Frente a lo que alegan y gritan los hispanófobos, México es una nación creada durante el virreinato. Antes de llegar Cortés, no había una nación, sino muchos pueblos indígenas.
La nación mexicana, ¿desde cuándo existe? Hay quienes afirman que ya existía antes de la conquista española, y que la prueba es la ciudad de Tenochtitlán, que ya era una nación azteca o mexica o mexicana. Esto es relativo, pues cuando hablamos ahora de la nación estamos hablando de un territorio muchas veces mayor que el de la capital mexica y de muchos otros pueblos. ¿Qué más hay?
México empieza al norte en Baja California y concluye al sur en Quintana Roo. En este enorme territorio, de cerca de dos millones de kilómetros cuadrados, había, en tiempos de la conquista española, muchos pueblos muy diversos, con personalidad y lengua propia, la mayoría ajenos al imperio azteca.
Los aztecas llegaron del norte, se establecieron en el ahora Valle de México y guerrearon con sus vecinos, venciendo a muchos de ellos, aunque no a todos. Establecieron una zona imperial de influencia, pero sin tener realmente una unidad cultural ni una identidad común. Se trataba de los conquistadores de Tenochtitlán y de sus vencidos o aliados. Hasta allí llegaba lo que podría considerarse una nación. ¿Y el resto? Eran pueblos distintos, dispersos territorialmente, algunos a grandes distancias de Tenochtitlán.
Tomemos algunos ejemplos de pueblos indígenas distintos del imperio azteca y ajenos a él: yaquis, seris, coras, tarascos, olmecas, rarámuris (tarahumaras), otomís, tlaxcaltecas, mixtecas, zapotecas, mayas, triquis y muchos más, incluyendo pueblos nómadas del norte, no formaban parte del pueblo azteca y su área de influencia. Nada que ver con ellos.
No había una nación en el tiempo de la conquista de Cortés, en lo que llegó a ser el primer Imperio Mexicano tras la consumación de la independencia, el 21 de septiembre de 1821, y de la república que le siguió. Para cuando se inició esa guerra de Independencia, once años antes, en septiembre de 1810, la Nueva España era ya una unidad nacional aún con limitaciones propias de la época, y aún bajo el control político del Reino de España, del cual se independizó.
La nación mexicana lo era ya en esas fechas. ¿Cómo llegó a serlo?, a través de la organización política virreinal y la nueva cultura que se creó. La diversidad lingüística tuvo un nuevo idioma común adicional, el español. La diversidad religiosa se vio sustituida por una religión nacional, traída por los misioneros españoles. Las también diversas culturas indígenas se sumaron a una nueva cultura, la traída por España en muy diferentes formas. Trescientos años tomó formar una nacionalidad mexicana.
En esos trescientos años, la mezcla de razas se consolidó, sobre todo en las zonas urbanas, con los españoles y sus descendientes, los criollos, contrayendo matrimonios interraciales, no solamente entre sí. También hubo inmigrantes de otras nacionalidades, que se fusionaron con criollos, indígenas y mestizos.
Los criollos ya no se sentían totalmente españoles y, por supuesto, no europeos, sino americanos, en particular mexicanos. A su vez, los hijos mestizos se casaron entre sí, y de esas ligas familiares interraciales, con una cultura, religión e idioma comunes, así como con valores y tradiciones que se fueron generando, nació “lo mexicano”.
Aún con los pueblos indígenas nacionales manteniendo mucho de su propia cultura e idioma, y también muchos de sus llamados usos y costumbres, el México que entonces era la Nueva España era ya una gran unidad en aspectos clave de la vida. Cuando los iniciadores de la guerra de Independencia llamaron al pueblo a levantarse en armas, para terminar con la dominación europea, la española, ya se podía hablar de “los mexicanos”, aun hablando de “americanos” de Nueva España.
Las diversas regiones de la Nueva España crearon lazos económicos, comerciales y de producción, con caminos que unían poblaciones antes aisladas. La organización de la Iglesia Católica también contribuyó a crear nuevos lazos, no solamente religiosos sino culturales en general, incluyendo la educación.
Aun cuando México no era aún un país independiente, ya era una nación. Al consumarse la independencia, tras los Tratados de Córdoba, México-nación tomó su propia organización política nacional. Para ese entonces, el término “mexicano” era aplicable no solamente a los habitantes aztecas de la antigua Tenochtitlán, sino a cualquier persona nacida en el amplísimo territorio que tenía la patria.
Sí, fue el virreinato en la Nueva España, con todos sus errores y fallas, quien consolidó a tantos pueblos en tan amplio territorio, para que pudieran identificarse como una sola nación. Era una nación americana, pero diferente de otras de lo que constituía Hispanoamérica, desde los territorios del Norte que nos quitaron los Estados Unidos en 1847, hasta los límites con Centroamérica. Esa nación, la de los mexicanos, ya era lo que ahora es, tras toda la evolución cultural y política de otros doscientos años: es México.
Frente a todo lo que puedan alegar y gritar los hispanófobos, México es desde hace más de dos siglos una nación, creada durante trescientos años, aún antes de su independencia, transformándose en México a partir de la extinta Nueva España, con los nuevos Estados centroamericanos separados.
Así, la maternidad de la Nación Mexicana es española. Esa nación europea que llamamos Madre Patria lo es realmente. La madre de México como Nación fue España, así como también lo fue de las otras naciones centro y sudamericanas que formaron parte del Imperio español en América, y la madre patria de Brasil es Portugal.
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Publicado en noviembre de 2009 en la Revista La Nación, de Acción Nacional.
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