Es ahora, Ricardo Anaya, y es un gran reto

En los primeros días de julio de 2015, el diputado Ricardo Anaya inició campaña para ser elegido presidente nacional de Acción Nacional, en un momento en que este partido estaba en gran efervescencia, con serios problemas de desunión interna. Había muchas quejas de la militancia y señalamientos de que el PAN se había alejado, en mucho, de sus orígenes doctrinales y buena práctica política.


Ricardo Anaya


En este entorno, Anaya Cortés inició dicha campaña el primero de julio, y nos participó por medio de mensajes y comunicados su visión del momento y su oferta política básica. ¿Qué dijo? que era “tiempo de reencuentro, de reconciliación, de dejar a un lado ya, los pleitos entre panistas” y pidió “abrirle la puerta a la gente de bien”.

El día 5, su comunicado de prensa dijo que Anaya: “Reconoció que en México hay un malestar ciudadano respecto a la política, y enfatizó que por eso es urgente poner en marcha la regeneración del PAN, y convertirlo en un instrumento eficaz al servicio de las causas ciudadanas”. (Por mi parte, en una columna reclamé eso, diciendo que sólo se regenera lo que está degenerado, y no lo admitía del PAN).

Aparte la regeneración del PAN, había otro tema, el primero que he mencionado: la falta de unidad interna, que él reconocía abiertamente (mientras algunos seguidores suyos todavía no la ven).

Ricardo Anaya – se leía en el comunicado–, “advirtió que si en este proceso [el electoral de 2015, se entiende] no se asume la urgencia de una auténtica regeneración, Acción Nacional dejará de ser útil al país.”

En el mismo texto se le cita diciendo que “Tenemos que recuperar la confianza de los ciudadanos en el PAN, con un partido reconciliado e incluyente. Necesitamos unidad, sin impunidad. Volvamos a ser una oposición fuerte y valiente frente al autoritarismo y el populismo”. Todo ello más que cierto.

Al día siguiente hizo comentarios muy importantes. Cito: “Todos los panistas debemos tener presentes los orígenes de Acción Nacional, para proyectar sobre bases firmes al partido hacia nuevos retos, utilizando igualmente nuevos métodos de comunicación para hacer política de la buena”. Mencionó que la tal “regeneración” del PAN “es también una renovación de actitudes. Por ello, –agregó–, mi intención es escuchar a todas las voces, sin dejar de lado a ningún militante, porque todos en el PAN somos valiosos. El reto es presentar a nuestro partido como la opción política más viable para transformar a México”.

Agregó que esa “regeneración” no podía ser superficial, sino que tenía que “ir a la raíz de los problemas”. “Es también una renovación de actitudes. Por ello, mi intención es escuchar a todas las voces, sin dejar de lado a ningún militante, porque todos en el PAN somos valiosos”.

El día 10, su comunicado incluía algo esencial: “Quiero y sueño en un PAN en el que todos cabemos”, […] “debemos dejar atrás la división, los rencores y las malas actitudes. Es el momento de sumar y de recuperar el PAN para México”. […] “No habrá inquietud, sugerencia o propuesta que pase desapercibida. Yo estoy convencido de que sí es posible transformar al PAN con las aportaciones de toda la militancia. (…) para que México vuelva a confiar en nosotros”. Muy, muy bien y reconociendo los problemas de imagen del partido.

Todo se veía bien, pero… todo eso no ha pasado, el PAN sigue con graves fisuras internas, por diversas razones, no hay la ofrecida unión. Y no se ven por ninguna parte los esfuerzos unificadores de Ricardo Anaya, y se le acusa de lo contrario (con o sin razón). La tal “regeneración” no aparece, el partido no ha mejorado internamente, desde agosto de 2015, cuando asumió su presidencia. Las voces y aportaciones de la militancia quedan en el vacío. Peor aún, de pronto se amenaza con una inexistente “expulsión automática” a los seguidores de Margarita Zavala.

Ahora es el tiempo, Ricardo, hay que aprovecharlo

Así que Ricardo Anaya tiene muchas deudas de campaña con el partido que preside, pero aún tiene tiempo para avocarse a ello, poco, pero el mejor tiempo: pre-electoral y electoral. Se puede lograr mucho con el empeño de la presidencia del PAN, de su Comité Nacional, de su Consejo Nacional y de muchas personas en posiciones clave del partido, adentro y en gobiernos locales y legislaturas.

Ricardo Anaya dejó en claro (10-07-2015) que “todo aquel panista que exprese su opinión será escuchado, y que toda propuesta será tomada en cuenta para concretar el nuevo proyecto de Acción Nacional”. Debemos verlo en las Plataformas Electorales de 2018 que están bajo proceso y en las candidaturas.

Es pues ahora, Ricardo Anaya, aún es tiempo de lograr muchas cosas, como tú has dicho, que se vea al PAN como “la opción política más viable para transformar a México” y “que México vuelva a confiar en nosotros”. Cuidar el sabio “dime con quién andas y te diré quién eres”, juntarse con “gente de bien” (RAC dixit).

Y algo esencial y muy olvidado por muchos dirigentes panistas, que, repito, dijiste: “Todos los panistas debemos tener presentes los orígenes de Acción Nacional, para proyectar sobre bases firmes al partido hacia nuevos retos”.

En enero de 2016 escribí que el PAN debe “volver al origen y corregir rumbos ¡se puede! Hay los elementos intangibles de los valores doctrinarios, la experiencia y una larga trayectoria del bien-ser y del bien-hacer, que deben sobreponerse al oportunismo y al prevalecer de los intereses personales o grupales sobre el bien común en el panismo”. Si, sí se puede ¡apoco no!

 

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