Publica la prestigiada revista inglesa The Economist, un reportaje sobre Ricardo Anaya, como competidor de AMLO, y dice en el mismo que: “To win, Mr Anaya must be a healer as well as a fighter”. Es decir que “para ganar, el Sr. Anaya debe ser tanto un conciliador como un peleador”.
Muy cierto, Ricardo requiere pelear frente a Meade y su PRI, y principalmente frente a López Obrador y su Morena. Porque en realidad, frente a ellos no es una competencia, es una guerra, vista la política sucia de ambos.
Así, debe también ser un conciliador con quienes se han alejado del PAN, por razones de desacuerdo con él, y con su política que lo llevó a formar un Frente con adversarios, cuyas doctrinas son, en materia de derechos humanos, inconciliables con la doctrina panista, en temas irrenunciables, no negociables.
Esto incluye los procesos que permitieron a Ricardo Anaya ser el único candidato presidencial de esa coalición. También deberá ser conciliador con aquellos militantes, sobre todo quienes se consideran “doctrinarios”, irritados por la política de designaciones de candidatos, anulando completamente la democracia interna de su partido.
Hay muchos errores de Ricardo Anaya, del total dominio público, que tienen muy ofendidos e irritados a gran número de la militancia, y de los simpatizantes (votantes) de Acción Nacional. Es crítico el tema de la renuncia de Margarita Zavala, quien lo hizo, según la explicación más clara, por ver cerradas sus posibilidades de llegar a competir internamente por la candidatura presidencial.
Muchos militantes, algunos de muy valiosa trayectoria, se han alineado con Margarita Zavala, considerando que el panismo puede llegar a Los Pinos por su medio si ganara. Prácticamente todos quienes la poyan pertenecen como militantes o simpatizantes, los que renuncian lo hacen por otros motivos. Otros simplemente se han manifestado en contra de todas las políticas electorales que el CEN ha tomado con el Frente, y su intercambio de compromisos, repartición de candidaturas y “pago de facturas”, en particular por la candidatura presidencial, reservada al PAN, es decir a Ricardo Anaya.
Ricardo, su equipo y el CEN y demás comités directivos, en lugar de buscar la conciliación con los inconformes, los han amenazado, agredido verbalmente y desdeñado. Han hecho, para efectos de propaganda, como si este fenómeno no existiera. Error… más bien errores, que le están costando al panismo, y que, de seguir con esa errónea política de hostigamiento a inconformes, le costarán muchos votos, tanto a Anaya como a otros candidatos del Frente.
Es por tanto indispensablemente que se haga, de ya, una nueva política de conciliación. Lo mal hecho, hecho está, pero en adelante debe quedar atrás. Conciliar en vez de amenazar. E inclusive, les guste o no a muchos, pedir perdón, tanto por la anulación de la democracia interna, como por los arreglos “en lo oscurito”, que repartieron el pastel de candidaturas, pésimamente vista por la mayoría de militantes (siendo unos cuantos miles) y por los simpatizantes del PAN (que son muchos millones de votantes).
Dice también el reportaje sobre Anaya, que, en su rudo ascenso, ha hecho demasiados enemigos, para unificar a la dispar mayoría a la que disgusta AMLO, y ganar la presidencia: “in his sharp-elbowed ascent, Mr Anaya has made too many enemies to unite the disparate majority that dislikes AMLO and thus win the presidency.”
Conciliar, debe ser el término preponderante en Acción Nacional. Pelear, ya lo está, y debe circunscribirse a donde debe estar, ante el PRI, Morena y sus respectivos socios electorales, compañeros de viaje, en términos políticos. Conciliar, atraerá también millones de votos de indecisos, que por ahora piensan y dicen que no saben por quién votar, y son, sí, muchos millones.
Nota: Ricardo Anaya mismo, circuló el reportaje de The Economist aquí comentado.
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com