Nada más falta una noticia alarmante como esta en las redes, ¡que se acaba el mundo! ¿Por qué lo digo? Pues porque veo muchas noticias falsas (“fake news” diría Trump) que son enviadas y reenviadas y vueltas a enviar. Son “noticias” que no tienen fuente, o firma y menos aún respaldo para verificarlas, y de las que no hay antecedes noticiosos en los medios de comunicación. Pero se dan por buenas así nomás, porque se ven preocupantes o enojosas.
Como ejemplo doy una que circula desde hace muchos meses, y que da una fecha fija o casi de realización: ¡que desaparece el IMSS! y luego también el ISSSTE y con ellos la Secretaría de Salud. Y que el gobierno ya no dará servicio médico más que muy restringido y que por eso cada mexicano deberá pagar su atención médica en servicios privados. Nada más falso.
Para que eso pudiera suceder y en unos cuantos días a la fecha (o más bien fechas, que son muchas a través de varios meses) eso pudiera ocurrir, tendría que haberse promulgado un decreto, y que le hubiera precedido una larga y escandalosa discusión en ambas cámaras del Congreso de la Unión, presentado todo por los medios y comentaristas acostumbrados, y publicada en el Diario Oficial de la Federación por el Ejecutivo. Pero nada, absolutamente nada de eso sucedió. ¿No es para llamar la atención que esa desaparición del IMSS no hubiera sido noticia de ocho columnas por meses?
¿Por qué entonces dar por buena la triste noticia de que desaparece el IMSS? Pues porque es sensacionalista y capaz de enfurecer a la mexicanidad. ¿Por qué quienes la envían y reenvían no reflexionan antes? Pues porque “debe ser cierto y hay que advertir a los amigos”, se piensa, supongo.
Por eso considero que si alguien inicia la noticia terrible que “el mundo se acaba pasado mañana” muchas personas lo creerían a pie juntillas, y advertirían a cuantos pudieran que se acaba el mundo, vía Twitter, o WhatsApp o Facebook o correos electrónicos. Y quizá, lo más probable, se pondrían a rezar y a despedirse de sus cercanos y a pedir perdón a todos los que hubieran ofendido.
Moraleja: no hay que enviar y reenviar notas escandalosas que no tienen antecedentes o sentido, ni fuente, ni justificación, ni firma, pero que asustan a la gente. Cuando nos llegue algo semejante, hay que buscar información al respecto, sobre todo cuando se ven absurdas, para eso están los sitios como “San Google”, el sábelo-todo, o Bing o Yahoo o el que más se acomode. Y de paso, avisar a quien nos envía estas notas alarmantes que se trata sólo de “fake news”, noticias falsas, que no se preocupen.
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