La misteriosa salud (?) del presidente

Cuando tenemos un gobierno que miente prácticamente todos los días y la mayoría de las veces con mentiras evidentes, la incredibilidad ciudadana, de redes y de medios de comunicación es muy razonable.


Salud del presidente

Este viernes 29 de enero, el estado de salud del presidente es un misterio, bien resguardado por sus cercanos. La información oficial, de que está enfermo de COVID-19, pero en excelente estado, con solo ligeros síntomas, se contrapone con diversas hipótesis. Un de ellas es que es una farsa, que está sano, pero que, por sus razones políticas, está haciéndose el enfermo. Otras versiones es que realmente está muy enfermo, pero de posibles males cardiovasculares, y graves.

Las versiones alternas enfurecen a los voceros de presidencia, pero su falta de información creíble no llega. Se enojan porque no se les cree, pero cuando tenemos un gobierno que miente prácticamente todos los días, y la mayoría de las veces con mentiras evidentes, la incredibilidad ciudadana, de redes y de medios de comunicación es muy razonable.

Viendo los hechos con mentalidad periodística, se analizan los mismos contra los dichos. La práctica de la imagen política nos dice que algo está mal. Jefes de estado y políticos influyentes, que se han contagiado de COVID, de alguna manera se han hecho presentes ante el público, y no por medio de terceras personas, sino por sí mismos. Pero el presidente de México está desaparecido desde que regresó de su viaje de viernes a sábado pasados.

Si como insisten que está bien y con sólo algunas molestias muy ligeras del COVID, ¿por qué no ha hecho algún video para mostrarse, como sí lo han hecho otros? Demasiado y razonablemente sospechoso. E insisto, cuando los informes provienen de mentirosos consuetudinarios ¿cómo creerles así nomás?

Como rezan dos dichos contradictorios en inglés, aplican según el caso, el “no news, bad news”, aplica ante el “no news, good news”. Sin noticias, malas noticias, en buen español. Bajo la excusa, válida o no, de que se protegen los datos personales del ciudadano, esta vez el presidente, no hay ninguna constancia de que esté enfermo de COVID-19, o de que ha evolucionado bien y cumple su cuarentena solamente, pero en buen estado. Hay algo cierto, que la salud de un jefe de Estado, el que sea y de donde sea, es asunto de seguridad nacional, y por supuesto, de interés ciudadano.

Si no se presenta Andrés Manuel, pero de ¡ya!, en público, lo cual por medios electrónicos no tiene problema alguno, las suspicacias ciudadanas son más que razonables. De paso ¿cuántas personas que convivieron con él resultaron con contagios de las mismas fechas, que pudieran coincidir con el suyo?

Como dice, muy en privado, un médico especialista (no names. please), el lenguaje corporal dice mucho frente a lo que sale de la boca, en este caso tratándose de López-Gatell, que informa sobre la buena salud presidencial, pero con una cara que lo traiciona, y además, como nunca lo había hecho, leyendo.

Si efectivamente el presidente está muy enfermo y no de COVID, eso crea un gran problema de gobierno, y más por venir. Si solamente se repone de COVID, en tan buen estado físico y de ánimo, como dice la secretaria de Gobernación, ¿por qué no lo informan?, pero directamente con la presencia en vivo y en directo, ante la televisión nacional, por el mismísimo López Obrador. El misterio intencional no paga, daña.

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