque, en ocasiones, poco a poco vamos cargando nuestra mochila sin darnos cuenta.
Cuarto. Organiza tu mochila. Que te ayude a avanzar.
Ahora se trata de darle a casa cosa su lugar y prioridad. Lo importante debe ir primero.
La familia, los valores, la vida espiritual, las devociones son cosas prioritarias que no pueden faltar en nuestra mochila y que deben estar presentes en la vida familiar.
Para todo lo demás debemos hacer un análisis para ver si nos ayuda o nos detiene.
Y quinto. Carga tu mochila y sigue caminando. La ruta es el camino angosto.
Ahora sí, ya estamos listos para retomar el paso en el camino de la vida.
Se trata de redoblar el paso para avanzar más rápido y con paso firme por el camino angosto. La santidad es la meta y debemos hacer todo lo que está en nuestras manos para alcanzarla.
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