Lo más grave: violencia electoral

Primero que nada, la violencia tiene muchas formas, no solamente es golpear o matar o la psicológica. Y la violencia en esta época electoral se ha practicado por el presidente y su gobierno morenista en contra de quienes les estorban, en particular a sus críticos (y cabe insistir en que criticar no es sinónimo de atacar, sino de opinar) de muchas maneras.

La violencia ha sido, desgraciadamente, una constante creciente en este sexenio 2018-2024. Cierto que México estaba siendo objeto de acciones violentas de las bandas de sicarios de las mafias del crimen organizado, pero no al nivel presente. Pero gracias a la política de “abrazos, no balazos”, de que los delincuentes son personas con derechos humanos, y de que “este gobierno no reprime”, y más, la violencia de muchos tipos en el país se ha ido incrementando por inacción gubernamental. Pero aparte de esta violencia permitida por Morena, también se ha incrementado la violencia en otras formas de parte del gobierno de la autollamada 4T.

Pero veamos primero la violencia del crimen organizado en relación a las elecciones del 2 de junio próximo. Ya en elecciones anteriores, locales y federales, las mafias criminales (antes dedicadas al narcotráfico y ahora también a diversificadas otros delitos) habían amenazado a candidatos que no se sujetaban a sus deseos. Pero en este período electoral, las amenazas, los secuestros y los asesinatos de candidatos y de otras personas de campañas, han crecido gravemente. Muy preocupantes para la ciudadanía, pero no al parecer para el presidente y sus servidores en el gobierno y en su partido, que lo están tolerando.

Los sicarios han asesinado a candidatos de varios partidos, incluyendo de Morena al manifestarse en favor del combate a la delincuencia y al no sujetarse a las peticiones de los capos mafiosos. No hacen distinción, y ni siquiera los homicidios de candidatos morenistas han hecho reaccionar a los gobiernos de Morena. El permitir, tolerar y no actuar de parte de los morenistas en el poder muestra una mentalidad contraria a la dignidad humana.

A través de los tiempos y en diversos países, los poderosos formales y los llamados de facto, de hecho, han humillado, amedrentado, atacado, encarcelado y asesinado a sus oponentes y críticos adversos. Eso no es novedad, al parecer es parte de las debilidades de la naturaleza humana. Pero en México no era una práctica a nivel de escándalo y de terror público, como sí lo es ahora de parte del presidente y de Morena en el poder. Algo que se ve ya todos los días.

El abuso del poder, en particular en el uso de la palabra privilegiada en medios de difusión por presiones del mismo poder, es una práctica comprobable, diaria del presidente contra quienes no se le someten y en especial contra quienes le señalan sus faltas de gobierno y en contra de las leyes (recordemos eso de que “y no me vengan con que la ley es la ley” y de que “la autoridad moral del presidente está sobre las leyes”). Sus críticos que señalan sus errores son atacados no solamente con la violencia verbal que acostumbra el presidente, sino con amenazas en su contra, incluyendo las amenazas cumplidas, de violentar las leyes para acallarlos o meterlos a la cárcel. A los medios de comunicación se les amenaza con diversas prácticas de abuso de la Ley para acallarlos.

La violencia con el abuso del poder para encarcelar inocentes por denunciar al presidente se ha ido incrementando en este periodo de campañas electorales. El hostigamiento en contra de dichas personas llega a extremos inaceptables. De hecho, hay periodistas que han tenido que salir del país por temor a ser asesinados, un temor con fundamentos, tristemente.

Estos meses de campaña están marcados por amenazas y delitos en contra de candidatos y sus colaboradores, como nunca había pasado en México. Quienes han desistido de sus candidaturas por amenazas y por secuestros de horas o días, no lo han hecho solamente por no someterse a las exigencias de los capos, sino porque en la evidente connivencia de éstos con Morena, también lo han hecho porque no les convienen a este partido y su gobierno, y los sicarios hacen el trabajo sucio de amedrentar, secuestrar y asesinar candidatos, y también lo hacen ministerios públicos, sus policías y fiscalías o procuradurías de justicia que controla Morena.

Lo peor es que ante las amenazas y ataques fuera de la ley o bien torciendo ésta de parte del presidente y su gobierno, los afectados no han podido tener, en general, defensa alguna. Ni siquiera la presión del público ha dado resultados. Y a días de la fecha de las elecciones, el 2 de junio, no se ve que la situación pueda mejorar, y sí, tristemente, empeorar. Y para ese día, hay razones para pensar que el crimen organizado intervenga aterrorizando en favor de Morena en territorios que controlan, en especial en poblaciones pequeñas.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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