Guerra contra narco

¿Guerra al narco, un error? ¡No!

Decir que la guerra contra el narco iniciada por Felipe Calderón fue un error, ya que siguen las matanzas en el país, es muestra de completa ausencia de análisis. Es penoso simplismo, pues el asunto se había vuelto muy complejo.



LOS VIEJOS TIEMPOS DEL TRÁFICO DE DROGAS

En realidad, el “error” viene de muchos años antes. Los vecinos del Norte tenían problemas con el tráfico de drogas, muchas de las cuales les llegaban desde México, así que pedían al gobierno mexicano que usara sus recursos policiales para evitar la siembra de mariguana y de amapola, con su producción de goma de opio, y que impidiera su tráfico de venta hacia los Estados Unidos. Y así se hizo.

En esos tiempos no se hablaba de narcos en el Noroeste, especialmente en Sinaloa, pues el tráfico era de goma de opio, para fabricar morfina, y a quienes se dedicaban a este negocio se les conocía como “gomeros”, término en desuso.

Luego las cosas se volvían más complicadas, pues la cocaína empezó a crecer en comercio desde México, aunque provenía especialmente de otros países. Y años después, se sumaron las drogas sintéticas, algunas fabricadas en México.

MÉXICO LE HACE LA TAREA AL VECINO

Aunque las drogas llegaban y siguen llegando a Estados Unidos por tierra (mexicana), mar y aire, la guerra contra ese tráfico se concentraba en evitar que cruzaran la frontera desde México, dejando la carga de la lucha al gobierno mexicano. Para el caso, los Estados Unidos ayudaban y ayudan en muy diversas formas a los mexicanos a evitar la salida de drogas hacia los Estados Unidos menos en dos: reducir el tráfico de armas y de dineros del narco a México.

Pero lo grave era que ni entonces ni ahora el gobierno estadounidense ha demostrado que ellos también luchan contra el tráfico de drogas, los grandes éxitos de decomiso de cargamentos de diversas drogas se realizaban y realizan en territorio mexicano, y en algunos casos, en aguas marítimas nacionales.

Lo mismo con la detención tanto de grandes capos del narcotráfico, de sus mandos medios y de sus tropas, incluyendo los encargados de su transporte, incluyendo las personas conocidas como “burros” (los que la llevan en su cuerpo), y de sus sicarios.

Por años, las noticias de detenciones y decomisos se han referido a hechos sucedidos en México. El narcotráfico y sobre todo el llamado narcomenudeo está vivo y libre en general en Estados Unidos, toda la carga de la lucha contra el narcotráfico se da en México, incluyendo los cargamentos que llegan vía México desde Sudamérica, por medio de filtros de control aeroportuarios en especial. La Marina de Guerra mexicana patrulla costas y mar territorial buscando drogas que decomisar. ¿Y los Estados Unidos? Bien, gracias.

¿Y el lavado de dinero del narcotráfico americano? En su mayor parte se hace dentro de los Estados Unidos, no sale de ese país, a México llegan los pagos por la droga exportada, pero el dinero del narcomenudeo se lava en Estados Unidos.

La producción naciente en México de drogas sintéticas, abrió otro frente de guerra, contra la importación de productos químicos “precursores” para su fabricación, algo muy complicado.

EL MERCADO MEXICANO DE DROGAS

La lucha contra el narcotráfico en México hacia Estados Unidos tuvo un efecto muy lamentable. Al aumentar los buenos resultados para que no llegara a los vecinos, hizo crecer espectacularmente el mercado de consumo en México, el que dejó de ser un país de tráfico para convertirse en uno de alto consumo. Claro que ya había consumo en el país, pero no a la escala a la que se ha llegado.

De esta manera, no solamente los estadounidenses siguieron siendo los grandes consumidores de drogas, sin que se vean resultados al menos modestos, para fines de propaganda política, sino que México se vuelve adicto a su consumo.

Al florecer los mercados locales de narcoconsumo en México, los narcotraficantes empezaron a fortalecer sus intentos de control de estos mercados. Y aunque había algunos acuerdos para asignarse zonas de control, incluyendo la intervención gubernamental en ellos, los capos de la droga fueron fortaleciendo también sus equipos de sicarios, para enfrentarse por las armas contra sus competidores.

DIVERSIDAD Y CONTROL DELINCUENCIAL EN MÉXICO

Pero los problemas para el narcotráfico hacia Estados Unidos tuvieron otros resultados. Las organizaciones conocidas como cárteles de la droga diversificaron sus negocios ilícitos. Pero lo más grave fue el dominio por medio de sicarios de territorios en donde sustituyeron o cooptaron por completo a las autoridades locales, municipales y estatales con sus policías. El narcotráfico, convertido ya en multinegocios, se apoderó de zonas completas de territorio, aterrorizando, avasallando y explotando a la población. El llamado cobro de piso floreció, y el chantaje para empresas establecidas también.

A estos negocios ilícitos se sumaron otros, como el robo de vehículos, tráfico de armas, apropiación de bienes inmuebles, el secuestro a alta escala y el tráfico de personas. De esta manera, el anterior narcotráfico se convierte más bien en delincuencia organizada, cuyos negocios no de drogas han florecido para volverse parte esencial de sus actividades. Y precisamente por esta razón la ingenuidad de quienes pedían la despenalización del narcotráfico para terminar con la violencia y el gran número de asesinados, era una fantasía.

En este proceso de transformación del narcotráfico, la producción de mariguana y amapola, de fabricación de drogas sintéticas y la importación de droga, sobre todo cocaína para su envío a Estados Unidos se volvió solo una parte de la actividad de la delincuencia organizada. Ya no servía liberar el tráfico de drogas.

Pero vino lo más grave: el control delincuencial de zonas completas del territorio, que crecía a escala preocupante, con guerras entre bandas de sicarios con número creciente de muertos, más los policías y civiles asesinados.

EL PRESIDENTE EVITA EL MAYOR CONTROL DEL NARCO

En este nuevo y complejo escenario, Felipe Calderón recurrió a las fuerzas armadas para detener su avance y revertirlo. La suplantación de control político y los crecientes delitos contra la sociedad fueron las razones para combatir al sicariato.

Y a pesar de la intervención militar, las guerras inter-cárteles se recrudecían, al ser cada vez más importantes los mercados de narcomenudeo y de los otros delitos. Las decenas de miles de muertos fueron y son producto de la criminalidad de los sicariatos, no de las fuerzas federales y sus enfrentamientos con ellos.

Otra razón del aumento de la violencia entre los sicariatos del narco, fue la captura de grandes capos, y que sus segundos pelearan entre sí (por medios de sus sicarios) por el control de los cárteles y de sus zonas de control.

¿QUÉ DEBIÓ HACER MÉXICO?

De esta manera, viendo esta trayectoria histórica de muchos decenios, se explica que la lucha contra el narco, contra sus grupos de sicarios, no fue un error. Si no se hubiera iniciado y continuado el recurso a fuerzas federales para detener en lo posible el dominio armado de la delincuencia organizada, la situación sería peor aún, con mayor parte del territorio gobernado por ella, con más delitos, cobros de piso y cuotas, secuestros y trata de personas, y las muertes por parte de esos sicariatos en libertad de acción mucho, pero mucho mayor.

Así pues, el error fue hacerle la tarea al gobierno estadounidense (desde los años cuarenta). En vez de luchar porque las drogas no llegaran a la frontera y la cruzaran, México debió dejar que los estadounidenses impidieran que entrara allá y que la acción antidroga se desarrollara dentro de su territorio, no en el mexicano. Viviríamos ahora un mundo muy diferente. Cantinflas hubiera dicho que “allí está el detalle”, nosotros decimos que allí estuvo el error, no en este siglo XXI.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com


 

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