Despacharse con la cuchara grande, es frase popular por abuso en favor propio de reparto de bienes o dinero. Pues los diputados y senadores mexicanos tienen muy bien ganada esa fama: despacharse con cuchara grande. Es queja constante de la población, especialmente al repartirse fondos a fines de año o de las legislaturas.
En el pasado diciembre de 2016, la Cámara de Diputados federal provocó ¡una vez más! la furia ciudadana por la aprobación y reparto de lo que se conoció como “bono navideño” de 150 mil pesos a cada diputado federal. ¡Injustificable!
Claro, no sólo los legisladores se aprovechan de facultades discrecionales para regalarse dinero, también “se usa” en los poderes ejecutivos y judiciales. Pero lo que más enfurece al pueblo es el caso de los legisladores.
Y no se trata tanto de las llamadas dietas, o sueldos de cada diputado o senador, sino de montos adicionales para propósitos de dudosa o ninguna justificación. Por ejemplo, cada uno puede disponer de dineros para oficinas y actividades de gestoría a favor de los ciudadanos, pero en la Constitución NO está incluida esa actividad como propia de los legisladores, por lo que esa asignación es anticonstitucional, y cada año lo repiten.
Para efectos prácticos, los legisladores no rinden cuentas, la ciudadanía nunca sabe cómo utilizan millonadas de pesos auto-asignadas a cámaras, comisiones, fracciones parlamentarias y a cada uno. Ello, más las diversas prebendas y beneficios que se recetan sin que se puedan realmente justificar, desde vehículos y celulares, hasta viajes y personal que no es auténtico apoyo legislativo.
En tiempos de ajuste de cinturones, siempre en los años recientes, el despilfarro de recursos en las legislaturas es recurrente, mientras acusan al Ejecutivo de no ser austero en sus gastos.
El problema para los partidos, todos, PRI, PAN, PRD, Morena y demás, es que sus legisladores son parte de estos abusos, sin que den muestra alguna de al menos simular que son austeros. Y no se trata de que justifiquen en qué gastan dinero que reciben para fines discrecionales, sino que estos dineros no deben estar en sus presupuestos.
¿Entrarán en razón y responsabilidad los legisladores o seguirán siendo partícipes del dispendio legislativo? Ya es tiempo de que los partidos como tales y los legisladores, como grupo y como personas, entren en razón y sean austeros, en vez de ganarse el repudio popular.
Pueden tomar algunas medidas de austeridad todo el tiempo, pero que no sean de apariencia, sino reales, que ahorren verdaderos millones de pesos. Y para el próximo periodo de sesiones, cuando aprueben el presupuesto de egresos, que eviten muchos gastos innecesarios e injustificables, tanto de lujos que se dan, como de partidas también injustificables como las de gestoría, que como dije, NO están en sus facultades constitucionales. Y que eliminen también las partidas para regalar dineros a los municipios a su antojo (esos de los moches), y por último eliminar bonos indebidos, los que tratan de mantener en secreto y luego salen a relucir.
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