¿Los mexicanos necesitan con urgencia unidad nacional? Creo que nadie lo pone en duda, pero al pensar en el cómo se deben unir los mexicanos la respuesta no es simple. ¿Unirse en torno a qué o a quién? Ya no es tan sencillo.
En una situación digamos normal, y ante las amenazas de intervención extranjera en la política nacional, la unidad se debería llevar a cabo en torno al liderazgo nacional presidencial de la república. Y también unidad en cuanto a posiciones políticas, valores considerados como tales por la población y en acciones a tomar ante la problemática nacional y esas amenazas del extranjero para intervenir en México, de una forma u otra, no necesariamente militares.
Lamentablemente, y contrario a ese deber ser de unidad con el jefe de Estado, en México por ahora no es lo correcto ¿Por qué? Porque la persona que ocupa esa posición ha demostrado, junto con su partido Morena y quien está dando órdenes detrás del trono, que sus intereses no son los de la nación, sino los suyos, personales y de camarilla. Unirse a la actual presidente es unirse a la destrucción que llevan a cabo del país.
Conforme a un viejo principio, se dice que si a quien gobierna la va bien, le irá bien al país. Pero igual que en otros casos nacionales, en donde los gobernantes actúan en favor de sus intereses dañando al pueblo, si les va bien a los dueños del poder de gobierno le irá mal a la población. A los hermanos Castro, a Maduro, a Ortega y otros tiranos más les ha ido muy bien a su favor, a costillas de acabar con la democracia, destruir la libertad de expresión y la economía se han hecho inmensamente poderosos y ricos. A los grandes capos del morenismo les ha ido muy bien enriqueciéndose mientras el pueblo sufre carencias de cosas indispensables, como la seguridad y el cuidado de la salud.
Para que los mexicanos se puedan legitimar y nacionalmente unir a la actual jefa de Estado, a gobernadores y a los políticos que controlan las legislaturas federal y locales será indispensable que ella y ellos comiencen a gobernar a favor de la población, que dejen de destruir las instituciones nacionales y al Poder Judicial, y de dilapidar el erario en obras absurdas, caprichos del que los lidera y manda detrás del trono, que respeten la democracia y, sobre todo: que dejen de dividir a la población y fomentar el odio como él lo ha hecho desde que fue Jefe de Gobierno, en sus campañas políticas y radical y obsesivamente como presidente, y lo sigue haciendo a través de sus serviles cómplices de Morena.
El pueblo mexicano está muy dividido, desunido sistemáticamente en el discurso político presidencial del ahora expresidente y de la presidenta (con A), quien ha continuado con sus discursos divisorios de los mexicanos entre quienes llaman “el pueblo bueno y sabio” incluyendo a sus seguidores fanáticos o receptores de favores en dinero de los llamados programas sociales, frente a quienes califican de adversarios de ese pueblo, sus críticos políticos, sociales, académicos, empresariales, religiosos y de medios de comunicación.
Que los gobernantes de Morena pidan unidad a los mexicanos cuando se empeñan en dividirlos es irracional. No pueden pedir unidad con el gobierno actual de México cuando siguen creando gran inseguridad pública, falta de medicamentos, deficiencias escolares y una gran corrupción que no dejan transparentar, y muchas atrocidades más que hacen en contra de la población. La unidad en México debe ser al revés, no de la ciudadanía con presidencia, sino que los gobernantes y legisladores que ahora arruinan a la nación se unan ellos, a los mexicanos, en acciones y no en discursos.
La unidad de los mexicanos solo se puede dar ahora frente al abuso del poder y la desunión provocada siendo solidarios entre los ciudadanos mismos, desde las familias hasta comunidades enteras. Solidaridad con los migrantes ilegales que pueden ser echados de los Estados Unidos, como ejemplo fundamental. Los ciudadanos mexicanos se pueden unir rompiendo de ya las políticas divisionistas federales y el discurso de odio predicado desde las mañaneras y cada vez que tienen oportunidad, y creando acciones de solidaridad entre pobladores.
La unidad de los mexicanos se puede ir dando cada vez más en cuanto se exija por todos los medios posibles al gobierno que comience a resolver los problemas que acosan a México, como la inseguridad y la desatención gravísima a la salud pública, y los gobiernos federal y locales los resuelvan redirigiendo los fondos de gobierno para atenderlos, en vez de dar millones a los caprichos del señor ese que despacha desde las sombras y da órdenes sobre el supuesto poder presidencial. México requiere unidad llegada y probada desde la cumbre del poder hasta la más pequeña comunidad de familias, pero no se da, sino al revés. Si quieren en la cumbre morenista unidad nacional, que la demuestren ellos al pueblo.
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