El bono demográfico. La población: ¿crece demasiado?

Uno de los llamados economistas clásicos (en realidad un clérigo), Thomas Robert Malthus, alertaba que si la población mundial se duplicaba cada 25 años, llegaría un momento en que los medios no alcanzarían para alimentar a tantas personas. Pero eso fue en el siglo XVIII, y a pesar del gran crecimiento de la población en los siglos XX y este XXI, eso no ha sucedido. De algunas formas, el mundo ha ido resolviendo el asunto para una parte de la población mundial. El hambre en el mundo subsiste, pero por otras razones, que la distribución de los recursos de vida no se hace entre los países y regiones más pobres, pero eso es asunto de política (mala política) y no de insuficiencia de recursos.

Malthus, en su obra “Ensayo sobre el principio de la población” alertó de la posible extinción de la raza humana hacia el año 1880. Esto, debido a una sobrepoblación que llevaría a una crisis alimentaria. Pero aquí estamos los humanos del siglo XXI.

El mundo se enfrenta a nuevas y antiguas realidades. Una gran parte de la población sufre desnutrición, insalubridad e inseguridad, algo nada nuevo en la historia, y otra goza de los beneficios del desarrollo inclusive a grave nivel de desperdicio. La llamada esperanza de vida ha aumentado mucho durante los últimos decenios, como no había sucedido a través de la historia, debido a diversos factores.

Durante no solo siglos, sino milenios, la humanidad había tenido altos índices de mortalidad que ahora consideramos prematura, por las mismas razones: hambre, desnutrición, insalubridad en la vida diaria, falta de medios de salud, pestes, peligros naturales y… guerras. Pero la esperanza de vida para gran parte de la humanidad ha aumentado mucho. Si en algunos tiempos se podía esperar una vida de 40 años, ahora las estimaciones demográficas hablan de setentas y más años. Pero hay algo más.

Las tasas de natalidad en las naciones más favorecidas han ido disminuyendo por diversas razones, cada día nacen menos niños, y las personas adultas viven más, lo que se ha convertido en el envejecimiento de la población mundial a niveles que apenas se van considerando preocupantes. Eso a pesar de que, desde hace muchos años, las advertencias de especialistas existían y eran despreciadas por los gobiernos nacionales e internacionales.

El envejecimiento poblacional humano en naciones en donde las edades de jubilación, válidas para el siglos XX ya no lo son, las personas dejan de trabajar y se jubilan (cuando tienen planes de jubilación, por supuesto) cuando su capacidad “productiva” y laboral en general podría continuar durante muchos años más, sin problema para esas personas y tener un ingreso laboral. De esta forma, la carga de las pensiones de jubilación y de costo de servicios de salud se va haciendo insostenible, y se irá agravando rápidamente. Las advertencias han sido desoídas por los gobiernos, y no se toman acciones necesarias.

Y aun las personas que no tienen planes de jubilación que les permitan tener algún ingreso de subsistencia hasta el fin de sus vidas, una mala cultura de trabajo hace que las llamadas “personas mayores” no tengan oportunidades de empleo, “porque están viejos”, sin que exista evidencia de ello. La gran mayoría de las personas de 60, 70, 80 y hasta de 90 años, pueden desempeñar labores en empleos remunerados con suficientes facultades físicas y/o mentales.

Los países con mayor nivel de vida han ido envejeciendo rápidamente, algo previsto, como he dicho, pero desatendido. La esperanza de vida hace que cada vez más millones (no sólo miles) de personas dejen de formar parte de la población económicamente activa, en lenguaje de la Economía. Y sus pensiones se ven impagables en un futuro visible, y así la atención a la salud, debido a enfermedades que antes eran menos conocidas (la gente moría pronto, digamos) deben ser cubiertas por fondos públicos, como las degenerativas, cáncer, debilidades cardiacas, demencia senil, Alzheimer y más.

De esta manera, las personas “en edad de trabajar” son cada vez menos para sustituir a los que se jubilan (con o sin pensiones), algo que NO resuelve la automatización, y los ingresos fiscales personales se reducen en función de las necesidades de gasto público para los adultos mayores. Las parejas tienen menos hijos, en mucho por simple comodidad de “no batallar” con ellos. Los índices poblacionales de países europeos o el Japón (esos “desarrollados”) hacen que poblaciones enteras nacionales vayan disminuyendo en vez de crecer. Europa se ha visto en la necesidad de llevar migrantes para cubrirla desde países del tal Tercer Mundo.

El imperio del Japón no ha promovido la inmigración, y su problema de envejecimiento poblacional y falta de jóvenes que se incorporen al mundo del trabajo se está volviendo desesperante, pudieron preverlo y no lo hicieron.

China decidió detener su alto crecimiento demográfico limitando por ley a las parejas a tener solamente UN hijo, y esa política les resultó un fracaso por diversas razones, por lo que la han cambiado, del hijo único a dos o más. A eso se suma el aborto selectivo, de matar a bebés mujeres nonatas (porque cuestan, y no aportan). Necesitan más niños para que sean población económicamente activa.

A esos países en grave proceso de envejecimiento les falta lo que se llama el “bono demográfico”, que es la nueva niñez y juventud que sustituyan a quienes por edad salen de la considerada población económicamente activa. Detener el crecimiento de la población del mundo, como desean funcionarios de organismos internacionales y aún personajes multimillonarios (todos ancianos), no es un asunto sencillo, simple, como por ceguera mental o mala fe, lo quieren ver. La falta de recursos alimenticios del mundo no ha sucedido, ni se prevé técnicamente. El problema alimentario mundial, como se ve, ante las hambrunas del tercer mundo es causado por una pésima distribución (o NO distribución) de los beneficios de la industria agropecuaria.

La mayor parte de las opiniones que se expresan entre la gente, y aún entre quienes se suponen son “expertos”, son altamente simplistas, partiendo de supuestos malthusianos, que no han demostrado ser válidos. El control de la natalidad, no por decisiones personales de pareja sino por las de responsables de gobiernos y organismos internacionales, es un tema pésimamente manejado y que está causando y causará muchos problemas de población en el mundo.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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