Demasiadas personas opinan y discuten sobre política sin tener idea de cómo son los procesos de la misma, y en consecuencia llegan a conclusiones inválidas, al menos en parte, y eso los lleva a tomar decisiones erróneas.
Para poder opinar en política con buenas bases, es necesario conocer los procesos de la vida política, en el gobierno, en la legislatura, en los partidos políticos, en las organizaciones sociales y en los grupos humanos. Debemos también tomar en cuenta la experiencia en el uso del poder para formarnos opiniones acertadas.
Es también necesario conocer las legislaciones de todo tipo que regulan la vida política, para en su caso distinguir las acciones legales de las ilegales. Conocer igualmente las doctrinas y plataformas políticas de partidos y organizaciones que participan en la vida política. Es también necesario saber de la historia y trayectoria de organizaciones y personalidades de la política.
Conocer esos procesos de la política nos permite tomar mejores decisiones y actuar en consecuencia, podremos así tener visiones del futuro político más cercanas a lo posible, lo cual nos ayuda a formar esas mejores opiniones al respecto y tomar decisiones prudentes y sagaces.
Para conocer todo esto, sobre todo los hechos y dichos de la política, es indispensable documentarse en fuentes dignas de confianza, pues las informaciones falsas, por intención o irresponsabilidad, así como los chismes y guerra sucia, impiden que se analice la verdad de todo ello.
Por supuesto que, además del conocimiento de causa, se necesitan buenas bases de análisis en general, y de hacer los análisis con la cabeza fría, dejando de lado en lo posible los sesgos propios de la emotividad, las simpatías y las lealtades personales, que pueden desviar o hasta anular los razonamientos. Se necesita pues disciplina analítica.
Manuel Gómez Morín bien advirtió: “Que no haya ilusos, para que no haya desilusionados”, pues quienes no entienden la vida política, al no ocuparse de conocer sus procesos, llegan a caer en ilusiones que después les resultan desilusionantes, frustrantes.
Cuando las personas se crean mentalmente, predicen, escenas futuras, con base en una imaginación ingenua, con desinformación y sin disciplina analítica, caen luego en depresiones (que eran evitables), al no poder entender el por qué lo que esperaban no se realizó. Ilusos, precisamente, sus opiniones fueron inválidas.
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