Ahora que cumplimos 26 años de casados, me puse a pensar que ya es mucho tiempo si vemos la situación actual de la sociedad. Recordaba los momentos que hemos pasado juntos, unos buenos y otros malos, pero los hemos sacado adelante gracias a que tenemos más o menos una buena comunicación (no les cuento lo difícil que fue revisar este libro juntos) y que compartimos nuestras vidas en todo.
También pensaba que una crisis en el matrimonio puede llegar en cualquier momento y originarse por muchas cosas, los malos entendidos y la falta de atención hacia nuestro esposo son de las más comunes.
Esta ruptura se manifiesta de forma abierta cuando el trato y el diálogo dejan de existir; o de forma velada cuando se continúa la relación a base de monosílabos, cuando ya no es importante pasar tiempo juntos y compartir lo que realizamos a lo largo del día.
En todo caso debemos buscar que estos momentos de desacuerdo (normales en la convivencia matrimonial) sean pasajeros, gracias a la buena voluntad de los esposos.
Aquí están 5tips para ayudar a fortalecer nuestro matrimonio y evitar llegar a estos extremos.
PRIMERO. Dedíquense tiempo.
Y me refiero a tiempo de calidad. Que cuando estemos juntos, de verdad estemos compartiendo, me ha pasado que a mi esposo le entran llamadas del trabajo y a mí me llegan mensajes urgentes de atender y en realidad estamos en el mismo lugar pero no estamos compartiendo nuestro tiempo.
Sería bueno que pusiéramos la regla de platicar por lo menos 15 minutos al día sin que nada ni nadie nos interrumpan, ¡ni nuestros hijos!
En mi familia, mis hijos ya saben que cuando papá llega del trabajo lo saludan y le platican todo lo que quieren compartirle y cuando terminan, nos dan tiempo, por lo menos 15 minutos, para que compartamos papá y yo lo importante del día; después cenamos todos juntos.
Otra forma de pasar tiempo con mi esposo es salir juntos. Esto me cuesta mucho trabajo porque con mis 5 hijos, siempre hay algo que solucionar, pero hemos tomado la costumbre de salirnos a caminar en la cuadra y así tener un momento de convivencia a solas. No es necesario salir a lugares caros, podemos buscar opciones que no impliquen gasto y no son menos románticas, caminamos y siempre nos toca observar el atardecer que es bellísimo donde vivimos, como siempre, las mejores cosas de la vida, son gratuitas.
SEGUNDO. Escúchense
Cuando nuestro esposo nos habla, es bueno ponerle atención y dejar lo que estamos haciendo, no importa que si es algo del trabajo o una labor básica de la casa, lo importante es que se dé cuenta que le estamos poniendo atención y su plática es trascendente para nosotras.
En alguna ocasión le estaba yo hablando a mi esposo y él estaba trabajando, al darme cuenta que sólo era un monólogo, le pregunté sí estaba de acuerdo con lo que le estaba diciendo; en ese momento él me dijo que lo perdonara porque no me había puesto atención.
Yo me sentí muy mal porque para mí era muy importante lo que le estaba diciendo, platicamos y finalmente acordamos; si era vital la tarea al grado de dificultar detenerla, el otro esperaría por amor y con paciencia, a que el primero terminara la tarea, para platicarle el pendiente ya con toda la atención. Esto solucionó el problema y nos dio un canal de comunicación más claro y fuerte.
A veces oímos sin escuchar, o escuchamos con soberbia, sin dar autoridad moral al otro en lo que dice. Necesitamos escuchar con humildad, con caridad pensando siempre que lo que el otro nos comunica es tan importante que tiene el valor de externarlo y por eso debemos escucharlo y tomar nota.
TERCERO. Compartan sus planes, sueños y recuerdos.
Así es como se teje la historia. Si hacemos sentir a nuestro esposo que es indispensable y que su opinión y colaboración son importantes para el logro de nuestros sueños o proyectos, nuestra relación será más sólida.
A veces sentimos que si le contamos al otro nuestros sueños le hacemos perder el tiempo, sin darnos cuenta de lo benéfico que es compartir todo, no importa que sea algo imposible o muy difícil de alcanzar. Al final, puede que el otro comparta tu sueño y los dos trabajen por alcanzarlo.
En cuanto a los proyectos, es muy bueno que sean proyectos familiares y no sólo personales aunque el protagonista sea uno de los dos y el otro sea el apoyo. A veces será uno y a veces otro.
A diferencia de los proyectos familiares, cuando llegan los proyectos meramente personales, se puede colar la soberbia y el egoísmo y la tentación de sacrificar a la familia por alcanzar una meta personal.
En una meta personal no cabe la familia, y no es posible la colaboración, sólo el sacrificio. Una meta familiar puede ser dirigida a un miembro de la familia, pero su logro siempre beneficia a todos y hay consenso de la pareja, esto no ocurre en una meta personal. Por ejemplo un ascenso en el trabajo de nuestro esposo, puede ser una meta familiar si trae un bienestar adicional a la familia y toda la familia hace ajustes para adaptarse a los nuevos tiempos o necesidades que generen las nuevas responsabilidades adquiridas.
Si este mismo ascenso fuera solo una meta personal, la familia simplemente sería afectada con la ausencia al dar más tiempo al trabajo y menos a las actividades familiares, con un daño quizá más grave para el papá que para el resto de la familia.
También se vale pedir ayuda para encontrar una solución juntos, ya sabemos que dos cabezas piensan mejor que una y sobre todo cuando los dos comparten el mismo objetivo. El otro puede ver las cosas fríamente y podrá ayudarnos a ver lo que nosotros, por estar en medio de la situación, no podemos ver.
En cuanto a los recuerdos, bien dicen que recordar es volver a vivir, así que es muy bueno recordar momentos felices que hemos pasado y mucho mejor si los compartimos con nuestros hijos.
CUARTO. Ten detalles.
El amor se alimenta de detalles, a veces, con el pasar de los años se van dejando de lado los detalles que conquistan al otro y por lo mismo, se vuelve monótona la relación.
Cuando éramos novios, pasábamos los días buscando como agradar al otro y hacíamos cosas impensables para lograrlo; sería muy bueno buscar ser novios siempre, para así querer agradar al otro en todo momento.
¿Cómo? Pues nosotras debemos buscar estar bien arregladas siempre; que cuando nuestro esposo nos vea se sienta orgulloso y admirado de nosotras. Y con esto no quiero decir que parezca que vamos al teatro todos los días, puede ser algo discreto pero que nos haga ver bien, que pusimos interés en que él nos vea bonitas y arregladas.
Nuestro esposo puede buscar tener detalles, unas flores de vez en cuando o una llamada inesperada es suficiente. A mí me encanta cuando de pronto, a media mañana, suena el teléfono y es mi esposo para decirme que me extraña o que estaba pensando en mí y que dejó un momento el trabajo para llamarme.
No tiene que ser un detalle caro, casi siempre nuestras actitudes son suficientes para dejarnos felices. Un beso al despedirnos o al llegar es un lindo detalle, tomarle de la mano cuando caminamos juntos es un lindo detalle, ofrecer el brazo para ayudarnos es un lindo detalle de parte de nuestro esposo. Sólo es cuestión de ingenio.
Siempre es agradable ver que nos acordamos de las fechas importantes como nuestro aniversario de novios, de matrimonio o de alguna fecha importante para alguno de los dos. ¡Así que debemos estar pendientes!
Así mismo ellos notan los detalles cuando preparamos su maleta de viaje, cuando les hacemos su sopa favorita o cuando usamos el perfume que nos regalaron.
Y QUINTO. Que tu esposo sea lo más importante para ti.
Y no sólo que lo sea, sino que se dé cuenta. Necesitamos saber que estamos antes que las amistades y que los familiares. Que tenemos un lugar más importante que el trabajo o las preocupaciones, de esta forma buscaremos estar siempre en ese lugar y haremos todo para que así sea.
Si notamos que dejamos ya de ser lo más importante, es muy bueno platicarlo, muchas veces nuestro esposo no lo ha notado y si nosotros se lo decimos, seguro que lo corregirá.
Por otro lado, debemos ser siempre honestos y decirnos la verdad, no importa cuán difícil sea, ya que si no tenemos esa confianza entonces estamos perdidos porque nuestro matrimonio es sólo una pantalla y por dentro es algo hueco que no nos llevará a nada bueno.
Tener un matrimonio sano y feliz está en nuestras manos así que ¡hagamos todo para lograrlo! Porque con amor todo se puede.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
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